Corría el año 1994 cuando un empleado que llevaba más de 30 años trabajando en una empresa de ingeniería electrónica entra a la oficina de su jefe. Éste le agradece por el tiempo y el esfuerzo dedicado y le regala un bolígrafo rosado. Cien personas más pasaron el mismo ritual de despido. Posteriormente el psicólogo James W. Pennebaker de la Southern Methodist University se las ingenió para reclutar a más de la mitad de estas personas para realizar un sencillísimo experimento que se extendió durante varios meses.
Según confiesa el propio Pennebaker jamás había trabajado con un grupo de personas tan hostiles y amargadas. El psicólogo le pidió a cada uno de los participantes que pasasen 20 minutos de su día escribiendo en un diario. Algunas personas fueron instruidas para que escribieran qué hacían en el día, un segundo grupo fue instruido para que escribiera sus sentimientos acerca de su cotidianidad y la pérdida del trabajo mientras que a un tercer subgrupo no se le brindó ninguna instrucción.
Curiosamente, las personas que pertenecían al segundo grupo (aquel que fue instruido para escribir en el diario sus sentimientos acerca de la pérdida del puesto), mostraron una recuperación emocional notable en relación con sus compañeros de despido; pero además, más de un cuarto de ellos encontraron un nuevo empleo si bien casi todas las personas pasaron el mismo número de entrevistas.
Desde este momento, se han desarrollado un gran número de investigaciones que demuestran el papel terapéutico de un lápiz. Pero… como puede presuponerse, todo no es válido, existen ciertas reglas para lograr que la escritura sea realmente terapéutica.
En primer lugar es necesario escribir sobre aquellos hechos negativos que nos perturban y que no deseamos contarle a nadie más, que pueden variar desde la pérdida del trabajo, una mala relación interpersonal o las dudas sobre la identidad.
En segundo lugar debe describirse el problema y las experiencias relativas al mismo ya que generalmente este ejercicio facilita un cambio de perspectiva en la comprensión del problema y en la vivenciación del mismo.
En este sentido puede citarse una investigación realizada en el 2006 por Sonja Lyubomirsky, profesora de la Universidad de California Riverside, donde participaron un total de 96 personas. En este caso solo se presentaron efectos positivos en aquellas personas que: escribían focalizados en sus experiencias negativas, le dedicaban una media de 15 minutos diarios a este ejercicio, dejaban que las palabras fluyeran sin preocuparse por la ortografía o la gramática y se centraban en sus sentimientos más profundos sobre los hechos.
Así, muchos especialistas recomiendan tener en cuenta las siguientes preguntas en el momento de escribir un diario terapéutico: ¿qué sucedió?, ¿cómo me siento al respecto? y ¿por qué me siento así?
Curiosamente Lyubomirsky alerta que escribir sobre experiencias positivas podría no ser tan buena idea ya que en muchas ocasiones el recuerdo de la experiencia ha cambiado y cuando nos esforzamos por ponerlo en un papel, éste se percibe como menos feliz y disminuye nuestra la satisfacción con el mismo. No obstante, si el relato es corto y no demanda de una reflexión profunda o de recordar un gran número de detalles, puede mejorar nuestro humor.
Así, quizás reconsideremos en la próxima crisis emocional, tomar lápiz y papel y dejar que estos realicen su papel terapéutico 😉
Fuentes:
Lyubomirsky, S.; Sousa, l. & Dickerhoof, R. (2006) The Costs and Benefits of Writing, Talking, and Thinking about Life’s Triumphs and Defeats. Journal of Personality and Social Psychology; 90(4): 692–708.
Pennebaker, J. W.; Spera, S. P. & Buhrfeind, E. D. (1994) Expressive Writing and Coping with Job Loss. Academy of Management Journal; 37(3): 722–733.
Noble dice
Muy bueno el post pero me surgen dos preguntas:
Entonces los blogs personales tendrían el mismo efecto positivo?
Es igual teclear que escribir?
Hija de la Noche - Dama Oscura dice
Bueee… podria decirse que escribir en mi blog todas las cosas feas que me suceden… me pone de mejor humor 😀
Krlos dice
Curiosa pregunta, creo que el efecto terapéutico no está en la escritura y uso del lápiz o bolígrafo. Sino en el echo de escribir sobre tus emociones,experiencias, etc…ver escritas tus palabras y leerlas te ayuda a la reflexión y al posible cambio de enfoque de la situación. Espero haberte respondido correctamente a tu duda. Pienso igualmente que tú, los blogs personales pueden ser un método igualmente útil.
