La felicidad usualmente se asocia con una gran cantidad de situaciones positivas que son vivenciadas a lo largo de la vida. Las personas más felices tienden a obtener los mejores trabajos, tienen más beneficios económicos, son más dispuestas al matrimonio… pero lo que es más importante: se sienten satisfechas con estos logros. O al menos así se pensaba hasta hace muy poco en los círculos psicológicos.
Ya sabemos que muchas personas alrededor del mundo valoran la felicidad como un bien más preciado que la inteligencia, el éxito o las posesiones materiales. Pero… ¿es posible ser tan feliz? Hay muchos libros de autoayuda y «asociaciones» cuyo único objetivo es vender más y más felicidad porque consideran que la felicidad a corto plazo es la ruta más segura para tener una vida poco satisfactoria. No obstante, ¿dónde está el límite?
Quizás una persona extremadamente feliz también sea una persona menos motivada a mejorar en su trabajo o a cuidar mejor de su salud.
Un equipo de psicólogos de las universidades de Virgina, Illinois y Michigan llevó a cabo el primer estudio conocido sobre lo que sería el nivel óptimo de felicidad. La investigación a la que se hace referencia se desarrolló entre los años 1981 y 2000 y tomaron parte un total de 100 mil personas de 96 países diferentes. Una de las cuestiones que debían responder los encuestados era: Considerando todos los factores, ¿cuán satisfactoria es tu vida en estos días? Esta es una de las preguntas clásicas para determinar la felicidad donde las personas debían ubicarse en una escala numérica del 1 al 10.
Sin embargo, se adoptó además otra forma para determinar los niveles de felicidad, es lo que se conoce como moment-to-moment basis, por ejemplo: nuestro grado de satisfacción y felicidad pueden ser elevados pero de momento pueden verse afectados por cualquier situación muy puntual como puede ser la muerte de una mascota.
En el primer caso una persona podría puntuar bajo en los niveles de felicidad porque se ve afectado por una situación puntual, en el segundo caso se busca la felicidad a largo plazo, por llamarla de alguna manera.
Así, el equipo de investigadores se concentró en las variaciones de la felicidad a lo largo del tiempo. Entonces… ¿cómo se correlacionan la satisfacción diaria con el bienestar emocional?
Asombrosamente las personas más felices no eran aquellas que lograban mayor solidez económica. Es decir, se establecieron niveles de felicidad, las personas que ocupaban el top de la lista no eran aquellos que lograban un mayor éxito, mientras que las personas que se encontraban una escala por debajo de estos mostraban resultados muy satisfactorios a nivel profesional y económico. En franco contraste con aquellas personas que puntuaban muy bajo en la escala de felicidad.
Sin embargo, las cosas se mostraron un tanto diversas cuando se referían a las relaciones de pareja. Las personas más felices mantenían relaciones sentimentales estables y satisfactorias mientras que las personas que puntuaban por debajo no presentaban los mismos niveles de satisfacción pero tampoco se motivaban a cambiar ese estado.
Así, los investigadores concluyen que, mientras que en temas de educación y trabajo, no es necesario desarrollar una felicidad máxima para lograr nuestros objetivos más preciados; en temas de relaciones sentimentales, mientras más felices somos mayor estabilidad emocional hallaremos en las relaciones de pareja.
El tema en sí no es del todo nuevo, ya Gilbert ha planteado anteriormente que las personas tienen la tendencia a presentar un nivel de felicidad moderado. No obstante, la idea tampoco es totalmente descabellada, sucedería lo mismo que cuando se hace referencia a un nivel óptimo de motivación o a un nivel óptimo de estrés que son imprescindibles si se desea llevar a buen término cualquier tarea.
Así, cuando la persona cree que ha alcanzado la cumbre de la felicidad, no dedicaría el mismo esfuerzo a superarse profesionalmente si bien le facilitaría mantener relaciones interpersonales muy satisfactorias.
Fuente:
Oishi, S.; Diener, E. & Lucas, R.E. (2007) The Optimum Level of Well-Being: Can People Be Too Happy? Perspectives on Psychological Science, 2(4), 346-360.
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