La tormenta de ideas, o lluvia de ideas, como también se le conoce, es probablemente la técnica grupal más conocida y utilizada para resolver problemas de manera creativa. Muchas organizaciones, cuando se enfrentan a un desafío, hacen sesiones de lluvia de ideas hasta la extenuación.
«Encontrémonos en el salón de reuniones o por videoconferencia para generar un montón de ideas hasta encontrar la solución», esa es la mentalidad detrás de este enfoque. Se suele pensar que cuando un grupo de personas arrojan ideas al azar, eventualmente alguna funcionará y dará en el clavo.
Las contraindicaciones de la tormenta de ideas
La tormenta de ideas está tan asentada en el imaginario organizacional que muchas veces aparece como la respuesta predeterminada a cualquier problema. Sin embargo, en ocasiones eso evita que se busquen otras soluciones y se elija una estrategia que no siempre es el camino más adecuado para encauzar los esfuerzos creativos.
De hecho, un estudio realizado en la Universidad Texas analizó los efectos reales de la lluvia de ideas sobre el pensamiento creativo y descubrió que, en lugar de conducir a una gran cantidad de ideas nuevas, a menudo esta técnica reduce el enfoque del grupo a una sola idea no óptima.
Estos psicólogos comprobaron que era relativamente común que los miembros del grupo se obsesionaran con las ideas de los demás y se unieran inconscientemente en torno a una idea, en vez de explorar otras propuestas más originales y válidas.
Por otra parte, la eficacia de la tormenta de ideas también depende en gran medida de la jerarquía. En todos los grupos, en especial aquellos que se forman en una organización laboral, existe una jerarquía, de manera que algunas personas tienen más “poder” que otras debido a su experiencia o cargo.
Ese desequilibrio de poder suele hacer que determinados miembros generen una cantidad desproporcionada de ideas, basándose únicamente en su posición social. Los miembros más seguros o con más poder social también expresarán sus ideas primero y las reafirmarán, de manera que terminarán coartando, sin darse cuenta, las ideas de las personas que tienen menos poder.
Por otra parte, la creatividad no es un proceso que pueda someterse a horarios estrictos. La creatividad no es lineal sino que consiste en agregar, restar, combinar, recortar y volver a juntar ideas para formar nuevos patrones o configuraciones. Por eso, las buenas ideas suelen aparecer por insight en los momentos y lugares más inesperados.
La lluvia de ideas a menudo viola el ritmo y las condiciones del pensamiento creativo, añadiendo una presión que termina siendo perjudicial y lastra la originalidad.
¿Cómo hacer una tormenta de ideas realmente eficaz?
Tras estudiar la creatividad en grupos, psicólogos de la Universidad de Texas también llegaron a la conclusión de que la tormenta de ideas en realidad no funciona tan bien como solemos pensar. Afirman que “en las interacciones cara a cara, la oportunidad de compartir información y conocimientos está limitada por el hecho de que solo una persona puede expresar sus ideas a la vez”.
“Mientras espera su turno para compartir ideas, otra persona puede olvidar lo que quería decir o distraerse por las ideas que comparten los demás. Además, también puede producirse una participación bastante desigual ya que algunas personas dominan la discusión”.
Estos psicólogos explican que cada vez más investigaciones corroboran la teoría de que la lluvia de ideas individual es más eficaz que la tormenta de ideas grupal. Sin embargo, eso no significa que sea necesario renunciar a esta técnica. Por eso han incorporado algunas variaciones a la técnica de la tormenta de ideas original.
En un pequeño experimento, estos psicólogos pidieron a 57 empleados de una empresa de tecnología que aportaran ideas sobre cómo formar un equipo excelente, significativo y eficaz. Un grupo escribió primero sus ideas en papel de manera individual y luego realizaron una sesión grupal. Después de 10 minutos escribiendo las ideas individualmente, les pidieron que comenzaran a pasar sus hojas de papel al grupo mientras continuaban generando ideas. En el otro grupo se invirtió el orden.
Las personas generaron un 37% más de ideas cuando trabajaron primero en grupo, en comparación con aquellas que trabajaron solas primero.
En un segundo estudio, probaron una técnica llamada escritura cerebral asincrónica, en la que las personas alternaban rápidamente entre compartir con un grupo y trabajar solas, con el objetivo de aprovechar lo mejor de ambos mundos. En práctica, los participantes alternaban entre escribir ideas individualmente durante 8 minutos, seguidos de breves sesiones de revisión de 3 minutos en las que pasaron y leyeron las ideas de los miembros de su equipo. La condición asincrónica produjo un 71% más ideas que la condición grupal tradicional.
Ambos estudios demuestran los beneficios de intercambiar ideas mediante la escritura y el trabajo individual. Por lo tanto, puede ser una variación más eficaz que la tormenta de ideas tradicional. Eso significa que la próxima vez que vayas a aplicar la tormenta de ideas, será mejor que aproveches el potencial de la escritura para aumentar la productividad del grupo y dejar que la creatividad fluya.
Fuentes:
Paulus, P. B. et. Al. (2015) Asynchronous Brainstorming in an Industrial Setting Exploratory Studies. Human Factors: The Journal of the Human Factors and Ergonomics Society; 57(6):1076-94.
Brown, V. R., & Paulus, P. B. (2002) Making group brainstorming more effective: Recommendations from an associative memory perspective. Current Directions in Psychological Science; 11(6): 208-212.
Kohn, N. W. & Smith, S. M. (2011) Collaborative fixation: Effects of others’ ideas on brainstorming. Applied Cognitive Psychology; 25(3): 359-371.
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