José Luis Gonzalo Marrodán. dice
Estoy de acuerdo con Krlos. Me ha gustado este artículo porque ilustra con la investigación lo que la experiencia y la práctica profesional nos viene diciendo sobre este tema: la narrativa puede ser curativa porque ayuda a la elaboración y reestructuración sobre todo de experiencias negativas y dolorosas. Enhorabuena por tu blog, Jennifer, que nos sorprende post a post. Un abrazo, José Luis
Jennifer Delgado Suarez dice
¿Existe alguna diferencia entre las palabras escritas con un lápiz y las palabras tecleadas? Realmente la pregunta es interesante ya que si tenemos en cuenta la investigación que resumí en el artículo: Las mentiras: ¿más frecuentes cuando escribimos por email o al usar lápiz y papel?, entonces es probable que el hecho de escribir en una hoja de papel realmente tenga efectos aún más terapéuticos que teclear nuestras ideas. ¿Por qué?
Simplemente porque muchos de nosotros experimentamos la tecnología como algo externo.
Aún así, realmente creo que las diferencias entre un método y otro a la larga terminan siendo muy sutiles porque, como bien afirman Krlos y José Luis; el verdadero poder terapéutico de escribir se debe a que nos hace reflexionar sobre nuestras problemáticas permitiéndonos apreciar otras alternativas y en muchas ocasiones tiene un fuerte poder liberador; como bien puntualiza Hija de la Noche.
Una de las técnicas que suelo utilizar para ayudar a las personas a resolver sus conflictos es pedirles que escriban en una hoja de papel los pros y los contras de sus posibles decisiones. Aunque pueda parecer una tarea muy sencilla, lo cierto es que brinda resultados asombrosos porque el hecho de escribir lo que pensamos, nos ayuda a poner en orden las ideas, brindarles otras jerarquías y apartar un tanto la emocionalidad en aras de tomar la mejor decisión posible.
No obstante, en relación con los blogs, si bien estos pueden ser terapéuticos porque nos permiten expresarnos y reorganizarnos, yo aconsejo andar con cuidado en este sentido ya que el blog también es una forma de comunicar con las personas.
No es lo mismo escribir nuestros pensamientos más íntimos y develar nuestras emociones en un diario que nadie leerá que hacerlo para cientos o miles de personas que potencialmente podrán conocer nuestras ideas y dejarse influenciar por ellas. En este punto aparece un problema ético ya que compartiendo determinadas experiencias con personas que no tienen los recursos psicológicos para procesarlas o que son psíquicamente inestables, podríamos causar un gran daño.
Así, aunque no pongo en duda el poder terapéutico de un blog; si creo que deberíamos ser más conscientes de las implicaciones de aquello que escribimos.
En fin, que con fines curativos prefiero el viejo lápiz y papel por razones eminentemente éticas.
Un saludo y gracias por estas reflexiones que nos ayudan a crecer a todos.
Jose Salado dice
Lo he experimentado este metodo terapeutico y funciona.
Gracias Jennifer. 🙂
Jennifer Delgado Suarez dice
José,
Gracias a ti por la retroalimentación. De seguro tu ejemplo motivará aún más a las personas a poner en práctica esta técnica.
el añejo dice
copie el articulo para poderlo leer con calmita, y lo estoy haciendo pero de pasada voy leyendo los comentarios que son casi todos muy acertados, y como en este "arte" se respetan las opiniones, todo resulta siendo valido, personalmente recomiendo una hoja de papel, fácil de trabajar o por ultimo lo que sea, incluso una terrible servilleta que non amenaza con deshacerse y luego, mas tarde, o al día siguiente le das la estocada final y si logras darte cuenta de lo que fuiste capaz de exponer ayer, lo aquilatas, pero si no, simplemente lo quemas o lo mueles y lo botas a un rió a acequia (también funciona el inodoro) los efectos (alguien dijo feed back) los iras notando desde tu lado "bio-emocional cognitivo"
atte.
el añejo
Jennifer Delgado Suarez dice
En efecto, hay algunos terapeutas que recomiendan quemar todo lo escrito ya que así es como si estuviésemos liberándonos de todos esos pensamientos y emociones negativas.
Muchísimas gracias por compartir tus experiencias y enriquecer el artículo.