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¿Tienes mala memoria? Podría darte una ventaja insospechada

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ventajas de tener mala memoria

Si eres de los que olvidan fácilmente los nombres, no recuerdan qué comiste ayer o sueles volver a ver una película porque no te acuerdas del final… no eres el único. De hecho, podrías estar en buena compañía. Porque, aunque la sociedad idolatre la memoria perfecta, la atención constante y la mente tipo agenda, lo cierto es que existen ciertas ventajas de tener mala memoria. Y no lo digo solo para consolarte.

La paradoja de recordar demasiado

Imagina esto: escuchas tu canción favorita. Te encanta. La repites varias veces. Pero a la quinta o décima vez, ya no te provoca lo mismo. Te empieza a aburrir. ¿Te ha pasado? Según un estudio realizado en la Universidad de Oregón, si tienes una memoria excelente, es probable que ese hastío llegue antes.

Tu cerebro recuerda la experiencia original con tantos detalles, que al repetirla siente que ya ha estado ahí demasiadas veces. Pierde el brillo. Te aburre. Como resultado, necesitas vivir otras experiencias que te estimulen.

En cambio, una persona que tenga mala memoria a corto plazo o de trabajo, esa que usamos para retener información durante periodos de tiempo más breves, como un número de teléfono o los ingredientes de una receta, no registra los detalles con tanta intensidad. Así que, al repetir la canción, volver a ver un cuadro o incluso charlar con alguien, la experiencia sigue resultando atractiva.

Menos saturación, más disfrute.

En otras palabras: olvidar un poco puede ayudarte a disfrutar más porque el aburrimiento llega más tarde. Como resultado, lo que para algunos es repetitivo y cansino, para otros sigue siendo placentero, precisamente porque lo viven con ojos frescos.

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Cuando el olvido refresca la experiencia

A veces, vemos la mala memoria como una falla, un defecto que hay que corregir con juegos mentales o suplementos alimenticios. Pero este estudio da un giro interesante a esa creencia tan arraigada: la memoria limitada podría ser un filtro que mantiene fresco lo cotidiano. Quienes olvidan más rápido los detalles suelen aburrirse menos, necesitan menos variedad para sentirse estimulados y, de cierta forma, pueden disfrutar más de las pequeñas cosas.

Por ejemplo, una persona con mala memoria puede leer el mismo libro dos veces y volver a emocionarse como si fuera la primera. O puede disfrutar cada paseo por el mismo parque como si no lo hubiera recorrido cien veces antes. Las ventajas de tener mala memoria se extienden incluso a las relaciones personales porque quienes no se saturan emocionalmente con los recuerdos pasados pueden mantener el interés y la conexión durante más tiempo (siempre que no te olvides de los aniversarios y cumpleaños, obviamente).

Otra ventaja de tener mala memoria es que la vida te sorprende más. Tal vez no recuerdes todos los detalles de una película que viste hace dos años y eso hace que puedas volver a disfrutarla. O quizás olvides que en ese restaurante ya habías comido ese plato delicioso, y lo redescubras.

El cerebro que no escribe cada experiencia sobre la piedra, vive – de cierta forma – una versión más ligera y espontánea del mundo. Y eso, en tiempos donde todo parece demasiado, incluso puede ser una bendición.

La ventaja emocional del olvido

Obviamente, tener buena memoria puede ser muy útil a la hora de estudiar o si tienes un trabajo muy analítico o que requiere una gran planificación. Pero también puede generar sobrecarga mental, aburrimiento rápido y rigidez.

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En cambio, una memoria más ligera brilla en el mundo emocional y sensorial, donde estar presente vale más que el archivo mental. De hecho, recordar mucho también puede ser una carga.

Algunas personas reviven continuamente errores, discusiones o situaciones embarazosas del pasado. Les cuesta soltar, pasar página y dejar ir. En ese sentido, tener una memoria más laxa no solo aligera el presente, sino que salvaguarda el bienestar emocional. A veces, no recordar tanto es sinónimo de paz mental. El olvido actúa como un bálsamo natural que suaviza las aristas más duras de lo vivido.

Por supuesto, no se trata de romantizar el olvido, pero sí de reconciliarnos con él, sobre todo con esos pequeños despistes o lagunas en los detalles. Porque, como todo en la mente humana, la memoria también tiene sus matices, y en esos matices a veces puede esconderse un superpoder inesperado: tu mala memoria puede estar haciéndote la vida más agradable.

Tal vez no necesites tantos estímulos nuevos, porque sabes encontrar la frescura en lo que ya conoces. Tal vez vivas más el presente porque no cargas tanto con el pasado. Tal vez disfrutes más lo simple, lo repetido, lo cotidiano…

Referencia Bibliográfica:

Nelson, N. M. & Redden, J. P. (2017) Remembering Satiation: The Role of Working Memory in Satiation. Journal of Consumer Research; 44(3): 633–650.

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Jennifer Delgado Suárez

Psicóloga Jennifer Delgado Suárez

Soy psicóloga. Por profesión y vocación. Divulgadora científica a tiempo completo. Agitadora de neuronas y generadora de cambios en mis ratos libres. ¿Quieres saber más sobre mí?

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