Imagina que estás compartiendo la habitación con cuatro personas, una de ellas está irritada y las otras tres se mantienen tranquilas. ¿Quién crees que podrá pensar con mayor lógica? ¿Quién es más racional?
Pues bien, un sorprendente estudio nos sugiere que en realidad las personas enfadadas pueden pensar de manera muy racional y tomar excelentes decisiones. Sin duda alguna se trata de una perspectiva diferente de comprender la ira por lo que bien vale la pena echarle un vistazo al experimento.
El estudio se realizó con un total de 97 personas. El primer paso consistió en pedirle a los participantes que escribiesen sobre un hecho de su vida que los hubiese molestado profundamente haciéndolos sentir enfadados e iracundos. No obstante, a otro grupo se le pidió que escribiesen sobre un evento triste y a un tercer grupo sobre cualquier hecho mundano.
A continuación todas las personas leyeron una introducción a un debate sobre si permitir los kit de manos libre en los teléfonos hacía que la conducción fuese más segura. Lo interesante es que estas personas fueron elegidas a participar en el experimento porque a través de un cuestionario anterior se detectó que pensaban que esta solución mejoraría la seguridad en las carreteras.
Lo interesante viene ahora: a cada persona se les presentaron los resúmenes de ocho artículos, la mitad a favor y la otra mitad en contra de esta medida. Cada cual debía elegir cinco artículos para leerlos por completo.
¿Qué participantes decidieron leer más artículos contrarios a su posición? Y, lo que es aún más importante: ¿Quiénes cambiaron su posición después de leer los argumentos contrarios?
¡Quienes habían escrito sobre la ira!
Las implicaciones de la ira a nivel inconsciente
¿Qué ha sucedido? Este no es el primer experimento de este tipo que se realiza en el ámbito de la Psicología. Los estudios anteriores han demostrado que cuando nos sentimos iracundos y enfadados tenemos la tendencia a rebelarnos y lo hacemos moviéndonos hacia el extremo opuesto (no importa si se trata de la opinión de los otros o de la nuestra).
Por tanto, la ira desactiva ese mecanismo según el cual siempre tendemos a buscar argumentos a favor de nuestras creencias. Obviamente, se trata de un efecto positivo porque nos permite abrir nuestro abanico de posibilidades teniendo en cuenta posiciones contrarias o simplemente diferentes a la nuestra.
Sin embargo, también es obvio que enfadarse no es una de las mejores sensaciones que podemos experimentar y que sería mejor evitarla. Por lo tanto, ahora que conoces el secreto de “la racionalidad de la ira”, puedes aplicarlo sin necesidad de irritarte.
Fuente:
Young, M., Tiedens, L., Jung, H. & Tsai, M. (2011) Mad enough to see the other side: Anger and the search for disconfirming information. Cognition and Emotion; 25 (1), 10-21.
Anónimo dice
¿Entonces es más fácil convencer de otra opinión a una persona cuando está enfadada? ¿No mostrará respuestas agresivas al nosotros intentar convencerla cuando está enfadada?
Jennifer Delgado Suarez dice
En este punto entra en juego la Psicología Inversa. Es decir, se trata de proponer una solución que desencadene una respuesta contraria (que realmente es la que nos interesa obtener).