Las alucinaciones en el adulto se han considerado como una señal de un trastorno psicótico. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha comenzado a reivindicar la posibilidad de que las alucinaciones, sobre todo las auditivas, no siempre sean sinónimo de enfermedad mental. De hecho, hay algunas culturas en las cuales este tipo de alucinaciones no son mal vistas sino que forman parte de su idiosincrasia. En otros casos, las alucinaciones no tienen un carácter psicótico sino que son desencadenadas por una situación estresante o traumática que la persona no puede afrontar.
En lo que respecta a los niños, las alucinaciones son un tema aún más complejo ya que pueden estar provocadas por diferentes problemas, no necesariamente graves, o incluso pueden ser una expresión de una etapa del desarrollo concreta. De hecho, conoce que las alucinaciones pueden aparecer en niños con trastornos de conducta, trastornos de adaptación, situaciones de duelo, síndromes afectivos y ansiedad.
Las estadísticas indican que un 8% de los niños experimentan ocasionalmente fenómenos alucinatorios. Sin embargo, solo en 1 de cada 3 existe un problema psiquiátrico de base. Por tanto, se puede afirmar que en las alucinaciones en los niños pueden formar parte del desarrollo normal.
¿Cómo se desarrolla la percepción y el pensamiento a lo largo de la infancia?
Antes de profundizar en las alucinaciones durante la infancia, es importante comprender cómo recibe e integra el cerebro del niño las sensaciones y percepciones provenientes del medio.
Al principio, cuando el bebé nace, los estímulos del medio simplemente son demasiados, tanto en intensidad como en cantidad. Por eso los bebés lloran cuando están en un ambiente ruidoso o con muchos estímulos visuales. El cerebro, simplemente, se sobrecarga.
Poco a poco, el bebé irá desarrollando una conciencia sensorial que le permitirá conocer y reconoce su ambiente. El paso de una conciencia mayormente propioceptiva a una conciencia predominantemente sensorial del mundo exterior, se realiza a través del intercambio afectivo con la madre. La madre es quien satisface sus necesidades y se adapta al nivel de desarrollo del niño, presentándole los estímulos en función de la capacidad del pequeño para tolerarlos. Por tanto, la maduración cerebral se apoya en una serie de experiencias que son generadas por la madre y que después se convertirán en representaciones del mundo.
Sin embargo, antes de que el niño logre establecer una diferenciación entre el mundo externo e interno, deben pasar años. En una primera fase, el pequeño no podrá distinguir los objetos del mundo de los objetos interiores, generados en su mente. Más tarde, logrará establecer esa diferencia y comprenderá la función simbólica del pensamiento. Solo entonces desarrollará una capacidad reflexiva que le permitirá pensar sobre sus estados mentales y los ajenos, comenzará a distinguir la realidad de la fantasía.
¿Cómo son las alucinaciones en los niños?
En los niños, es importante distinguir las alucinaciones de los fenómenos relacionados con el sueño, que son mucho más frecuentes, y de otros fenómenos del desarrollo como las imágenes eidéticas, la imaginación vívida y los amigos imaginarios, que sirven para aliviar la soledad y afrontar diferentes temores. De hecho, las imágenes eidéicas y los amigos imaginarios no se consideran alucinaciones.
También se debe aclarar que los niños normalmente son víctimas de las intrusiones de la fantasía en su vida mental. Además, la inmadurez hace que sean más vulnerables a los efectos del entorno y mucho más susceptibles a los sucesos estresantes y a sufrir distorsiones cognitivas. Por otro lado, la inmadurez cognitiva del niño y su pensamiento ilógico, a menudo les llevan a describir su pensamiento como si fueran voces.
Por eso, es muy difícil determinar cuándo un niño tiene realmente alucinaciones. Aún así, la presencia de estas se infiere de la reacción del pequeño, son sus conductas las que ayudan a establecer la distinción entre las alucinaciones psicóticas y no psicóticas.
