
Las aptitudes son esenciales para desempeñarnos con éxito en diferentes ámbitos de la vida y, sin embargo, a raíz de la popularización de la Psicología Positiva han quedado relegadas a un segundo plano, en gran parte restándoles importancia para ensalzar la voluntad y el deseo.
Sin embargo, las aptitudes son la base sobre las cuales desarrollamos nuestras habilidades, destrezas y competencias. Sin ellas, muchas de las tareas que realizamos cada día nos resultarían cuesta arriba. Esas aptitudes se van descubriendo en los primeros años de vida, cuando nos damos cuenta de que tenemos una memoria asombrosa, una voz extraordinaria o una creatividad fuera de lo común.
¿Qué significa aptitud exactamente?
La palabra actitud proviene del vocablo latín aptitudo, que significa “capacidad, destreza o facultad”. Proveniente también de aptus, que implica “adecuado para”, también se utiliza para hacer referencia a la idoneidad y habilidad.
En Psicología, el concepto de aptitud de Bingham indica que se trata de “una condición o conjunto de características consideradas como sintomáticas de la capacidad de un individuo para adquirir con entrenamiento algún conocimiento, habilidad o conjunto de respuestas (generalmente específico), como la capacidad de aprender un nuevo idioma o crear música”.
De hecho, las aptitudes son las condiciones o requisitos indispensables que nos permiten desarrollar determinadas habilidades o incluso sobresalir en algunas áreas. Es la potencialidad que descansa en nuestro interior para desarrollar ciertas destrezas o talentos.
Bingham afirmó además que la aptitud es una medida de las probabilidades de éxito de una persona en cierto tipo de situaciones, como tocar el violín o jugar al tenis. Por tanto, la aptitud es algo más que una simple capacidad, podría decirse que es la suma de la potencialidad, más la habilidad y la idoneidad en el desempeño.
La aptitud: ¿es innata o adquirida?
Muchas personas e incluso profesionales creen que la aptitud se refiere únicamente a las potencialidades con las que nace una persona. De esta forma, le confieren a la aptitud un carácter innato y determinista.
Sin embargo, Bingham especificó que las aptitudes no solo comprenden las inclinaciones naturales, tendencias inherentes y dones originales de la persona, sino también la modificación de esas capacidades con el curso de la experiencia.
Desde esta perspectiva, la aptitud es un concepto mucho más complejo que no solo abarca las disposiciones innatas, sino también nuestra disposición a desarrollar esas habilidades, así como el interés por crecer en dicho ámbito y desplegar esas capacidades.
Como apuntaran Hahn y MaeLean, “las aptitudes se refieren a las potencialidades latentes, capacidades que se pueden desarrollar para adquirir habilidades y destrezas alcanzando logros demostrables”.
De hecho, una definición de aptitud más amplia la comprende, no como una entidad rígida o una potencialidad circunscrita a un área, sino más bien como una constelación de potencialidades. Ese conjunto único de aptitudes es lo que hace que una persona aprenda algo y lo desarrolle de manera muy diferente a cómo lo aprende y desarrolla alguien más.
Por ejemplo, Ludwig van Beethoven tenía una aptitud musical fuera de lo común. Con tan solo diez años, la gente ya pagaba por escucharlo tocar el piano en los conciertos que organizaba su padre. Wolfgang Amadeus Mozart fue otro niño prodigio. Cuando tenía apenas cinco años, sus pies prácticamente no tocaban el suelo pero ya dominaba la composición musical y tocaba el piano. Sin embargo, ese enorme talento siguió creciendo gracias a la disciplina y la persistencia. Gracias a su pasión por la música y el deseo de dedicarse a ella.
El poeta y novelista irlandés Samuel Beckett no pudo resumirlo mejor: “Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Sabía muy bien de lo que hablaba ya que su primera novela “Murphy” se convirtió en uno de los libros más rechazados de todos los tiempos. Tras 40 rechazos de los editores, finalmente la publicaron y Beckett ganó el Premio Nobel de Literatura.
Esos ejemplos nos muestran que la aptitud es importante y allana una parte del camino, pero la actitud adecuada es la que conduce al éxito. Sin la perseverancia, el optimismo y la disciplina, probablemente las aptitudes terminen languideciendo, sin alcanzar nunca su potencial.
Tipos de aptitudes: ¿en qué destacas?
