La publicidad está por doquier, allí donde miremos hay un anuncio publicitario que nos intenta vender algo. Muchos hemos desarrollado una suerte de apatía que nos “desconecta” de estos anuncios pero lo cierto es que continuamos captando la información que nos transmiten, aunque no en un nivel consciente. Sin embargo, ahora investigadores de la Universidad de Colonia, en Alemania, han descubierto que si masticamos somos inmunes a la publicidad, o al menos a la que se transmite en los cines y la televisión.
¿Cómo llegaron a estas conclusiones?
Muy sencillo, reclutaron a 96 personas para que viesen un filme, obviamente, precedido por una secuencia de anuncios publicitarios de marcas poco conocidas. A la mitad de estas personas se les dieron palomitas de maíz para que comiencen.
Una semana después, las personas fueron al laboratorio y tuvieron que evaluar una serie de productos, incluidos algunos de los que supuestamente habían visto en las secuencias publicitarias durante la proyección del filme. Curiosamente, las personas que estuvieron comiendo palomitas no mostraron una preferencia por los productos publicitados mientras que la otra mitad sí lo hizo, demostrando que en ellas los anuncios habían sido eficaces.
Para confirmar estos resultados, los investigadores idearon un segundo experimento con 188 personas. Era idéntico al anterior solo que los anuncios publicitarios se referían a instituciones benéficas poco conocidas. Al final, a las personas se les dio una recompensa en dinero y se les dijo que debían donar una parte de este. Les dieron diferentes opciones para que eligiesen y lo curioso fue que quienes no habían comido mostraron una clara predilección por las instituciones que habían visto en los anuncios mientras que quienes habían estado comiendo palomitas no mostraron ninguna preferencia.
¿Por qué algo tan mundano como comer palomitas nos hace inmunes a la publicidad?
Los investigadores piensan que todo se debe a que el acto de masticar nos impide repetir el nombre de la marca por lo que nuestro recuerdo se ve afectado. De hecho, se ha demostrado que cuando vemos una marca nueva, tendemos a repetir su nombre inconscientemente haciendo pequeños movimientos con los labios y este gesto sirve para implantar su recuerdo.
Advertencia: te recomiendo que no utilices esta estrategia para inmunizarte de la publicidad porque probablemente tendrías un problema aún mayor: el sobrepeso y la obesidad.
Fuente:
Topolinski, S.; Lindner, S. & Freudenber, A. (2013) Popcorn in the cinema: Oral interference sabotages advertising effects. .Journal of Consumer Psychology.
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