Cuando debemos tomar algunas decisiones de cara al futuro, usualmente los recuerdos del pasado vienen a nuestra mente en forma de experiencias comparativas. Estos recuerdos provienen de nuestra memoria, un enorme database de experiencias y sentimientos asociados a las mismas que, en muchas ocasiones, nos juega malas pasadas.
Existen muchos psicólogos que están convencidos que mostramos una tendencia a recordar los peores incidentes relacionados con cualquier evento. Un estudio desarrollado en la Universidad de Harvard muestra cómo funcionan estos prejuicios de la memoria.
El experimento contó con 62 pasajeros del metro que fueron asignados al azar a los tres grupos en los cuales se dividió el estudio. Cada persona debía describir un momento del pasado en el cual hubiese perdido el tren. Pero la petición del recuerdo se realizó de manera diferente para cada subgrupo:
1. Recuerdo libre: las personas eran libres de recordar cualquier momento.
2. Recuerdo prejuiciado: a las personas se les pidió que recordaran el peor momento de su vida en el cual perdieron el tren.
3. Recuerdo variado: se les pidió que describieran tres momentos en los cuales hubiesen perdido el tren.
A cada persona también se le pidió que indicara cuan feliz o infeliz se sintió en aquella ocasión.
Los resultados mostraron que las personas de los grupos 1 y 2 recordaron momentos igualmente deprimentes lo cual hizo hipotetizar a los investigadores que mostramos una tendencia a recordar los eventos que tuvieron una incidencia más negativa.
Al contrario, cuando las personas del tercer grupo recordaban más de una experiencia similar, su humor no se mostraba tan afectado e incluso solían recordar situaciones simpáticas relacionadas con el incidente.
Después de haber realizado este priming relativo a la pérdida del tren, los investigadores le pidieron a las personas que valoraran cuan felices o deprimidas se sentirían si perdiesen el tren ese día. Así, se evaluaba cómo los prejuicios de la memoria afectan nuestras predicciones sobre el futuro.
Como de seguro supondrán, las personas del subgrupo 3 (aquellos que recordaron varias experiencias) se mostraron más optimistas y positivos sobre la incidencia del posible evento «negativo» en su futuro. Sin embargo, al contrario de lo que era de esperar, se evidenciaron diferencias entre las personas que recordaron las peores experiencias. Las personas del subgrupo 1 (aquellos que fueron libres de recordar cualquier experiencia) realizaban las peores predicciones sobre cómo se sentirían. ¿Cómo se explica este desbalance en la incidencia del recuerdo?
Los investigadores explican que la diferencia se halla en el nivel de conciencia. Aquellas personas que recuerdan conscientemente su peor experiencia presuponen que nada puede ir peor por lo cual se muestran más optimistas sobre su futuro. Al contrario, las personas que recuerdan libremente pueden no tener conciencia de que el recuerdo que ha acudido a su memoria es el peor por lo cual, se mostrarían más pesimistas en relación con su futuro.
A la vez, los psicólogos que condujeron el estudio nos brindan una rápida y sencilla manera de eliminar los prejuicios de memoria en el momento de tomar decisiones de cara al futuro: Esforzarse por recordar al menos tres situaciones similares y evaluar como nos sentimos en cada una de ellas antes de tomar la decisión. El simple hecho de concientizar que tendemos a recordar las mejores o peores situaciones ya nos pone sobre aviso y minimizará nuestra tendencia demasiado optimista o pesimista permitiéndonos ser más objetivos en nuestros análisis.
Fuente:
Morewedge, C. K., Gilbert, D. T., & Wilson, T. D. (2005). How Remembering the Past Biases Forecasts of the Future. Psychological Science, 16(8), 626-630.
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