En un mundo ideal, no deberíamos sentirnos despreciados. Dado que nadie es superior sino tan solo diferente, el desprecio no tendría cabida. Sin embargo, no vivimos en un mundo ideal, por lo que es mejor blindarse contra este sentimiento. Cuando sabemos cómo superar el desprecio de los demás podemos evitar que sus actitudes, palabras o actos nos afecten emocionalmente. Después de todo, «el desprecio es el arma del débil, una defensa contra los indeseables sentimientos propios que aborrecemos«, escribió Alice Miller.
El desprecio y el rechazo duelen, literalmente
El rechazo y el desprecio tienen un fuerte vínculo con el dolor. Un estudio realizado en la Universidad de Michigan reveló que el rechazo y el desprecio comparten los mismos circuitos neuronales que el dolor físico. Eso significa que cuando nos desprecian y rechazan, el dolor que experimentamos no está solo en nuestra mente sino que también se siente a nivel físico.
Curiosamente, a diferencia del dolor físico, que nos resulta difícil de rememorar con exactitud cuando pasa el tiempo, el dolor provocado por el rechazo y el desprecio se queda grabado con fuego. Nuestra memoria es capaz de recordarlo vívidamente, de manera que cuando lo revivimos podemos sentirnos invadidos una vez más por los mismos sentimientos que experimentamos en el pasado.
Esa reacción tan intensa ante el rechazo y el desprecio puede estar originada en nuestro pasado más remoto. Una teoría afirma que, dado que en el tiempo de las cavernas quedarnos solos equivalía a una sentencia de muerte puesto que no podíamos sobrevivir en condiciones tan adversas, nuestro cerebro ha desarrollado un sistema de alerta para avisarnos del riesgo de ostracismo, de manera que pudiéramos corregir nuestra actitud lo antes posible para no perder la protección de la tribu.
Sin embargo, el hecho de que nuestro cerebro active la voz de alarma ante el rechazo y el desprecio, no significa que estemos condenados a sufrirlo. Seguimos necesitando de los vínculos sociales pero, por suerte, no necesitamos anclarnos a personas que nos desprecian.
¿Qué hacer cuando te desprecian?
- Comprende qué es el desprecio
«La mente que es demasiado proclive al desprecio y la reprobación es como un puño cerrado que puede dar golpes, pero se priva de recibir y sostener todo aquello que es precioso«, escribió Mary Anne Evan. El desprecio es un sentimiento que nace de la idea de que alguien es inferior. Implica una actitud de arrogancia y superioridad con la cual se juzga al otro. A menudo el desprecio se acompaña de hostilidad y disgusto ya que no se trata simplemente de una evaluación negativa, sino que también despierta fuertes sentimientos.
El desprecio surge cuando una persona no logra cumplir los estándares de la otra. Se genera en la creencia de que alguien no es lo suficientemente valiente, inteligente, capaz… Eso significa que, en el fondo, el desprecio siempre implica que alguien nos está midiendo con su vara. También significa que se trata simplemente de su visión y sus estándares. Por tanto, no siempre tiene una base real y objetiva, en la mayoría de los casos es el resultado de una visión subjetiva y de expectativas irreales.
- Sé empático con las personalidades con tendencia al desprecio
«Debemos sobrellevar el desprecio de los demás sin reciprocar ese desprecio«, dijo Neal Maxwell. No cabe dudas de que es difícil ser empático con una persona que ha mostrado su desprecio, pero la empatía es la mejor arma para combatir el desprecio. La empatía no es algo que le “debas” a esa otra persona, es algo que te “debes” a ti mismo. Cuando comprendes los motivos de esa persona, es menos probable que su desprecio te afecte. Por tanto, no es algo que haces para el otro, es algo que haces para ti, para sentirte mejor contigo mismo.
