El término delirio proviene del vocablo latino delirare que significa salirse del surco labrado. Los delirios son juicios falsos que se caracterizan porque se mantienen con gran convicción a pesar de que su contenido (generalmente fantasioso) los hacen lógicamente imposibles aunque… la mayoría de las personas los experimentan como verdades evidentes que no se dejan modificar ni por la experiencia ni por la razón.
Vale aclarar que para hablar de la existencia de un delirio, estas ideas no deben ser compartidas con los otros miembros de la comunidad. Es decir, existen algunas creencias que para las personas occidentales podrían ser comprendidas como delirantes; sin embargo, si las analizamos en el contexto cultural, son perfectamente aceptadas por una masa crítica por lo cual no pueden ser patologizadas.
¿Qué son las ideas delirantes?
Antes de ir más allá considero imprescindible establecer una clara diferenciación entre las ideas delirantes, las ideas sobrevaloradas y las obsesivas.
Una idea sobrevalorada es una creencia persistente y no racional que se mantiene durante un período de tiempo pero presenta menos intensidad que la idea delirante ya que usualmente la persona puede aceptar la posibilidad de que su creencia no sea cierta. Pueden ser psicológicamente comprensibles si se analiza la historia de vida de la persona y generalmente no tienen un marcado carácter autoreferencial sino que en muchas ocasiones hacen alusión a cuestiones sociales, políticas o religiosas. En palabras sencillas: generalmente la idea sobrevalorada tiene una causa y una explicación lógica pero la persona la enfrenta brindándole una importancia mayor de la que verdaderamente posee.
En el caso de las ideas obsesivas, la diferenciación es más sencilla ya que la persona reconoce que sus creencias son absurdas e intentan luchar contra ellas.
Por supuesto, esta diferenciación se realiza en el plano teórico porque en la realidad se hace mucho más complejo diferenciar las ideas delirantes de las obsesivas y las sobrevaloradas; sobre todo porque la mayoría de las ideas delirantes tienen cierto grado de obsesividad y de sobrevaloración del argumento.
Jaspers nos brinda un acercamiento al delirio que coquetea con lo psicológico y lo poético: «el delirio es una experiencia original e intransferible, una alteración de la relación con la realidad que implica a toda la personalidad; la idea delirante es una solución «inevitable» a un error producido en el encuentro humano como consecuencia de un proyecto de vida estrecho y coartado. La soledad, el aislamiento y la distancia son aspectos centrales de todo delirio porque vivir en el delirio es un modo peculiar de vivir en el mundo«. Para este autor la idea delirante sería la percepción y la atribución anómala a un concepto real sin que medie una causa comprensible en términos racionales o emotivos.
No obstante, vale aclarar que estas ideas no se mantienen estáticas a lo largo de la enfermedad sino que van evolucionando (o sería más adecuado decir: involucionando) hacia teorías cada vez más complejas.
Jaspers también hace referencia al delirio como una “forma peculiar de vivir el mundo”; para comprender esta peculiaridad nada mejor que acercarse el estado definido como Wahnstimmung, la etapa donde las ideas delirantes comienzan a surgir. Entonces se experimenta una sensación angustiosa y terrible sustentada en la idea de que el mundo está cambiando de manera progresiva e indefinible; las personas a su alrededor se hacen cada vez más siniestras, misteriosas e indescifrables; todo se hace extraño, enigmático y rígido.
Ante estas transformaciones (evidentemente ficticias), la persona se siente perpleja, experimenta gran incomodidad; como si estuviera entrando en una dimensión desconocida por lo cual intenta brindarle un sentido a estos cambios: el delirio. Este estado se caracteriza porque disminuye considerablemente la actividad motora.
¿Cuáles son los tipos de ideas delirantes más comunes?
En función de su temática o contenido algunos de los delirios más usuales son:
– Delirio de ser controlado. La persona cree que sus sentimientos, impulsos, pensamientos o actos no son propios sino que son impuestos por una fuerza ajena a su voluntad.
– Delirio de persecución. La persona cree que es perseguida, acosada, engañada, atacada o víctima de complots.
– Delirio de referencia. La persona le brinda un significado negativo, peyorativo y usualmente peligroso a todo lo que la rodea. Cree que todo a su alrededor (desde una conversación de los vecinos hasta una emisión radial) gira en torno a sí y se confabula para hacerle algún mal.
– Delirios de celos. Aunque no lo crean, este es uno de los delirios más comunes y en ocasiones motivo suficiente para llegar al asesinato. La persona piensa que su pareja le es infiel.
– Delirio de grandeza. Implican una valoración exacerbada de la importancia, el poder y el conocimiento propios del sí mismo.
– Delirios corporales. Se refieren a ideas sobre el funcionamiento del cuerpo. La persona piensa que sus órganos internos funcionan mal, han sido cambiados, robados o simplemente no están.
Sin lugar a dudas el delirio puede ser una experiencia terrorífica, sobre todo para quien lo vivencia pues poco a poco deja de confiar en las personas que le rodean y se convierte en una persona solitaria atenazada por la incomprensión y el miedo a que algo terrible le pueda acaecer.
Fuentes:
Jaspers K: (1994). Psicopatologia generale. Roma: Il Pensiero Scientifico Editore.
Muscillo, M. et. Al. (2005) Aspetti psicopatologici del delirio. Rivista di psichiatria; 40(4): 241-249.
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