
La esquizofrenia afecta a aproximadamente 24 millones de personas en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud, por lo que 1 de cada 300 personas desarrollará este trastorno.
No obstante, la esquizofrenia no es una afección homogénea sino que se manifiesta de diferentes maneras e incluso puede cambiar de un año a otro en la misma persona. Los diferentes tipos de la esquizofrenia se definen de acuerdo a las características más significativas y predominantes presentes en cada persona, lo cual significa que un mismo paciente puede ser diagnosticado con diferentes subtipos en el transcurso de su enfermedad, según vaya variando su cuadro clínico.
1. Esquizofrenia paranoide
La característica que define el el subtipo paranoide (también conocido como esquizofrenia paranoide) es la presencia de alucinaciones auditivas o prominentes ideas delirantes relacionadas con la persecución o la conspiración.
Sin embargo, las personas con este tipo de esquizofrenia suelen ser más funcionales, manteniendo su capacidad para trabajar y relacionarse, en comparación con otros subtipos. No se conoce con exactitud el motivo de esas diferencias, pero puede deberse a que este tipo de esquizofrenia a menudo se presenta más tarde en la vida, de manera que las personas han tenido la oportunidad de alcanzar un nivel de funcionamiento aceptable antes de que comenzara a manifestarse el trastorno. De hecho, las personas con esquizofrenia paranoide pueden llevar una vida bastante normal y gestionar relativamente bien los síntomas cuando se someten al tratamiento adecuado.
Las personas diagnosticadas con paranoia pueden parecer un poco extrañas y a menudo les cuesta hablar sobre lo que sienten. Generalmente, las alucinaciones y los delirios giran en torno a algún tema característico, que se mantiene bastante estable a lo largo del tiempo.
Como norma general, su temperamento y los comportamientos suelen estar profundamente matizados por el contenido de la perturbación del pensamiento. Por ejemplo, las personas que creen que están siendo perseguidas injustamente pueden molestarse fácilmente y se vuelven hostiles y recelosas.
A menudo, los esquizofrénicos paranoides solo solicitan ayuda psicológica cuando han sufrido un estrés importante en su vida que ha provocado una agudización de sus síntomas. En ese momento, los pacientes pueden reconocer la necesidad de recibir ayuda externa o actúan de manera más exagerada para llamar la atención.
No obstante, ni siquiera la esquizofrenia paranoide es homogénea. Cuando los síntomas se encuentran en una fase de exacerbación o empeoramiento, puede producirse una desorganización de los procesos de pensamiento. En ese momento, las personas pueden tener más problemas de lo habitual para recordar hechos recientes, hablar con coherencia o comportarse de manera racional. En esa fase, es normal que necesiten el apoyo de amigos o familiares.
2. Esquizofrenia desorganizada
Como su nombre indica, la característica predominante de este tipo de esquizofrenia es la desorganización de los procesos de pensamiento. Como regla general, las alucinaciones y los delirios son menos pronunciados, aunque pueden producirse.
De hecho estos pacientes pueden tener dificultades significativas para realizar las actividades de la vida cotidiana, incluso las tareas más rutinarias, como vestirse, bañarse o lavarse los dientes. Esas capacidades pueden estar deterioradas o incluso perderse.
En este subtipo también se produce un deterioro de los procesos emocionales. Por ejemplo, estas personas pueden parecer emocionalmente inestables o sus reacciones afectivas parecen no encajar en el contexto de la situación (pueden reírse o mostrarse eufóricos en un servicio funerario u otra ocasión solemne). En resumen, no muestran respuestas emocionales normales, algo relacionado con lo que se conoce como afectividad plana o embotamiento afectivo.
Las personas diagnosticadas con esquizofrenia desorganizada también pueden presentar un deterioro significativo en su capacidad para comunicarse. A veces, su discurso puede llegar a ser casi incomprensible debido a la desorganización del pensamiento. En esos casos, el lenguaje se desorganiza y cambia el orden de las palabras en las oraciones. Cabe aclarar que antes este tipo de esquizofrenia se conocía como hebefrénica.
