Es probable que la palabra ultracrepidianos no te diga nada, pero también es probable que estés rodeado de este tipo de personas. Se trata de personas que, con su actitud y palabras te amargan la vida haciendo que te sientas inferior y criticando constantemente, aunque no tengan ni idea.
La palabra no está reconocida oficialmente por la Real Academia Española, pero proviene del latín, de la unión de dos vocablos: ultra (más allá) y crepidarius (zapatero), que se refiere a su vez a crepida (sandalia). Su uso se documentó por primera vez en el año 1819, pero para comprender su significado debemos remontarnos a una historia mucho más antigua.
Quien no sabe, que no critique
Apeles de Colofón fue uno de los pintores más importantes y famosos de la Grecia Antigua. De hecho, Filipo de Macedonia y Alejandro Magno confiaron en su pincel para perpetuar su imagen. Aunque sus obras no han llegado hasta nuestros días, su estilo se ha descrito con gran detalle.
De hecho, Plinio el Viejo recogió una anécdota protagonizada por el artista que dio origen a una famosísima expresión que aún hoy seguimos utilizando.
Apeles solía mostrar sus cuadros en público para saber si a la gente le gustaban y perfeccionar los detalles que no les convencieran. En una de esas exposiciones, un zapatero criticó la forma de las sandalias que lucía de uno de los personajes que había pintado.
Apeles aceptó la crítica y decidió modificarlas. Cuando terminó, volvió a exponer el cuadro en la plaza. Cuando el zapatero lo vio, notó que el pintor había prestado atención a sus palabras, así que decidió criticar más elementos del retrato.
Apeles se limitó a decirle: “Ne supra crepidam sutor iudicaret”, que vendría siendo: “No opines más arriba de los zapatos”.
Más tarde se popularizó la expresión “Zapatero, a tus zapatos”, la cual se utiliza para acallar a las personas que intentan criticar cosas que no son de su competencia. Y ese es precisamente el significado de la palabra ultracrepidiano.
La persona afectada por el ultracrepidarianismo es un ultracrepidiano, el equivalente a las típicas personas sabelotodo que sienten una necesidad irrefrenable de opinar de todo. Estas personas no se lo piensan dos veces para expresar su opinión e incluso dan un paso más allá: critican.
Por supuesto, todos somos diferentes y, como tal, tenemos ideas diversas y muchas veces contrapuestas. Tenemos derecho a expresar nuestra opinión, pero debemos tener cuidado de que esta no se convierta en una crítica destructiva sobre un tema del que somos desconocedores. En ese punto traspasamos la sutil línea entre una opinión personal y una crítica desinformada y probablemente dañina.
¿Cómo diferenciar a una persona que opina de un ultracrepidiano?
Es importante aprender a diferenciar a las personas que simplemente dan su opinión, quizá con el ánimo de ayudar o de hacer notar lo que, a su juicio, es un error, de quienes solo critican para oír su voz y alimentar su ego. Los ultracrepidianos suelen caracterizarse por:
– Su crítica no tiene la intención de ayudar al otro sino de demostrar su supuesto “conocimiento”.
– Expresa su opinión sin matices, como si fuera una verdad absoluta, de manera que no deja espacio para el diálogo.
– Se basa en la idea de que solo existe una manera correcta de hacer las cosas: la suya.
– Su opinión siempre empequeñece, descalifica y minimiza a alguien.
– La crítica no está dirigida al comportamiento sino a la persona, lo cual significa que suele hacer que esta se sienta mal o culpable.
Aunque estas personas no se dan cuenta, a menudo llegan a ser muy molestas ya que meten baza en todo de manera tajante, incluso en cuestiones que no les atañen. Lo peor de todo es que normalmente no se pueden rebatir sus argumentos ya que suelen partir del presupuesto de que todos los demás se equivocan. Por tanto, no suelen aportar nada positivo a la situación sino que suelen generar más caos o incluso pueden crear un complejo de inferioridad que no ayudará a la otra persona a resolver el problema.
De hecho, sus críticas suelen ser sesgadas ya que parten de una perspectiva limitada, por lo que su objetivo no es ayudar a resolver los problemas sino tan solo dar su opinión, una opinión centrada en las deficiencias y los errores dirigida a descalificar al otro.
Los ultracrepidianos critican tanto porque necesitan desesperadamente sentirse importantes. Y como no pueden brillar con luz propia, intentan apagar la luz de los demás. En su base se suele encontrar una profunda falta de empatía y un ego excesivo.
¿Cómo protegerse de los ultracrepidianos?
Lo más importante es impedir que su crítica y actitud nos desestabilicen emocionalmente. Por tanto, lo más sensato es actuar como Apeles y, sin agredir a esa persona, darle las gracias por su opinión y zanjar el asunto. No debemos caer en el error de intentar rebatir sus argumentos porque ello probablemente nos llevará a un callejón sin salida.
Recuerda que solo puede afectarte aquello a lo que le das poder. Por consiguiente, si ya sabes que esa persona suele opinar sobre todo y se cree dueña de la verdad absoluta, no le prestes más atención de la necesaria.
De la misma manera, es importante mantenernos atentos para no convertirnos en ultracrepidianos ya que la tentación de opinar sobre todo y todos es muy fuerte, sobre todo en los tiempos que corren. Por tanto, antes de dar una opinión debemos:
- Asegurarnos de saber de lo que estamos hablando.
- Expresarla desde el respeto al otro, sin recurrir a las ofensas ni descalificaciones.
- Centrarnos en cómo mejorar, no en los aspectos negativos que socavan la confianza.
Victor dice
Exelente artículo, muy esclarecedora , gracias
Diógenes TANG dice
El día que consideremos que ya no podemos aprender algo nuevo, por creer que todo lo sabemos, ese día dejaremos de existir. Excelente contenido.