Aprender a escuchar es complicado. No es tan sencillo como parece porque no significa limitarse a oír lo que el otro quiere decir, implica desligarse de nuestros estereotipos, abrirnos emocionalmente a las vivencias de la otra persona y dejar de juzgar para comenzar a ser verdaderamente empáticos. Es una habilidad difícil de desarrollar pero una vez que la tenemos, nos pude cambiar la vida por completo.
¿Por qué aprender a escuchar es muy beneficioso?
1. Escuchar es aprender
D. J. Kaufman afirmó que “la inteligencia es la recompensa por haber pasado una vida escuchando, sobre todo en esos momentos en que hubieras preferido hablar”. Cuando aprendes a estar callado durante más tiempo y a dejar que los demás hablen, estarás multiplicando las probabilidades de aprender de ellos. Cuando eres tú quien habla, las oportunidades de aprender se reducen drásticamente. Recuerda que todos tienen algo que enseñarnos. De hecho, los aprendizajes más interesantes de mi vida los he encontrado donde menos los esperaba. Solo tienes que aprender a escuchar sin estereotipos.
2. Escuchar aumenta las probabilidades de ser aceptados
Una persona que habla sin parar, será simpática durante los primeros encuentros pero después se convertirá en un ególatra al que todos intentan evitar. En realidad, a todos nos gustan las personas que saben escuchar, esas que están ahí cuando tienes un problema y con las cuales puedes desahogarte porque sabes que no te juzgarán ni te criticarán.
3. Escuchar te permite crear un vínculo con otra persona
J. Isham decía que “escuchar es una actitud del corazón, es un deseo genuino de estar con el otro”. Cuando aprendes a escuchar, le estás diciendo a la otra persona que estás ahí para ella, que ahora todo gira a su alrededor, que estás dispuesto a ayudarle. Este simple acto puede generar un vínculo muy intenso con el otro porque en realidad, son muy pocos los que saben escuchar sin criticar y sin anteponer sus problemas.
4. Escuchar es persuadir
Si deseas convencer a alguien, la clave no está en atacarlo con argumentos sino en escuchar. Ante todo, escucha cuáles son sus motivos, comprende sus emociones y, solo después, habla. El simple hecho de darle la posibilidad de expresar sus opiniones ya es una muestra de buena voluntad que inclinará la balanza a tu favor y hará que tus razones sean más persuasivas. Para convencer no debes rebatir los argumentos del otro sino ponerte en su lugar y esgrimir sus propias razones.
5. Escuchar es madurar
Cuando eres capaz de escuchar a otra persona sin anteponer tus necesidades y problemas, implica que has crecido, que has madurado porque has aprendido a aceptar al otro, con sus virtudes y sus defectos. Solo las personas maduras son capaces de abandonar su posición para ponerse en el lugar del otro. De más está decir, que este grado de madurez emocional te permitirá vivir de manera más plena.
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