Aunque nos parezca que cada generación es menos inteligente que la anterior, el efecto Flynn nos refuta esta creencia popular. Hablando en términos generalizadores podríamos decir que el CI de los hijos es mayor que el de sus padres y así se continuaría esta cadena de aumento de inteligencia.
La investigación que corrobora esta hipótesis fue desarrollada en Nueva Zelanda en los años ’80 por James R. Flynn quien comprendió que la regularización que se realiza cada cierto tiempo de los test de inteligencia impidió a los psicometristas percatarse del aumento de CI en los resultados. Así, recopilando datos de 35 países mostró al mundo que el CI aumentaba en una media de 3 puntos cada diez años mientras que en los países nórdicos se evidenció un crecimiento mayor: 8 puntos. Los datos se obtuvieron a partir del análisis de los resultados obtenidos en los conocidísimos test de inteligencia: WISC y Raven.
Los intentos explicativos son muy variados: una mejor nutrición, la tendencia a crear familias más pequeñas que pueden brindarle un ambiente más desarrollador a los pequeños, las posibilidades de acceder a una mejor educación, la complejización creciente del ambiente…
Sin embargo, en mi intento de refutar o verificar todas las informaciones que encuentro también he hallado nuevos estudios que muestran que el aumento constante del CI parece haber llegado a su fin.
¿El final del efecto Flynn?
En el 2004 investigadores de la Universidad de Oslo mostraron lo que podría ser el final del efecto Flynn, al menos en Noruega. A partir del análisis de 500 mil reclutas observaron que en la década de los ’90 se evidenció un pico en los resultados obtenidos en las pruebas de Inteligencia pero posteriormente el crecimiento se detuvo e incluso se observó una ligera disminución en los resultados obtenidos en los subtest de razonamiento numérico.
Por su parte, psicólogos de la Universidad de Adelaide del Sur de Australia presentaron los resultados de 20 años de investigaciones con muestras de niños de edades entre los 6 y 13 años y refutan el crecimiento del CI. A través de 20 años de historia los niveles de inteligencia han presentado una tendencia a la estabilidad. Para ser más específicos la media obtenida en el 1981 fue de 123±87 mientras que en el 2001 se obtuvo un discreto 116±71, incluso se observa un ligero decrecimiento. El test utilizado para respaldar estos resultados fue el Peabody Picture Vocabulary.
A su vez, investigadores del King’s College de la Universidad de Londres mostraron que el rendimiento en los tests de razonamiento en Física que se administraron a adolescentes británicos de las escuelas secundarias disminuyó considerablemente entre los años 1976 y 2003.
Entonces, ¿qué sucede? Más allá de las consabidas críticas a los test de Inteligencia y a los resultados que los mismos arrojan, me atrevo a hipotetizar que el efecto Flynn realmente se evidenció, en algunos países, hasta los años 1990. Sabemos que desde los años 1960 hasta los 1990 las personas eran mucho más activas y comprometidas con el desarrollo social, se evidenció un amplio movimiento de cambio cultural en muchos países encabezados por los estudiantes universitarios que abogaban por una profunda revolución cultural. Este periodo de tiempo englobó la revolución sexual, el nacimiento del movimiento hippie incluso la esfera musical varió sustancialmente al darle cabida a grupos como los Beatles y los Rolling Stones.
Estos cambios sociales sin duda alguna impactaron en la forma en que se concibió la educación de las nuevas generaciones, sobre todo porque se abogaba por el “aprender a pensar por sí mismo”. No es extraño entonces que un movimiento social de tal envergadura haya dado lugar a un aumento en el CI de las personas.
¿Qué ocurrió después de los 1990?
La familia varía sutilmente su patrón relacional y aunque los padres desean que los hijos tengan una educación excelente, como media y generalidad, se dedica menos tiempo a la educación en casa, tiempo que los pequeños consumen con los ordenadores y los videojuegos que… ¿enseñan a pensar?
Para muchos psicólogos los juegos informatizados se parecen mucho a los clásicos test de inteligencia por lo cual las puntuaciones en los test debían aumentar pero la práctica muestra que no es así. Y es que estos psicólogos olvidan que los juegos computarizados brindan una retroalimentación constante al jugador, por lo cual, muchas veces el juego se finaliza gracias a un sinnúmero de respuestas azarosas o aprendidas de memoria más que porque la persona haya valorado reflexivamente las posibles soluciones.
No obstante, estas son solo posibles explicaciones a un fenómeno como la inteligencia que sabemos es multideterminado y extremadamente complejo.
Este blog está abierto a otras ideas explicativas al respecto así que si tienes alguna puedes compartirlas.
Fuentes:
Flynn, J. R. (2007) What is intelligence? New York: Cambridge University Press.
Sundet, J. M.; Barlaug, D. G. & Torjussen, T. M. (2004) The end of the Flynn effect? : A study of secular trends in mean intelligence test scores of Norwegian conscripts during half a century. Intelligence; 32(4): 349-362.
Nettelbec, T. & Wilson, C. (2004) The Flynn effect: Smarter not faster. Intelligence; 32(1): 85-93.
Cristobal Vergara dice
Buen análisis aunque un tanto arriesgado… a mí me parece que explicar un aumento de CI (que pasa a nivel neuronal) es un tanto más difícil de explicar, aun cuando puedas tener 100% verdad en lo que dices. Creo que en épocas de profundos cambios económicos y tecnológicos, es muy arriesgado basar un estudio así con los test actuales que seguramente deben estar en gran medida relacionados con la educación y estímulos en general que recibe una persona. Ahora es increíble como todos los papás creen que sus hijos son más inteligentes que los de antes ajajjaj
Saludos!
Jennifer Delgado dice
Cristobal,
En realidad, la inteligencia tiene una base neuronal pero no se limita a esta ya que está profundamente determinada por los estímulos que recibimos a lo largo de la vida, aunque fundamentalmente durante las etapas de la infancia y la adolescencia.
Obviamente, como digo al final del artículo, "son solo posibles explicaciones a un fenómeno como la inteligencia, que es multideterminado y extremadamente complejo".