
Yo no tengo ninguna duda: hay personas que se convierten en verdaderos maestros de la procrastinación. La parte negativa es que esta «maestría» atenta contra nuestra productividad, convirtiéndose en una verdadera arma destructiva. No obstante, más allá de estos especialistas en procrastinar, creo que a todos alguna que otra vez nos ha sucedido: postergamos una tarea simplemente porque no nos apetece hacerla ahora mismo. El problema comienza cuando continuamos postergándola, ad infinitum.
Así, aunque no represento el non plus ultra de la eficacia; me tomo la libertad de compartirles algunos tips que suelo utilizar cuando caigo en la tentación de postergar sin ninguna razón válida alguna que otra tarea:
1. Analizo qué es lo que me molesta de cumplimentar la tarea
Normalmente existe algo específico en cada tarea que nos hace resistentes a su consecución; ese algo puede ser que la tarea sea demasiado agotadora o engorrosa o que simplemente no vislumbramos muy bien cómo encaja con nuestras necesidades y objetivos más inmediatos. Concientizar el qué nos molesta de una tarea es el primer paso para asumirla.
2. Detecto los autoengaños que conducen a la procrastinación
En muchas ocasiones nos decimos a nosotros mismos: «después lo terminaré», «ahora no tengo tiempo», «esto que estoy haciendo es más importante». Sin lugar a dudas en algunas ocasiones estas frases son expresión de la realidad pero muchas veces son simplemente una excusa que nos anteponemos para no reconocer que no tenemos el más mínimo deseo de emprender la nueva tarea. Detectar el engaño detrás de estas frases nos ayuda a organizar realmente nuestras prioridades.
3. Valoro lo que ganaré al finalizar esa tarea y busco su lado positivo
Normalmente, la procrastinación se debe a que comprendemos la tarea como algo que «debemos» terminar más que algo que «deseamos» terminar. Eso quiere decir que asumimos la actividad como algo impuesto y no como algo que se entrelaza con nuestras necesidades. El simple hecho de visualizar lo que ganaremos al finalizar la tarea se convierte en una excelente motivación, aunque para ser totalmente francos, en ocasiones lo único que ganemos sea eliminar el estrés que generan las actividades inconclusas (que no es poca cosa).
A su vez, cada tarea que debemos enfrentar tiene un aspecto positivo, cuando caemos en la tentación de procrastinar solemos ver únicamente sus facetas negativas pero buscar y resaltar esos aspectos positivos nos servirán como motor impulsor para iniciar la labor.
Una vez que he decidido que la tarea debe realizarse el trabajo no es menos pesado. Usualmente seguimos negándonos a cumplimentarla, así, adopto otra serie de pautas:
4. Si es una tarea compleja, no busco la perfección en el primer intento y la divido en partes
Muchas de las cosas que procrastinamos se relacionan con tareas demasiado complejas donde no sabemos ni siquiera como empezar. Entonces simplemente borró de mi mente la idea de terminarla a la primera y establezco un programa a seguir alentándome cada vez que termino una pequeña etapa. Por ejemplo, en varias ocasiones me atraen algunas temáticas psicológicas pero como sé que el proceso de búsqueda de información y la posterior revisión bibliográfica serán bastante engorrosos caigo en la tentación de procrastinarlas anteponiendo otros temas que me resultan más sencillos en su abordaje.
Cuando escribo algunos de esos artículos particularmente complejos simplemente divido el proceso en etapas: 1. búsqueda y selección bibliográfica, 2. análisis de la bibliografía, 3. realización del primer borrador y, 4. revisión y corrección del borrador. Cada tarea compleja puede dividirse a su vez en pequeñas subetapas de forma que cada vez que terminemos una de ellas nos sintamos satisfechos y más cercanos a la meta, motivándonos a culminar lo que hemos iniciado.
5. Elimino cualquier distracción
En algunas ocasiones no basta con los tips anteriores y sucumbimos ante la más mínima distracción del medio ambiente. Por supuesto, en ese momento absolutamente cualquier cosa puede resultarnos más interesante, atractiva o digna de nuestra atención excepto lo que estamos realizando por eso es vital romper con aquello que puede apartarnos de nuestra meta.
Por supuesto, estos son simplemente algunos de los trucos que utilizo para vencer la tentación de procrastinar, existen muchos más por lo que lo más importante es que cada persona encuentre aquellos trucos que le resultan más eficaces y se avienen mejor con la tarea que deben enfrentar.
Anónimo dice
Muy acertado el título! Creo que todos alguna vez caemos en la tentación de procrastinar. Eso de la eficiencia perfecta es de fácil cumplimiento para las máquinas pero nosotros que estamos hecho de un amasijo de sentimientos, necesidades y motivaciones variables nos alejamos bastante de la efectividad tan anhelada por muchos.
Felicitaciones por el blog!
Anónimo dice
El solo hecho de leer tu muy interesante articulo me hizo procrastinar y no hacer mi trabajo ya que me puse a leer mas artículos sobre esta enfermedad que me aqueja!
Pero la información es excelente y la lectura es rápida y ligera!
Jennifer Delgado Suarez dice
Anonimo, creo que debes aprender a aplicar la quinta recomendación. Aunque eso implique dejar de leerme 😉
Hablando en un tono menos jocoso, también a mi me sucede, sobre todo cuando estoy buscando información para escribir en este blog y me topo en la red con algún sitio muy interesante. En esos casos no considero que sea una procrastinación porque estoy invirtiendo mi tiempo en adquirir un conocimiento que posteriormente me será útil.
Por supuesto, esto no se puede convertir en un continuo bregar por la red sino que tendría que ser situaciones excepcionales. Caso contrario corremos el riesgo de ser muy poco productivos.
Creo que lo pirncipal para dejar de procrastinar es percatarnos de nuestro autoengaño y luego, poner manos a la obra.