“La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad”, decía Francis Bacon. Y no andaba desacertado puesto que algunas de nuestras emociones más intensas están profundamente conectadas con la calidad de nuestras relaciones interpersonales.
La ciencia sugiere que las conexiones sociales nos ayudan a ser más felices, tener mejor salud e incluso una vida más larga. El estudio más extenso realizado hasta el momento sobre el desarrollo personal por investigadores de la Universidad de Harvard confirmó que mantener buenas relaciones predice con fiabilidad nuestro nivel de felicidad y bienestar a lo largo del tiempo.
Y no se trata solo de las relaciones de pareja, las amistades cercanas también tienen un fuerte impacto en nuestra vida.
El poder de la amistad en acción
Todos sabemos que la amistad es importante, pero no siempre somos plenamente conscientes de su poderosa influencia. Investigadores de la Universidad de Virginia se propusieron descubrir cómo la amistad influye en la actitud con que abordamos los desafíos de la vida cotidiana.
En un experimento, pidieron a 34 personas que pasaban por una colina empinada que subieran el sendero llevando una mochila que pesaba aproximadamente el 20% de su peso corporal. Tras ponérsela a la espalda, los investigadores les pidieron que estimaran cómo de difícil sería la subida.
Las personas que debían subir solas, percibieron que la colina era más pronunciada y pensaron que sería más difícil subir llevando una mochila tan pesada. En cambio, quienes estaban acompañadas por un amigo creían que sería más fácil subir y estimaron que la pendiente era menos empinada. Curiosamente, cuanto más larga era la amistad, menos inclinada parecía la colina.
Este experimento nos muestra que el apoyo que brinda la amistad puede, efectivamente, mejorar nuestra actitud ante los desafíos y disparar nuestra autoconfianza. Por esa razón, el Día Internacional de la Amistad es una excelente oportunidad para descubrir qué caracteriza a las amistades sanas, esas que aportan estabilidad y felicidad a nuestra vida.
5 ingredientes clave de las relaciones sanas
Las buenas amistades resisten el paso del tiempo y la distancia. Nos ayudan a soportar los golpes de la vida y están a nuestro lado cuando más lo necesitamos. Se convierten en un ancla en medio de la tormenta, una fuente de apoyo y seguridad. Pero no solo son un oído comprensivo o un hombro sobre el que apoyarse, también nos animan a crecer y afrontar la realidad, por dura que sea. De hecho, las relaciones sanas comparten cinco características esenciales:
1. Confianza mutua
La confianza es la piedra angular de toda relación saludable. Los cimientos de la amistad se construyen con grandes dosis de honestidad y lealtad. Tener la certeza de que podemos confiar en el otro es lo que nos permite bajar nuestras defensas y hablar desde el corazón. Así conectamos a un nivel profundo en el que las interacciones y las conversaciones se vuelven cada vez más sinceras, despojándose de esa capa de barniz social que normalmente recubre las relaciones y marca una distancia psicológica con los demás.
2. Apoyo incondicional
En la isla japonesa de Okinawa, una de las zonas con la mayor longevidad del mundo, las personas alimentan desde tiempos inmemorables una antigua red social a la que llaman moai. Compuesta por un grupo de cinco amigos, estos se ofrecen apoyo social, emocional, logístico e incluso económico durante toda su vida. Todos se benefician cuando las cosas van bien y se apoyan cuando van mal. Las amistades sanas proporcionan ese apoyo incondicional, ya sea a través de esa sensación tácita de respaldo o mediante formas más activas de ayuda.
3. No juzgar
Las amistades sanas se construyen en base a la aceptación implícita. Los buenos amigos no juzgan las decisiones del otro ni hacen leña del árbol caído. Simplemente permanecen, se mantienen cerca y escuchan. Eso no significa necesariamente que nos gusten sus elecciones o que las aprobemos, sino que no las juzgamos severamente porque conocemos su historia vital y somos capaces de ponernos en su lugar. Esa actitud destierra el rechazo y la invalidación, permitiendo que nos sintamos lo suficientemente cómodos para mostrar nuestro lado más vulnerable y compartir nuestras sombras.
4. Promover el crecimiento personal
Carl Rogers constató una paradoja: sólo podemos cambiar cuando nos aceptamos tal como somos. Lo mismo ocurre en la amistad. Cuando percibimos la aceptación incondicional de nuestros amigos, nos sentimos más libres para crecer y explorar nuevas versiones de nosotros mismos. Las amistades sanas se convierten en esa malla de seguridad que todos necesitamos para afrontar nuevos desafíos. Por supuesto, los amigos también nos ayudan a crecer a través de críticas constructivas y comentarios honestos que nos hacen repensar nuestras actitudes y decisiones, por lo que nos animan a adoptar una postura más madura y equilibrada en la vida.
5. Establecer límites saludables
Las amistades sanas tienen límites saludables, los cuales son esenciales para proteger la propia relación y garantizar la libertad que todos necesitamos. En este tipo de relación, cada quien respeta el espacio del otro y su intimidad porque es consciente de que la amistad puede ser maravillosa, pero es tan solo una parte de la vida. Esos límites se basan en el respeto mutuo y la comprensión, de forma que la relación no se vuelve asfixiante, sino que ofrece a cada persona el oxígeno psicológico que necesita para ser ella misma.
Por supuesto, las amistades sanas no surgen de la nada, debemos cultivarlas. Por desgracia, muchas veces cuando pensamos en una vida equilibrada, nos centramos solo en dos áreas: el trabajo y la familia. Sin embargo, una vida verdaderamente equilibrada también incluye el cuidado personal y los amigos.
De hecho, las relaciones positivas son un pilar en el modelo PERMA que desarrolló Martin Seligman para ayudarnos a comprender de qué depende nuestro bienestar. Por esa razón, no es extraño que las relaciones sanas ocupen un papel cada vez más protagónico en programas como el Experto en Psicología Positiva Aplicada, a través del cual el Instituto Europeo de Psicología Positiva forma a profesionales para que ayuden a otras personas a llevar una vida significativa, equilibrada y satisfactoria.
Desde el IEPP nos recuerdan que «cuando las relaciones interpersonales son respetuosas y satisfactorias generan un terreno común para disfrutar la experiencia de interactuar y compartir con otras personas«. En la medida que seamos más hábiles al construir y mantener las relaciones interpersonales, anticipando y reconociendo las preferencias de los demás, apreciándolas y estando dispuesto a satisfacerlas en lo posible, las otras personas estarán más dispuestas a mantener esa relación y crearemos un círculo virtuoso del que todos nos beneficiaremos.
Fuentes:
Fernández, C. et. Al. (2023) The Effect of Social Relationships on the Well-Being and Happiness of Older Adults Living Alone or with Relatives. Healthcare (Basel); 11(2): 222.
Mineo, L. (2017) Good genes are nice, but joy is better. En: The Harvard Gazette.
Saphire, S. et. Al. (2013) Close relationships and happiness. En I. Boniwell, S. A. David, & A. C. Ayers (Eds). Oxford Handbook of happiness (821–833). Oxford, England: Oxford University Press.
Schnall, S. (2008) Social Support and the Perception of Geographical Slant. J Exp Soc Psychol; 44(5): 1246–1255.
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