Mihaly Csikszentmihalyi es un psicólogo de la Universidad de Chicago que ha dedicado buena parte de su vida a estudiar la creatividad humana. En sus numerosas investigaciones se vislumbra un concepto central: el flujo creativo o estado de flujo.
Este fluir sería un estado de la conciencia donde funcionamos de manera casi automática y con un pequeñísimo esfuerzo pero manteniéndonos profundamente concentrados en la tarea. Por eso, cuando emprendemos una actividad y logramos este flujo creativo, logramos aumentar nuestro desempeño y gastar menos energías.
Inicialmente el concepto de flujo creativo puede ser algo complejo de entender. En palabras sencillas, este estado es una especie de auto-olvido donde la persona trasciende su entorno y sus preocupaciones para centrarse en la actividad que está realizando. En estos momentos, todo transcurre de forma espontánea y natural. Se experimentan emociones positivas y una extrema lucidez.
Csikszentmihalyi hace referencia a algunas características del flujo creativo:
1. Claridad de las metas: cuando estamos inmersos en este fluir sabemos exactamente qué hay que hacer y cuáles son nuestras metas. El objetivo final es muy claro y, obviamente, esta es una gran motivación para continuar con la tarea.
2. Respuesta inmediata a las acciones: en este estado de flujo creativo sabemos muy bien lo que estamos haciendo y podemos darle una respuesta rápida a todos los problemas que se presentan. Es como el curso del río que a pesar de las piedras en su camino, siempre sigue su cauce natural bordeándolas.
3. Equilibrio entre destrezas y dificultades: en muchas de las actividades que emprendemos cotidianamente, nos ataca el miedo y la ansiedad porque creemos que no somos suficientemente capaces. Al contrario, otras veces somos conscientes de que la tarea que estamos realizando está por debajo de nuestras capacidades y nos aburrimos.
En el estado de flujo creativo existe un equilibrio entre ambos factores de forma que nos mantenemos adecuadamente motivados porque tenemos el desafío necesario y contamos con las capacidades para enfrentarlo. A la misma vez, no tenemos miedo al fracaso sino que estamos embargados por una sensación de seguridad y confianza.
4. Actividad y conciencia se conjugan: en este estado de fluir creativo estamos tan profundamente concentrados e implicados en lo estamos haciendo que es casi como si nos fundiéramos con la actividad que estamos realizando. El “yo” y lo externo presentan límites mucho más difusos que en la cotidianidad. De hecho, Csikszentmihalyi afirma que la conciencia del “yo” a la larga no es sino una carga para el proceso creativo. Al contrario, “en el fluir estamos demasiado absortos en lo que estamos haciendo para preocuparnos por proteger el ego”.
5. No hay distracciones: nuestra atención está enfocada en el aquí y ahora. El fluir es simplemente una intensa concentración en el presente.
6. El sentido del tiempo desaparece: cuando estamos inmersos en el flujo creativo nos olvidamos del tiempo, las horas pasan sin percatarnos y pensamos que solo han transcurrido unos pocos minutos.
7. La actividad se hace “autotélica”: la palabra autotélica es de origen griego e indica un fin en sí mismo, no hay un fundamento (ni económico, social o racional) más allá del disfrute de la actividad.
En este punto probablemente todos se estén preguntando cómo lograr el estado de flujo creativo. Pues bien, existen algunos trucos:
– Concentrarse de forma consciente en la tarea a realizar, poco a poco el estado de flujo aparecerá por sí mismo.
– Determinar con anterioridad cuál es el verdadero objetivo de lo que estamos haciendo.
– En los primeros momentos, aislar del entorno todos los estímulos que puedan distraer nuestra atención.
– Plantearse desafíos que potencien nuestras capacidades pero que a la misma vez sean alcanzables.
– Dejar de ser críticos y aprender a relajarse, encontrando el placer en lo que hacemos.
– Dejar de preguntarse continuamente los motivos o razones del comportamiento.
Finalmente, les dejo con una frase de Csikszentmihalyi “el secreto de una vida feliz es lograr un flujo creativo en la mayor cantidad de tareas posibles de nuestra vida cotidiana”. O como diría la sabiduría popular: “el secreto de la felicidad no está en tener todo lo que quieres sino en amar todo lo que tienes”.
Fuente:
Csikszentmihalyi, M. (1998) Creatividad, El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Madrid: Paidós.
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