Las aptitudes facilitan el desarrollo de determinadas actividades ya que son dotes especiales que podemos desarrollar a lo largo de la vida. La clasificación más tradicional divide las actitudes en diferentes tipologías según su nivel de complejidad:
- Aptitudes fisiológicas. Este tipo de aptitudes se refieren a características físicas que facilitan tanto la práctica de algún deporte como la realización de algunas actividades y profesiones que tienen un gran componente físico. Como norma general, se hace referencia a 10 aptitudes fisiológicas: resistencia general, potencial anaeróbico, capacidad aeróbica, potencia muscular, velocidad, flexibilidad, resistencia muscular, movilidad articular, fuerza muscular y elongación muscular. La combinación de esas aptitudes puede dar a algunas personas un empuje adicional en la práctica de algún deporte a nivel profesional, llevándola a destacar en su área.
- Aptitudes sensoriales. Este tipo de aptitudes están relacionadas con los cinco sentidos y pueden ser más o menos acentuadas. Probablemente son las aptitudes más evidentes y las más constantes a lo largo de la vida. Las personas que tienen un sentido del olfato altamente desarrollado son un ejemplo de aptitudes sensoriales y a menudo desarrollan su carrera profesional en sectores en los que su don es un plus, como la creación de perfumes y aromas ya que son capaces de detectar las diferencias más sutiles. De hecho, se conoce que algunas variaciones genéticas influyen en la función de los receptores olfativos, haciendo que las personas desarrollen un registro olfativo diferente.
- Aptitudes motoras. A diferencia de las aptitudes fisiológicas, las aptitudes motoras suelen ser más complejas y precisas, por lo que generalmente conducen a las personas a desarrollar talentos artísticos, artesanales o musicales. La destreza manual, el sentido del equilibrio, la coordinación viso-manual o la armonía son algunos ejemplos de estas aptitudes, las cuales se pueden desplegar en diferentes sectores, desde la danza hasta la pintura o tocar un instrumento musical.
- Aptitudes mentales. A menudo confundida con la inteligencia, en realidad este tipo de aptitudes se refiere a las funciones intelectuales en un sentido más amplio, por lo que abarcan desde el pensamiento hasta la memoria y la atención. De hecho, Louis Leon Thurstone, uno de los autores más influyentes en el campo de la psicometría, propuso la existencia de 7 aptitudes mentales primarias, aunque en realidad existen muchas más. La comprensión verbal es una de esas aptitudes, entre las cuales se encuentra tanto el dominio del vocabulario como de la semántica.
También hace referencia a la fluidez verbal, una aptitud básica para muchos profesionales de las ciencias sociales. Thurstone hace referencia además a la aptitud numérica, esencial en las carreras de Ciencias. También existe la aptitud espacial, que consiste en la habilidad para representar objetos en el espacio y es esencial para los pintores, escultores y diseñadores, así como la memoria asociativa, que se refiere a la capacidad para retener asociaciones de pares de elementos, la velocidad de percepción, que implica la identificación de estructuras, secuencias y patrones. Por último, Thurstone hizo referencia a la aptitud de razonamiento general o inducción, que implica la habilidad para extraer inferencias y realizar generalizaciones en base a los hechos, usando la lógica.
En cualquier caso, es importante comprender que aunque la mayoría de las aptitudes son predisposiciones con las que nacemos, solo la perseverancia puede ayudarnos a desarrollarlas y aprovecharlas al máximo. Un estudio desarrollado en la Universidad Estatal de Iowa reveló que elegir una carrera o trabajo que se alinee con nuestras aptitudes e intereses impulsará significativamente nuestras probabilidades de tener éxito. A fin de cuentas, el éxito no es más que una mezcla de aptitud, esfuerzo y pasión.
Fuentes:
Rottinghaus, P. J. et. Al. (2003) The relation of self-efficacy and interests: a meta-analysis of 60 samples. Journal of Vocational Behavior; 62(2): 221-236
Snow, R. E. (1992) Aptitude Theory: Yesterday, Today, and Tomorrow. Educational Psychologist; 27(1): 5-32.
Hahn, M. E., & MacLean, M. S. (1955) Aptitudes, abilities, skills, and achievements. En M. E. Hahn & M. S. MacLean, Counseling psychology (pp. 133–151). McGraw-Hill Book Company.
Bingham, W. V. D. (1952). Walter Van Dyke Bingham. En E. G. Boring, H. Werner, H. S. Langfeld, & R. M. Yerkes (Eds.), A History of Psychology in Autobiography, Vol. 4, pp. 1–16). Clark University Press.
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