Pensar que “la letra con sangre entra”, que si alguien siente vergüenza corregirá inmediatamente su comportamiento y no volverá a cometer ese error, es una burda equivocación. Es cierto que el trauma que provoca la humillación nos deja profundas huellas, pero eso no significa que sea positivo y, sobre todo, que no existan otras formas más asertivas de señalar los errores.
La humillación es una emoción muy intensa que puede causar heridas emocionales difíciles de curar ya que es un ataque directo al «yo» y pone en cuestión nuestra valía como personas.
La humillación: Dura más que la alegría y es más intensa que la ira
Por tanto, las personas que creen que humillando a los demás y dándoles una lección frente a todos les están enseñando algo, en realidad solo están causándoles dolor y creando una herida que podría quedarse para toda su vida. Existen formas más amables de ayudar.
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