3. Esquizofrenia catatónica
Las manifestaciones clínicas predominantes del subtipo catatónico implican fundamentalmente alteraciones en el movimiento. Las personas afectadas pueden presentar una reducción drástica de su nivel de actividad, hasta el punto de detener el movimiento voluntario entrando en lo que se conoce como estupor catatónico. En otras ocasiones, la actividad puede aumentar de manera espectacular, un estado conocido como la excitación catatónica.
Este tipo de esquizofrenia también cursa con otros trastornos del movimiento, como acciones aparentemente sin sentido que se llevan a cabo de forma repetitiva, un síntoma conocido como comportamiento estereotipado. Estos problemas a menudo implican que la persona no puede trabajar.
Los pacientes pueden resistirse a cualquier intento de cambiar la forma en que se colocan, aunque también pueden mantenerse en la postura en la que alguien los pone durante largos períodos de tiempo, un síntoma que se conoce como flexibilidad cerosa. Algunos pacientes muestran una considerable fuerza física en la resistencia a los intentos de reposicionamiento, a pesar de que parecen ser incómodo para la mayoría de la gente .
Las personas afectadas por esquizofrenia catatónica podrán asumir voluntariamente posiciones inusuales del cuerpo o contorsiones faciales inusuales, unos síntomas que a veces se confunden con otro trastorno llamado discinesia tardía , que presenta algunos de esos signos clínicos extraños.
Otros síntomas asociados con el subtipo catatónico incluyen la repetición de lo que otros dicen (ecolalia ) o la imitación de los movimientos de otra persona (ecopraxia). Cabe aclarar que la ecolalia y la ecopraxia también se observan en el síndrome de Tourette.
4. Esquizofrenia indiferenciada
El subtipo indiferenciado se diagnostica cuando las personas tienen síntomas de la enfermedad, pero no están suficientemente desarrollados o no son lo suficientemente específicos como para encajarlos en otros tipos de esquizofrenia.
Cabe puntualizar que los síntomas de una persona pueden variar en diferentes momentos a lo largo del tiempo, lo que genera cierta incertidumbre en cuanto a la clasificación del subtipo correcto. Otras personas pueden presentar síntomas que son notablemente estables en el tiempo, aunque no se ajusten a ninguno de los tipos de esquizofrenia descritos. En cualquier caso, el diagnóstico del subtipo indiferenciado puede describir mejor el síndrome clínico mixto.
5. Esquizofrenia residual
Este tipo de esquizofrenia se diagnostica cuando el paciente ya no muestra síntomas prominentes. En esos casos, la gravedad de los signos clínicos generalmente ha disminuido. Las alucinaciones, delirios o conductas idiosincrásicas pueden estar presentes, pero sus manifestaciones son significativamente más leves en comparación con la fase aguda de la enfermedad.
¿Cuáles son las consecuencias y el pronóstico de los diferentes tipos de esquizofrenia?
Como colofón, es importante tener en cuenta que así como existen diferentes tipos de esquizofrenia, sus consecuencias también son variadas provocando distintos grados de discapacidad. Algunas personas requieren atención bajo custodia en instituciones del estado, mientras que otros tienen empleos remunerados y pueden mantener una vida social activa. Sin embargo, la mayoría de los pacientes se encuentran en alguno de esos extremos, por lo que pasará por periodos de crisis y etapas de mayor funcionalidad.
Las personas que tenían un mejor nivel de desempeño antes del inicio de la enfermedad suelen tener un mejor pronóstico. En general, los mejores resultados se asocian con episodios breves de empeoramiento de los síntomas seguidos de un retorno al funcionamiento normal. Las mujeres tienen un pronóstico mejor que los hombres.
En cambio, el peor pronóstico se asocia con un inicio gradual o insidioso, comenzando en la infancia o en la adolescencia; anormalidades estructurales del cerebro y las dificultades para recuperar los niveles anteriores de funcionamiento después de los episodios agudos.
No obstante, existen medicamentos para la esquizofrenia bastante eficaces que, en combinación con la terapia, pueden ser muy útiles para que los pacientes puedan llevar una vida normal.
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