Los padres de hoy están sometidos a una presión social brutal. Por una parte, hay leyes que casi criminalizan algunos comportamientos y, por otra, la ciencia les muestra todas las consecuencias que tienen sus errores en el desarrollo de sus hijos.
Ya sabemos que gritar a los niños daña su cerebro, que el mal humor del padre deja secuelas en el desarrollo emocional de sus hijos y que algunos elogios pueden destruir la autoestima infantil.
A esto se le suma que muchas personas hipócritas blanden la espada de la moralidad y no dudan en atacar a los padres, sobre todo a través de las redes sociales, convirtiéndose en pedagogos, psicólogos y padres “modelo”. De esta forma, algunos dirán que has abandonado a tu hijo aunque estés tan solo a unos metros de él, o que le estás maltratando solo porque has alzado la voz unos cuantos decibeles.
Las madres como diana de críticas destructivas
En los últimos tiempos las madres de todo el mundo han sido testigos de cómo se multiplican los comentarios en los que las personas juzgan la manera en la que crían y cuidan a sus hijos. Normalmente se trata de críticas nunca solicitadas y rara vez constructivas, que solo sirven para avergonzar a las madres y hacerlas sentir inseguras. El problema es que en realidad no importa lo que hagas, siempre habrá personas que critiquen porque cada quien tiene su propia opinión sobre cómo se deben educar los niños.
Una encuesta realizada recientemente en la Universidad de Michigan puso al descubierto una realidad aterradora: 2/3 de las madres refieren que se han sentido avergonzadas por los juicios que otras personas han realizado sobre la crianza de sus hijos. Y lo peor es que muchas de esas opiniones provienen de su círculo más cercano: la familia.
La encuesta incluyó a 475 madres cuyos niños tenían menos de 5 años de edad. El 61% de ellas afirmaron que habían sido criticadas por las decisiones que habían tomado respecto a sus hijos, tanto por sus parejas como por sus padres y suegros.
Además, el 62% creen que las madres generalmente reciben muchos consejos inútiles de los demás y el 56% consideran que se les culpa en exceso por el comportamiento de sus hijos. La mayoría de las madres dicen que fueron criticadas por cómo disciplinaban a sus hijos y la mitad fueron avergonzadas por la alimentación y los patrones de sueño. Casi el 40% recibió alguna crítica negativa por la lactancia o el uso del biberón.
El 42% reconocieron que cuando cuestionaban sus habilidades como madres, se sentían más inseguras sobre sus opiniones y las decisiones que debían tomar.
Esta encuesta nos demuestra que en muchos casos las críticas terminan haciendo más daño que bien, aunque sean hechas con buenas intenciones. Las críticas a menudo solo sirven para acrecentar las dudas y tensiones que ya sufren los padres y las madres. Un rol que, dicho sea de paso, no es nada sencillo.
¿Eres una “mala madre”?
Hay muchas razones por las cuales los demás están dispuestos a juzgarte e incluso a catalogarte como una “mala madre”, entre ellas:
– Eres mala madre por traer a tu hijo al mundo por cesárea y no por parto natural.
– Eres mala madre por no ofrecer lactancia materna a tu hijo y darle biberón.
– Eres mala madre porque sufres depresión postparto y no puedes gestionar tus emociones.
– Eres mala madre porque cada día sales a trabajar para ganar dinero y llegar a fin de mes, dejando a tu bebé a cargo de otro adulto.
– Eres mala madre porque de vez en cuando dejas que tu hijo juegue con el tablet o el móvil para tener apenas unos minutos de descanso.
– Eres mala madre porque sientas a tu hijo delante de la televisión para poder preparar la comida o limpiar la casa.
– Eres mala madre porque el cansancio te vence y no le lees un cuento cada noche a tu hijo.
– Eres mala madre por permitir que tus hijos coman ‘chuches’ de vez en cuando y no le obligas a comer todas las verduras y frutas que debería.
– Eres mala madre porque a veces pierdes la paciencia y tu voz aumenta algunos decibeles.
– Eres mala madre porque no eres una madre perfecta.
– Eres mala madre porque ERES UNA MADRE REAL.
Si te sientes identificada con algunas de estas situaciones, en realidad solo estás demostrando que eres una persona real, que amas a tu hijo pero también tienes dudas y hay momentos en los que no sabes qué hacer, que te encantaría pasar más tiempo con tu pequeño pero las obligaciones cotidianas y el cansancio no siempre te lo permiten.
No hay un manual para ser buenos padres, cada quien debe encontrar su propio camino, lo cual significa que te equivocarás, volverás sobre tus pasos e intentarás enmendar ese error. Es importante que aprendas a disfrutar de la maternidad o la paternidad, despojándote tanto del deseo de hacerlo todo de manera perfecta como de la presión por cumplir las expectativas sociales.
Si quieres a tus hijos y se lo demuestras cada día, si haces todo lo posible para que sean felices y, al mismo tiempo, intentas dar lo mejor de ti, es más que suficiente.
Nunca te sientas culpable por ser una madre real. Este emotivo corto nos muestra que el trabajo de las madres es difícil y no siempre pueden con todo, a veces necesitan descansar y que las ayuden. Pero no pasa nada, está bien
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