Aunque siempre se habla del autismo en los niños, lo cierto es que algunos adultos con un trastorno del espectro autista, especialmente aquellos con alto funcionamiento o síndrome de Asperger, son capaces de trabajar con éxito en determinados puestos de trabajo y llevan una vida relativamente normal. Obviamente, sus limitaciones en la comunicación y los problemas sociales a menudo causan dificultades por lo que continuarán necesitando apoyo a lo largo de su vida.
Muchas otras personas con autismo logran trabajar en talleres o en lugares especialmente diseñados para personas con discapacidad. De hecho, las estadísticas indican que aproximadamente el 43% de los adultos con autismo están estudiando o trabajando.
Una vez que termina la etapa escolar, la familia es la encargada de buscarle un empleo y ayudarle a organizar el mejor estilo de vida posible. A menudo es de gran ayuda conocer a otros padres de personas con autismo que ya hayan recorrido ese camino con anterioridad.
La vida independiente. Algunos adultos con autismo son capaces de vivir por su cuenta y otros pueden vivir de manera semi independiente en su propia casa o piso si tienen asistencia social o de sus padres, sobre todo para ayudarles a llevar las finanzas personales o para asuntos oficiales.
La vida en casa. Actualmente muchos países cuentan con un fondo de la seguridad social que está a disposición de los padres que tengan que hacerse cargo de un hijo con discapacidad, siempre y cuando este no trabaje y no sea independiente, por supuesto. Las estadísticas señalan que cerca del 48% de los adultos autistas aún viven en la casa de sus padres.
Como el autismo a menudo está acompañado con algún tipo de discapacidad intelectual o con problemas de depresión, ansiedad y otras afectaciones de salud, es probable que la persona necesite supervisión pero siempre se recomienda dejarle toda la independencia posible.
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