Los cuadros psicóticos agudos generalmente producen un grado de excitación y pérdida de control, acompañados por confusión mental, perplejidad y un humor irritable. A menudo los niños se agitan, presentan trastornos del lenguaje, creencias delirantes y se produce un aislamiento social.
Además, estas alucinaciones suelen ser persistentes y numerosas, y se acompañan de una pérdida del contacto con la realidad. A medida que el niño crece, se resiste a comentarlas. De hecho, la edad influye en la apariencia y el contenido de las alucinaciones.
En niños preescolares, por ejemplo, los cuadros alucinatorios son breves y suelen estar relacionados con situaciones estresantes. Lo usual es que las alucinaciones sean visuales y táctiles.
Las alucinaciones de los niños mayores pueden ocurrir aunque no haya otros signos de psicosis. Sin embargo, a diferencia de los niños pequeños, las alucinaciones en la edad escolar son más estables y suelen prever un trastorno psiquiátrico grave.
En el caso de las alucinaciones auditivas no psicóticas, estas suelen ser fenómenos disociativos provocados por estresores agudos o crónicos, tanto personales como familiares, como los cambios de colegio, una hospitalización, la separación de los padres, la muerte de un ser querido o la violencia familiar.
En práctica, estos niños huyen mentalmente de la situación que les provoca tensión, y las alucinaciones no serían más que la expresión de esa disociación. De hecho, en un estudio realizado en la Universidad de Maastricht se descubrió que, después de tres años del primer episodio de alucinaciones auditivas, el 60% de los niños dejan de escuchar voces, sin necesidad de seguir ningún tratamiento. Obviamente, la persistencia de las alucinaciones indicaría una patología psiquiátrica.
Fuentes:
Ortiz, P. et. Al. (2012) Las alucinaciones en los niños: de la percepción a la representación. Átopos; 13: 28-38.
Escher, S. et. Al. (2002) Independent course of childhood auditory hallucinations: a sequential 3 -year follow-up study. British Journal of Psychiatry; 43:10-18.
delfín dice
Espero que por favor me ayuden.Desde q mi hija tenia 2 años empezó a experimentar episodios de alucinaciones q solo se presentaban cuando tenía fiebres muy altas, q sobrepasaban los 39ºC.Decia escuchar sonidos raros y cualquier ruido ,hasta la voz muy suave ella lo escuchaba demasiado alto.No quería que la tocara ni le hablara.Luego, al crecer fue espaciados, hasta pensé q ya había desaparecido.Pero hace dos días volvió a tener lo mismo… y esta vez , no tenía fiebre.Por favor ,que hago, como la ayudo? Agradezco su atención.
Jennifer Delgado dice
Hola,
Lo mejor es acudir a un neurólogo. Este la valorará y, si es necesario, le hará algunas pruebas para determinar cuál es la causa de esos cambios de percepción.
Marcela Casado dice
Hola, tengo una nieta de casi 4 años y de golpe vio una nube y dentro de ella una bisabuela. Corrió hacia el lugar donde ella veía el episodio y de golpe empezó a saludar con la mano y a decir que se iba por la ventana, corrió hacia ella y seguía pronunciando su nombre y diciendo chau con la manito, luego se quedo un rato mirando por la ventana, hacia el cielo. Como dato te comento que los papas se están separando y mi hijo nota en la mama conductas raras, el trabaja todo el día y esta poco en la casa.
Ahora que están separados y esta algunos días solo con la nena observo esta conducta en ella. Que podemos hacer con esta situación, que nos aconsejan
Jennifer Delgado dice
Hola Marcela,
Las «alucinaciones» en los niños son un asunto complejo. Puede tratarse de una manera de llamar la atención, una forma de lidiar con una situación estresante o un síntoma de algún trastorno psicológico.
Lo mejor es observarla, sin hacer un drama de ello. Y si se aprecian otros comportamientos fuera de lo habitual acudir a un psicólogo infantil que pueda evaluar su caso.