Psicólogos de las universidades de California y Tilburg creen que el desprecio no es simplemente un sentimiento o una reacción sino que se trata de un rasgo de personalidad que desarrollan algunas personas. De hecho, la tendencia al desprecio se ha asociado con rasgos como el narcisismo y el maquiavelismo, la inseguridad en las relaciones interpersonales, una baja autoestima y expectativas demasiado elevadas sobre los demás. Comprender esto te ayudará a entender que no se trata de algo personal, y podrás asumir una distancia psicológica que te mantenga a salvo de los daños que causa el desprecio.
- Mantén tus emociones bajo control
Cuando nos sentimos despreciados, nuestra amígdala suele reaccionar violentamente. Solemos reaccionar poniéndonos a la defensiva y atacando a su vez. En otros casos, podemos sentirnos tan mal que simplemente nos replegamos. De hecho, un estudio realizado en la Universidad Ernst Moritz Arndt reveló que el rechazo y el desprecio suponen un riesgo mayor de violencia entre los adolescentes que la droga, la pobreza o las malas compañías.
Cuando nos sentimos rechazados, tenemos más papeletas para reaccionar agresivamente, ya sea hacia los demás o hacia nosotros mismos, fustigándonos. Cuando reaccionamos así, cedemos el control a la persona que nos ha despreciado. Por eso, es importante que identifiquemos nuestra primera reacción y nos detengamos para preguntarnos: «¿Qué estoy sintiendo?». Comprender una emoción y etiquetarla nos permitirá gestionarla mejor sin perder el control.
- Pregúntate cuánto hay de cierto en la situación
¿Sabías que la simple evocación del rechazo disminuye nuestro cociente coeficiente intelectual y afecta nuestra capacidad de decisión? Un estudio realizado en la Case Western Reserve University reveló que cuando nos desprecian, es difícil pensar con claridad porque puede producirse un secuestro emocional en toda regla. Por tanto, es importante mantener la capacidad para discernir el oro de la paja.
Pregúntate cuánto de cierto hay en esa situación. Quizá puedas sacarle provecho. ¿Es posible que el motivo de desprecio sea cierto y que pueda convertirse en un obstáculo en tu vida? Si es así, vale la pena realizar un trabajo interior para mejorar esas características que podrían afectarte socialmente. Pregúntate cuál fue la intención del comentario. ¿Otras personas podrían juzgarte negativamente? ¿Podrías convertirte en una mejor versión de ti mismo si cambias ese comportamiento o actitud? Son asuntos sobre los cuales merece la pena reflexionar.
- Deja ir o encara la situación
Si te sientes cómodo contigo mismo y crees que el problema no está en ti sino en la persona que te desprecia, quizá debes dejar ir. Si esa persona no es tan importante, puedes alejarte de ella. Después de todo, no necesitas a tu lado a personas que intenten afectar tu autoestima constantemente.
Si esa persona es importante para ti o, por algún motivo, no puedes poner distancia de por medio, ¿qué hacer cuando te desprecian? No tienes más opción que lidiar con sus actitudes. La mejor estrategia suele ser tener una conversación clara al respecto. Muchas de estas personas se sienten desarmadas cuando se les pone frente a frente con sus palabras y actitudes y cambian su manera de relacionarse, que a veces ni siquiera es consciente.
En esa conversación, es importante que no adoptes un tono recriminatorio. Es mejor que te limites a exponer los hechos desde tu perspectiva, le expliques cómo su actitud te hace sentir y le propongas soluciones. También es importante que establezcas tus límites y dejes claro que no estás dispuesto a que nadie los sobrepase.
Fuentes:
Schriber, R.A. et. Al. (2017) Dispositional contempt: A first look at the contemptuous person. J Pers Soc Psychol; 113(2): 280-309.
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Baumeister, R. (2005) Rejected and alone. British Psychological Society;18(12): 732-735.
Barnow, S. et. Al. (2001) Influence of Punishment, Emotional Rejection, Child Abuse, and Broken Home on Aggression in Adolescence: An Examination of Aggressive Adolescents in Germany. Psychopathology; 34: 167–173.
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