La pareja que tiene problemas para concebir se enfrenta a un mar de sentimientos encontrados. A la esperanza de cada intento se le suma la tristeza de un nuevo fracaso. Con esta sensación de desesperanza es que llegan muchas parejas a las clínicas de reproducción asistida ya que estas casi siempre son el último intento antes de desistir por completo del intento de ser padres.
En este punto se suele perfilar en el horizonte la donacion de ovulos, en el caso de que el problema de fertilidad recaiga sobre la mujer. Como lo indica su nombre, el embrión se obtiene a partir de un óvulo donado; es decir, de otra mujer.
En realidad se trata de una técnica que ya lleva varios años de andadura, de hecho, el primer embarazo realizado con un óvulo donado ocurrió en 1983. Desde entonces hasta la fecha mucho se ha avanzado y hoy las tasas de éxito de este procedimiento son mayores. Además, es una oportunidad nada desdeñable para las mujeres que pasan de los 40 años ya que si usan óvulos de una mujer más joven la probabilidad de éxito aumenta hasta en un 50%.
Sin embargo, dejando aparte las estadísticas, lo que verdaderamente nos interesa es cómo se siente la mujer que recibe el óvulo de otra. ¿Qué emociones experimenta? ¿Cómo vive todo este proceso?
Del fracaso a la aceptación
Normalmente las mujeres que optan por la donación de óvulos lo primero que experimentan es una sensación de fracaso. Aún ven esta alternativa con cierto escepticismo y, sobre todo, tienen miedo de que familiares y amigos la juzguen mal.
También suelen aparecer dudas sobre la donante: la mujer se pregunta cómo será y es normal que se pregunte si no se trata de una persona desesperada que ha donado los óvulos simplemente para recibir una recompensa monetaria a cambio (vale aclarar que un estudio realizado en la Universidad de Washington encontró que un tercio de las donantes de óvulos lo hacían por razones meramente humanitarias y dos tercios reportó satisfacción con el proceso).
En esta primera fase la donación de óvulos se contempla más desde el prisma del rechazo que desde una perspectiva positiva por lo que suelen presentarse síntomas de depresión y frustración.
Sin embargo, poco a poco todo va cambiando. Entonces la mujer comienza a percibir la donación de óvulos como una segunda oportunidad. En este punto la idea empieza a aflorar como algo positivo y vuelve a encenderse la mecha de la esperanza.
No obstante, el camino aún es cuesta arriba. En algún momento a la futura madre se da cuenta de que la donación de óvulos implica que debe renunciar a su genética. En este punto se vuelve a sentir la sensación de fracaso, despecho e ira. Entonces aparecen las dudas sobre cómo se verá el niño y si tendrá muchas características de la madre biológica (en realidad pocos padres conocen que la personalidad del niño se forma a lo largo de su desarrollo y que las cuestiones genéticas poco tienen que ver).
Es normal que la mujer reflexione sobre las características positivas que podría pasarle a su hijo y a veces se experimenta cierta desconexión de la realidad, como si se estuviese viviendo todo ese dilema en la piel de un observador externo.
Afortunadamente, después llega una etapa de aceptación, en la cual la futura madre simplemente deja ir todas sus dudas y acepta la donación de óvulos. En este punto el camino es cuesta abajo porque la futura madre se centra en el bebé y deja de lado todas sus dudas.
Fuente:
Schwarz, J. (2008) Most women report satisfaction with egg donation; some claim problems. Universidad de Washington.
Deja una respuesta