Imbuidos en la cultura de las redes sociales, donde la apariencia suele contar más que la esencia, es fácil caer en las garras del perfeccionismo. Sin darnos cuenta, no solo pretendemos mostrar una imagen perfecta sino que también deseamos tener una vida perfecta.
La búsqueda de esa perfección nos conduce a querer tener cada vez más control, hasta el punto que vivir según nuestros cánones perfectos se convierte en un sinvivir. La búsqueda incesante – y a veces incluso obsesiva – de la perfección, ya sea a través de nuestras posesiones, relaciones o logros personales, suele conducir al estrés, la ansiedad, la depresión y los juicios apresurados.
Aquí es donde wabi-sabi invita a una pausa.
¿Qué es el Wabi-Sabi?
Leonard Koren, un artista estadounidense, definió el Wabi-Sabi como «la belleza de las cosas imperfectas, impermanentes e incompletas, la antítesis de nuestra noción clásica occidental de la belleza como algo perfecto, perdurable y monumental […] Procede de aquello que es tan delicado, tenue, indefinido y sutil que podría pasar inadvertido considerándolo banal o insignificante».
Wabi-sabi (侘・寂) es un término japonés que se utilizaba para referirse a una visión estética del mundo. Literalmente sería “la belleza de la imperfección”, por lo que se suele buscar en los elementos naturales y aquellos que tienen un carácter incompleto o impermanente. En vez de buscar la simetría perfecta, se busca la asimetría, la sencillez y la naturalidad.
Aplicado a nuestra vida cotidiana, este concepto japonés nos anima a buscar la belleza en las imperfecciones de la vida, aceptando tranquilamente el ciclo natural de crecimiento y decadencia, abrazando nuestras grietas, esas que nos hacen únicos.
Kintsugi: Orgullo de las grietas
El concepto de Wabi-sabi ha impregnado tanto la mentalidad japonesa que se expresa a través de diferentes canales, entre ellos el arte de kintsugi. Cuando piezas valiosas de cerámica se agrietan o rajan, en vez de intentar esconder esas “imperfecciones”, el artesano las rellena usando una laca dorada.
De esta manera el fallo no se oculta sino que se resalta, porque se asume como una expresión de la historia única de ese objeto, muestra de su belleza imperfecta. Se trata de llamar la atención sobre las grietas, usándolas como activos que aportan valor en vez de defectos de los cuales avergonzarse.
Lo interesante del kintsugi es que demuestra precisamente la vulnerabilidad y fragilidad de la pieza, esas cualidades que normalmente queremos esconder. Pero al sacarlas a la luz también se resalta la capacidad de recuperación y resistencia. Esa dualidad es lo que hace que la pieza sea más hermosa porque, para los japoneses, el atractivo radica en la manifestación fracturada del destino mortal.
3 leyes para aplicar el Wabi-Sabi en tu vida
Richard Powell dijo que el Wabi-Sabi es “un estilo de vida que aprecia y acepta la complejidad y al mismo tiempo valora la simplicidad”. Para aplicarlo en nuestra vida, afirmó que necesitamos entender estos tres principios o realidades:
- Nada dura. La vida es impredecible. La incertidumbre nos aguarda agazapada al doblar de la esquina. Pero esa imprevisibilidad no debe ser motivo de ansiedad ya que cuando nada es seguro, todo es posible. En un mundo en el que nos aferramos tercamente a la seguridad y la perfección, el concepto japonés de Wabi-Sabi puede llegar a ser extremadamente liberador, ayudándonos a ver la vida con otros ojos. Solo debemos ser conscientes de que nada dura.
- Nada está completado. El Wabi-sabi nos aleja de la perfección porque asume que nada está completado, todo se encuentra en un continuo devenir. Todo cambia y se transforma, por lo que no tiene sentido abrazar la mentalidad del conclusionismo. Desde la filosofía de la transformación, el perfeccionismo pierde sentido. Se celebra entonces la fugacidad y la impermanencia, aprovechándolas al máximo.
- Nada es perfecto. Este concepto japonés nos anima a centrarnos en las bendiciones que se ocultan en nuestra vida cotidiana, esas pequeñas cosas que damos por sentado y que nos alegran el día por su simplicidad. Por tanto, es una invitación a celebrar las cosas tal como son, en lugar de cómo deberían ser. Nos anima a aceptar y abrazar la realidad, con su belleza imperfecta, sin pretender que sea más ni menos que lo que es.
Expresión de autenticidad
El Wabi-sabi es una elección consciente, una oda a la autenticidad. Representa un precioso mensaje lleno de sabiduría que nos anima a valorar la tranquilidad, la armonía, la belleza y la imperfección, fortaleciendo a la vez nuestra capacidad de recuperación frente al embate del materialismo y el perfeccionismo.
Este concepto nos anima a relajarnos, desacelerar y encontrar placer y felicidad en lo que hacemos. En pocas palabras, Wabi-sabi nos da permiso para ser nosotros mismos, para abrazar nuestra imperfección y la de las personas que nos rodean entendiéndolas como la máxima expresión de unicidad.
Por supuesto, el Wabi-sabi no está reñido con el crecimiento personal. No hay nada malo en querer mejorar, pero no debemos olvidar que los medios, la influencia social, las comparaciones constantes con los demás – que siempre percibimos que están mejor o que son mejores que nosotros – desvían nuestra atención de todo lo positivo que hay en nuestras vidas.
Por tanto, debemos asegurarnos de que mientras perseguimos nuestros sueños, apreciamos lo que tenemos y aceptamos lo que nos rodea, con su gloriosa imperfección.
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