Ya sabemos que elegir la pareja no es una tarea sencilla, son tantos los aspectos a tener en cuenta; sin embargo, en muchas ocasiones el inconsciente trabaja por nosotros, restringiendo la cantidad de opciones entre las cuales seleccionar.
Un curioso estudio desarrollado por científicos de la Universidad de Chicago viene a confirmarnos que los prejuicios ejercen una poderosa influencia en nuestras decisiones, aún si no somos conscientes de ellos.
En esta investigación se les pidió a los 101 voluntarios que se imaginaran a sí mismos y a una pareja completando un concurso de preguntas. A cada participante se les brindaron los perfiles de dos parejas potenciales donde se describía: la educación que había recibido cada persona, su coeficiente de inteligencia obtenido a partir de la realización de un concurso de preguntas anterior y una foto. Lo interesante es que en una foto se mostraba a una persona delgada y en la otra a una persona con sobrepeso.
Cada participante simplemente debía escoger cuál desearía que fuese su pareja potencial para el concurso de preguntas. Posteriormente, a los voluntarios se les presentó 23 pares de perfiles más donde se variaban otros atributos del físico o la personalidad en aras de analizar con precisión qué peculiaridades incidían con mayor fuerza en la elección de una pareja.
Por supuesto, la lógica nos diría que lo más sensato sería elegir a la persona con un mayor coeficiente de inteligencia en aras de aumentar las posibilidades de ganar el concurso. Para estar seguros de que los participantes comprendían la importancia del coeficiente de inteligencia en la futura tarea que debían enfrentar, los investigadores les pidieron que mencionaran los factores que consideraban decisivos: como es de imaginar, el coeficiente de inteligencia fue mencionado como el aspecto más importante mientras que el peso fue considerado como un factor nulo. Pero… como del dicho al hecho va un buen trecho, los resultados fueron diversos ya que los investigadores hallaron que el 73% de los participantes estaban dispuestos a sacrificar una media de 12 puntos en el coeficiente de inteligencia para seleccionar a una pareja más delgada.
Un resultado aún más inquietante viene a confirmar la acción del inconsciente en nuestras decisiones cotidianas. En un experimento similar los investigadores le pidieron a los participantes que eligieran el puesto de trabajo idóneo, presentándoles diversas opciones donde se mostraban los posibles salarios, las condiciones de las vacaciones, el sitio del trabajo y las imágenes de sus posibles jefes.
Asombrosamente los investigadores apreciaron que las personas preferían un trabajo con una reducción del salario de hasta un 22% menor siempre que su jefe fuera hombre :-O
No obstante, para tensar aún más la cuerda, los investigadores le pidieron a cada participante que justificara su elección. Ninguno de ellos reconoció que el peso había sido un factor esencial sino que asumieron otras “razones”. Los investigadores consideran que estas “racionalizaciones” en las respuestas se deben a que exhibimos una suerte de ignorancia selectiva mediante la cual nos negamos a reconocer nuestros propios prejuicios.
Y es que probablemente en un nivel consciente jamás reconoceríamos estos prejuicios y, de hecho, las condiciones en las cuales se recrean los experimentos psicológicos difieren en gran parte de las condiciones reales donde la complejidad de la vida cotidiana y la cantidad de factores que inciden en nuestras decisiones van mucho más allá de nuestros prejuicios iniciales. No obstante, el experimento resulta una advertencia que nos permite ponernos en alerta para no dejar que nuestros prejuicios nos hagan tomar decisiones erróneas. Una sencilla forma para combatir algunos prejuicios pueden hallarla en el artículo: «Los prejuicios de memoria en la toma de decisiones: ¿Cómo eliminarlos?«
Fuente:
Caruso, E. Epley, N. & Bazerman, M. H. (2009) Using conjoint analysis to detect discrimination: Revealing covert preferences from overt choices. Social Cognition; 27: 128-137.
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