La vida da muchas vueltas. Los caminos de las personas se cruzan. Las decisiones y la casualidad van definiendo las relaciones que establecemos, tanto en el plano personal como profesional. Algunas de esas relaciones valen oro, otras son tóxicas. Algunas nos convierten en mejores personas, otras nos empequeñecen.
Por desgracia, a veces nos quedamos atrapados en vínculos que nos restan valor. Por mil motivos diferentes, nos quedamos gravitando en la órbita de personas que no nos aprecian lo suficiente o no nos valoran. Cortar por lo sano puede ser una de las decisiones más empoderadoras y respetuosas hacia nosotros mismos que podemos tomar. Pero no siempre es fácil.
Los daños emocionales que provocan las relaciones invalidantes
“Nadie es una isla, completo en sí mismo”, escribió John Donne. Incluso una autoestima a prueba de balas terminará erosionándose a golpe de invalidaciones, rechazos, críticas destructivas y menosprecio.
Las relaciones que estableces pueden ayudarte a crecer, reforzar la seguridad en ti mismo y desarrollar tu mejor versión o, al contrario, empujarte hacia la inseguridad, la falta de confianza en tus capacidades y, en última instancia, hacer que se instaure la creencia de que no vales lo suficiente.
Cuando te quedas atrapado durante mucho tiempo en relaciones con personas que no te valoran por quién eres y lo que aportas, terminarás pagando una factura bastante elevada en términos psicológicos.
- Sentimientos de insuficiencia. Dar, comprometerse y sacrificarse constantemente sin que se valore ese esfuerzo genera una sensación de insuficiencia. Ese desequilibrio entre lo que das y lo que recibes a cambio puede hacer que te cuestiones tu valor como persona, llevándote a pensar que no mereces ser amado, en el caso de las relaciones personales, o que no estás lo suficientemente capacitado, en el caso de las relaciones profesionales.
- Frustración y resentimiento. Todos necesitamos recibir validación pues, de cierta forma, es la brújula social que nos indica si vamos por bien o mal encaminados. Cuando estableces relaciones invalidantes, esa necesidad queda insatisfecha, de manera que la frustración y el resentimiento se van acumulando. Sentirte subestimado alimenta un sentimiento de amargura que terminará contagiándolo todo.
- Autoestima baja. Mantener relaciones con personas que no te valoran puede socavar profundamente la percepción que tienes de ti mismo. La falta de reciprocidad y la invalidación harán que dudes cada vez más de tu valía y capacidades, afectando tu confianza, seguridad y autoimagen.
Este tipo de vínculos puede tenderte una trampa particularmente peligrosa: en vez de alejarse de quien no te valora, inviertes más en esa relación para obtener su aprobación. Puedes pensar que, si te esfuerzas un poco más en el trabajo, tu superior finalmente valorará lo que haces o que si te empeñas un poco más en satisfacer a tu pareja, te recompensará con el amor que deseas. Por desgracia, eso no suele ocurrir.
Cuando una persona no te valora desde el inicio, es difícil y a menudo completamente contraproducente, que intentes hacerte valer. No te sacrifiques pensando que te volverás imprescindible o que te convertirás en su media naranja y viviréis felices por siempre. Las probabilidades de que eso ocurra son mínimas, simplemente porque no están en tus manos. Hay personas tan llenas de sí o con unos valores tan diferentes a los tuyos, que será difícil que puedan apreciar tu luz y singularidad.
¿Cómo alejarse de quien no te valora?
Un refrán popular aconseja no dar perlas a los cerdos. De la misma forma, no malgastes tu tiempo y energía cultivando relaciones personales o profesionales con personas que no valoran tu esfuerzo y te hacen sentir mal.
No podemos encajar con todos. Y no todos sabrán valorarnos. Acéptalo y pasa página. Es mucho mejor que quedarte orbitando alrededor de una relación que, en vez de aportarte, te resta. Canaliza tu energía hacia actividades más productivas o personas que realmente merezcan tu tiempo y atención.
Intentar cambiar a alguien que no te aprecia suele desencadenar un ciclo de frustración y decepción. No tienes que convencer a una persona de tu valor ni hacer malabares para que se dé cuenta de lo que podría perder. Es su problema, no el tuyo. Comprender eso te devolverá el poder para decidir qué quieres hacer con tu vida. Cuando aceptas que estás en una relación tóxica y que mereces algo mejor, te das permiso para explorar nuevas posibilidades y enfocarte en lo que te hace sentir bien.
Y, sobre todo, evita culparte. No caigas en un bucle de preguntas sin respuestas para intentar comprender qué ha ocurrido. Puedes hacer un ejercicio de introspección, pero asegúrate de que sea constructivo. A veces, simplemente no es posible encontrar respuestas. A veces, simplemente esa persona no supo ver tu brillo. O sus valores e intereses no coincidían con los tuyos.
Por tanto, sé amable contigo mismo. Reconecta con tu valor. Recompón los pedazos rotos que puede haber dejado esa persona a su paso y aléjate de quien no te valora con paso firme hacia un futuro más saludable y desarrollador para ti.
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