En 2002 un hombre acudió a una consulta médica por psoriasis pero el especialista le indicó varios análisis más, entre ellos uno de VIH. Casi inmediatamente le comunicaron que era portador del virus. Sin embargo, cuatro años más tarde, otro hospital le confirmó que en realidad nunca padeció esa enfermedad. En 2013, un juez de Barcelona condenó al Instituto Municipal de Asistencia Sanitaria a indemnizarlo con 44.954 euros por el error en el diagnóstico.
En 2008 una mujer se sometió a una operación relativamente sencilla para extirpar la matriz pero, como resultado, sufrió una invalidez absoluta. Cinco años más tarde, un juzgado de Barcelona condenó al Servei Català de la Salut a indemnizarla con 249.964 euros.
En 2011, en el hospital de La Vila Joiosa se produjo una infección masiva por hepatitis C. El informe llegó a la conclusión de que la causa había sido la falta de asepsia ya que se utilizó un envase de suero fisiológico multidosis para tratar a distintas personas, en vez de usar frascos individuales. La querella contra el hospital aún está en curso.
Estas y otras noticias aparecen con bastante frecuencia en los diarios españoles y del resto del mundo ya que las causas por negligencia médica van en aumento. Según expertos de la Universidad de Navarra, el hecho de que aumenten las demandas puede deberse a diferentes factores, entre ellos la obligación impuesta al personal de salud de reducir los costos en la atención médica y el progreso de los procedimientos médicos, el cual también implica nuevos riesgos, que antes no existían.
¿Qué es la negligencia médica?
Es importante realizar una distinción entre la negligencia médica y el accidente durante la atención o el tratamiento. Se hace referencia a un accidente cuando este no se puede prever y no es el resultado de la falta de conocimiento o pericia por parte del médico.
Al contrario, la negligencia médica implica un error por parte del médico según las normas de atención para el tratamiento de la condición del paciente, ya sea por falta de conocimiento o debido a una dejadez al proporcionar la atención, lo cual causa un claro perjuicio a la persona.
Las consecuencias psicológicas de la negligencia médica
Las secuelas físicas suelen ser el factor más evidente de la negligencia médica pero no es el único y, en algunos casos, ni siquiera el más importante. De hecho, las consecuencias de la negligencia médica a nivel psicológico no se deben desdeñar ya que, aunque no sean visibles, el sufrimiento que provocan puede afectar a la persona durante años, limitando seriamente su calidad de vida.
– Ansiedad e inquietud: tener que lidiar con un problema de salud ya provoca de por sí una buena dosis de ansiedad y desasosiego, ser víctima de una negligencia médica no hace sino agudizar aún más este estado. Desgraciadamente, la ansiedad no es el mejor aliciente para la salud sino que acentúa los síntomas de numerosas patologías o incluso puede desencadenar alguna enfermedad funcional.
– Desconfianza: la relación médico-paciente se basa en la confianza, una condición fundamental para que se produzca adherencia terapéutica, la cual desempeña un rol protagónico en la sanación. En otras palabras, si la persona confía en el criterio del médico, es más probable que siga el tratamiento al pie de la letra y que sane más rápido. Obviamente, cuando se produce una negligencia médica, la desconfianza sienta casa, y no solo con el médico o el centro implicado sino que a veces se extiende a todo el sistema de sanidad, lo cual, a la larga, repercute negativamente en la salud de la persona.
– Ira y resentimiento: es usual que la persona que haya sido víctima de una negligencia médica se sienta enfadada y no comprenda por qué le ha tenido qué ocurrir justamente a ella. Culpar al médico o al hospital es una reacción normal pero si no se sobrepasa esta etapa sino que se queda atascada en un círculo de resentimiento, este suele generar profundas repercusiones en el ámbito psicológico. De hecho, el resentimiento es uno de los sentimientos más tóxicos que existen porque no solo genera más ira y hostilidad sino que puede afectar directamente la salud física.
– Sensación de abandono e indefensión: a menudo la persona que es víctima de la negligencia médica se siente abandonada a su suerte, experimenta un profundo sentimiento de indefensión, sobre todo una vez que comienza el proceso de reclamación de daños ya que no es sencillo enfrentarse al sistema. Sin embargo, el sentimiento de indefensión conduce directamente a la desesperanza y la depresión, dos estados que no solo afectan profundamente la calidad de vida sino que también pueden desencadenar o agudizar otras enfermedades.
La otra cara de la moneda: El Síndrome del Estrés por Mala Praxis
Al contrario de lo que se suele pensar, la negligencia médica no solo afecta a los pacientes, sus repercusiones también se hacen sentir en el personal sanitario. Por eso se ha acuñado el término: Síndrome del Estrés por Mala Praxis. De hecho, se estima que aproximadamente el 75% de los médicos recibirán una demanda por mala praxis a lo largo de su carrera.
Durante el proceso legal, el 95% de los médicos experimenta elevados niveles de estrés, el cual puede afectar su trabajo ya que en la mayoría de los casos estas personas continúan ejerciendo hasta que llegue la sentencia. Los síntomas principales del Síndrome del Estrés por Mala Praxis son la ansiedad y la depresión, así como las dificultades para mantener bajo control las preocupaciones, las cuales ocupan aproximadamente el 50% de su jornada.
Además, los médicos demandados suelen manifestar síntomas de cansancio, dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular, insomnio, pérdida de autoestima y frustración. En dependencia de su estado de salud previo, también pueden debutar con enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes. Obviamente, esta situación no mejora su práctica clínica sino todo lo contrario, los hace aún más proclives a cometer nuevos errores.
¿Quiénes pueden ayudarte en caso de negligencia médica?
Tanto para los pacientes como para los médicos implicados en un caso de negligencia, existen dos profesionales que son esenciales: el psicólogo y el abogado.
Un psicólogo les ayudará a paliar las consecuencias de la negligencia médica que suelen surgir en el plano emocional, como la ansiedad, la depresión y la irritabilidad. En el caso del paciente, la terapia estará más enfocada en dejar ir el resentimiento y la ira, focalizándose en su bienestar emocional. En el caso del médico, se trabajará más en la autoconfianza y el manejo de las preocupaciones, de forma que estas no afecten su trabajo.
Los abogados también desempeñan un papel importante en el proceso ya que no solo son un representante legal que puede velar por tus derechos sino que se convierten en un apoyo cuando parece que el mundo entero te da la espalda o que estás luchando contra molinos de viento. De hecho, contar con un buen despacho de abogados especializado en negligencias médicas es fundamental para enfrentar un proceso de demanda, no solo para alcanzar tus objetivos sino para no sufrir nuevos daños psicológicos a lo largo del proceso.
Fuentes:
Sanbar, S. S. & Firestone, M. H. (2007) Medical Malpractice Stress Syndrome. En: The Medical Malpractice Survival Handbook: Mosby Co.
Universidad de Navarra (2002) Declaración de la Asociación Médica Mundial sobre la negligencia médica. 44ª Asamblea Médica Mundial, Marbella, España.
Tena, C. (2002) La demanda como efecto de la mala comunicación médico-paciente. CONAMED; 7(3): 15-18.
Charles, S. C. (2001) Coping with a medical malpractice suit. West J Med; 174(1): 55–58.
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