El escritorio se inventó alrededor del año 1200 EC y, aunque la tecnología a su alrededor ha ido evolucionando, el escritorio sigue siendo esencialmente el mismo: un área de trabajo plana con cajones para guardar documentos.
Los expertos en productividad insisten en que somos más eficaces y trabajamos mejor cuando el escritorio está limpio, pero quizá ese minimalismo no sea la mejor opción para todos. Sin duda, no lo fue para genios como Albert Einstein y grandes psicólogos como Erich Fromm. Así que si tu escritorio está repleto de papeles, tazas de café, lápices que no encuentras por ninguna parte y alguna que otra planta marchita, es probable que también seas un genio creativo o, al menos, tienes mayores probabilidades de que se te ocurra una idea brillante.
El caos como germen de la creatividad
Investigadores de la Universidad de Minnesota analizaron los efectos sobre nuestra forma de pensar de las áreas de trabajo desordenadas y las minimalistas. En su experimento, pidieron a los participantes que completaran algunos cuestionarios en una oficina. Algunos realizaron la tarea en una oficina limpia y ordenada, y otros lo hicieron en una oficina desordenada.
Luego, les pidieron que descubrieran nuevos usos para una pelota de ping pong. En sentido general, todos aportaron la misma cantidad de ideas, pero quienes trabajaban en la oficina desordenada brindaron ideas más interesantes y creativas.
Los psicólogos también descubrieron que cuando a los participantes se les daba la oportunidad de elegir entre un producto nuevo y otro conocido, quienes estaban en la habitación desordenada preferían el novedoso y quienes estaban en la habitación ordenada se decantaban por el producto que le resultaba familiar.
Al terminar el experimento, les dieron la oportunidad de hacer una donación a una organización benéfica, y se les permitió elegir entre una barra de chocolate o una manzana para merendar. Quienes trabajaron en la oficina limpia solían donar más dinero y elegían el alimento más saludable. ¿Qué significa eso?
Los investigadores concluyen que la limpieza y la organización nos alienta a hacer lo que se espera de nosotros, a seguir las normas, mientras que un entorno desordenado nos anima a liberarnos de los convencionalismos sociales y asumir riesgos, lo cual aguijonea la creatividad. Explicaron que “los entornos desordenados parecen animarnos a romper con la tradición, lo que puede dar pie a nuevos conocimientos. En cambio, los entornos ordenados fomentan las convenciones e ir sobre seguro”.
Sorprendentemente, la ubicación física no tuvo importancia. Los psicólogos colocaron los escritorios en 6 ubicaciones diferentes pero los cambios en los detalles de las habitaciones no marcaron ninguna diferencia en las ideas de los participantes.
En realidad, este descubrimiento no es tan asombroso puesto que la creatividad no suele surgir de la nada sino que generalmente se trata de una asociación libre de ideas inicialmente inconexas y sin mucha relación. Es probable que el desorden anime nuestra mente a funcionar de la misma manera, uniendo ideas de aquí y allá, mientras que el orden nos mantendría focalizados en una tarea más rutinaria.
Los escritorios de grandes genios creativos
La idea de que un escritorio debe estar limpio para fomentar la productividad tomó auge a mediados del siglo XX. Sin embargo, Albert Einstein decía: “Si un escritorio abarrotado es señal de una mente desordenada, ¿qué indica entonces un escritorio vacío?”
El escritorio de Einstein, que se puede apreciar mejor en la imagen al inicio, está atestado de documentos, quizás en algunos de ellos estaban perfiladas las ideas de la teoría unificada en las que estuvo trabajando durante sus últimos años de vida, bajo los cuales casi hay enterrado un cenicero, cartas sin abrir, bolígrafos perdidos y hasta un ejemplar de una revista de Filosofía.
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Albert Einstein |
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Noam Chomsky emergiendo de una montaña de documentos |
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Erich Fromm trabajando en un escritorio que no es precisamente un modelo de orden |
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Mark Twain, autor de «Las aventuras de Tom Sawyer», una de las obras maestras de la literatura universal. |
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La oficina de Steve Jobs no era tan organizada como cabría esperar de un defensor del minimalismo. |
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Zygmunt Bauman, el lúcido filósofo creador del concepto de «modernidad líquida» |
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Thomas Alva Edison, considerado el inventor más importante de Estados Unidos. |
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Jean Piaget, padre de la epistemiología genética e impulsor del constructivismo en la Psicología. |
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Ernest Hemingway en su despacho. |
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Sthepen King, el prolífico y creativo escritor de novelas de terror, misterio y fantasía. |
Sandra Merino dice
Me gustaría ver que pasa con los escritorios de las genias, ¿habrá algo de socialización de género en permitirse el desorden?
Jennifer Delgado dice
Hola Sandra,
Es muy interesante lo que apuntas. Es probable que existan diferencias de género en cuanto al orden a la hora de trabajar, pero cada persona es única, así que esas peculiaridades también se manifestarán. En todo caso, investigaré más al respecto (o)