¿Por qué se producen los lapsus verbales?
En 1901 Sigmund Freud acuñó esas «metidas de pata» con el nombre impronunciable de “fehlleistungen” (en español sería actos erróneos). Freud consideraba que se trataba de un pensamiento, necesidad o deseo inconsciente que se revelaba de esta forma, a través del discurso.
Así, el lapsus freudiano se invoca para explicar un comportamiento extraño y vergonzoso desde el punto de vista social, como por ejemplo, cuando un hombre saluda a la esposa de su anfitrión diciéndole: “encantado de vencer” porque realmente siente una atracción sexual por esta mujer y desearía predominar sobre el esposo.
Freud también cuenta otro ejemplo en el que uno de sus pacientes, estresado por sus dificultades económicas, intentó negarse a seguir tomando el medicamento diciendo: «Por favor, no me dé más recibos porque no puedo tragarlos«. Obviamente, este tipo de errores no son casuales sino una expresión de una necesidad latente.
No obstante, un contemporáneo de Freud, Rudolf Meringer, brindó una explicación mucho menos “excitante” para estos deslices. Según este filólogo, los errores lingüísticos serían simplemente unas cáscaras de banana en el camino de la oración, sencillos cambios accidentales de las unidades lingüísticas, ni más ni menos.
La investigación moderna ha retomado este tema pero desde una perspectiva diferente. Gary Dell, profesor de lingüística y la psicología en la Universidad de Illinois, sostiene que los lapsus linguae son la muestra de la capacidad de una persona para usar el lenguaje y sus componentes.
En su opinión, los conceptos, palabras y sonidos están interconectados en el cerebro a través de tres redes: léxico, semántico y fonológico. Y el habla surge de la interacción de las mismas. Pero de vez en cuando estas redes, que operan a través de un proceso que él denominó «propagación de la activación,» viajan a saltos. Como consecuencia, el resultado puede ser un lapsus o un error al hablar.
Por ejemplo, imaginemos que queremos decir la palabra “cultivar”. En este momento nuestra mente activa una red semántica que está compuesta por, nada menos y nada más, que unas 30.000 palabras. En este punto, también se ponen en marcha todos los significados relacionados con la palabra cultivar e incluso nuestras experiencias personales con ese término.
Por si fuera poco, nuestra red fonológica debe activarse para buscar los sonidos adecuados para pronunciar la palabra. Y todo no termina ahí, también debemos buscar la correspondencia gramatical para que la palabra se escuche adecuadamente dentro de la oración. Como podrás imaginar, es muy fácil que nuestro cerebro se confunda. Lo extraño sería que no lo hiciera.
Por eso, en ocasiones solo llegamos a pronunciar las primeras sílabas de la palabra errónea ya que inmediatamente nos damos cuenta del equívoco y lo solucionamos. Por supuesto, será mucho más fácil confundir las palabras con un sonido similar, como por ejemplo: hospitalidad con hostilidad o insinuar con incinerar. Así, la mayoría de los lapsus verbales no son sino cáscaras de bananas producidas por una “sobrecarga” del cerebro.
¡Pero otros no lo son!
¿Qué esconden los errores al hablar?
Algunos errores al hablar pueden estar provocados por la incidencia de los significados. Por ejemplo, cuando pensamos en el nombre de una persona, inmediatamente acuden a nuestra mente las vivencias relacionadas con esta. De esta forma, esas experiencias o deseos podrían ser los causantes del error. En fin, serían lapsus verbales provocados por los pensamientos intrusivos.
El problema radica en que mientras más nos esforzamos por suprimir estos pensamientos, más frecuentes se vuelven y, por ende, no es raro que terminen manifestándose a través de errores lingüísticos. Por supuesto, mientras más distraídos estemos, más errores cometeremos.
Esto lo demuestra un curioso experimento desarrollado en la Universidad de California en la cual los psicólogos le pidieron a hombres heterosexuales que hablaran sobre sus profesiones delante de una mujer vestida de forma provocativa. Se apreció que estos hombres cometían más lapsus de contenido sexual que quienes habían sido entrevistados por otro hombre. Esto se debe a que nuestro cerebro tiene una capacidad atencional limitada y no puede controlar tantos procesos a la vez.
Para evitar estos errores hay una solución bastante sencilla: hablar lentamente para pensar qué vamos a decir.
Fuente:
Pincott, J. (2012, Marzo) Slips of the tongue. En: Psychology Today.
ANÓNIMUS dice
Doctora Jennifer, hace poco conocí a una persona, cuando salí con ella se confundía mucho al hablar, pero cuando hablamos por celular es totalmente diferente pues no comete estos errores.
Jennifer Delgado dice
Los lapsus verbales pueden deberse al nerviosismo, por eso podrían ser más frecuentes cara a cara que a través de una conversación telefónica, en la que la distancia nos tranquiliza.
Maricielo dice
Doctora jennifer.. Me pasa que aveces suelo decir las cosas al revés como cuando quiero decir: te conté lo que soñé hoy? Y termino diciendo : te soñé lo que conté hoy? Es gracioso pero quisiera saber si es algún problema
Eli dice
Hola, también me pasa lo mismo. Por ejemplo, quiero decir una frase y se me mezclan dos diferentes así: Duérmete tú y Andate a dormir, termino diciendo: Duérmete a dormir xD. Me está preocupando por que me pasa algunas veces.
Jennifer Delgado dice
Maricielo,
En principio no debería ser ningún problema. A veces nos pasa por el estrés, porque tenemos la mente en otro sitio o no prestamos mucha atención. En cualquier caso, si te sigue ocurriendo y te preocupa, es conveniente visitar a un neuropsicólogo.
Yehudy dice
Yo aveces uiero decir algo y digo otra cosa aunque mi cerebro sabe lo que quiero decir a la hora de decirlo digo otra cosa, tengo pensado decir cierre la ventana, pero a la hora de decirlo digo cierre la cobija un breve ejemplo
Ana dice
Hola cuento mi historia me llama la atención q a veces cuando hablo confundo los artículos… A veces también palabras… E tratado de hablar mas lento, tratando de evitar este inconveniente pero nose el xq lo hago ayudaaa
Jountony dice
Hola buenos días, antes me pasaba pero no muy seguido pero en éste último mes me pasa muy frecuente de que confundo las palabras por otras en las oraciones, por ejemplo: «me puedes pasar los zapatos» por «me puedes pasa la lechuga»; o sea son dos cosas distintas con palabras distintas. También me pasa que leo mal algunas palabras u oraciones, cuando voy en el bus y veo algún letrero, anuncio, etc. leo por inercia lo que está escrito pero mal con palabras parecidas, ejemplo: «descuento en electrónica» por «descuello en electrónica». A veces también me pasan algunos despistes como que no reconozco muy bien x lugar o artículo. Antes me pasaba pero muy a la larga, pero hoy son como 4 veces al mes, es como si anduviera sonámbulo y me dura unos segundos. Otra cosa que también me pasa es que confundo los nombres de las personas o no me acuerdo en el instante de que las veo al igual que el nombre de algún objeto y pues la verdad me está preocupando mucho.
Nota: cuando era niño me dió fiebre que deliraba por la misma de lo fuerte que me dió, parte de que sufro de la ansiedad y antes ayunaba mucho.
Jennifer Delgado dice
Te recomiendo someterte a una prueba neuropsicológica que evalúe tus funciones cognitivas o acudir al neurólogo para descartar cualquier problema físico de base, aunque ese tipo de problemas también pueden tener causas psicológicas, como un gran estrés.