En nuestra vida cotidiana estamos rodeados de una infinidad de objetos; comúnmente los utilizamos pero no pensamos en el efecto que los mismos podrían ejercer sobre nosotros. Las gafas de sol es uno de los aditamentos que ha despertado una mayor fascinación entre los psicólogos. Y es que más allá de su función principal de protegernos de los rayos solares, lo cierto es que su incidencia en nuestro comportamiento es bastante sorprendente.
Un estudio desarrollado por Glenn Wilson, profesor de la Universidad de Londres, afirma que llevar gafas de sol puede hacernos sentir más confiados y parecer más atractivos para el sexo opuesto. Incluso llega a afirmar que llevar gafas de sol puede impulsarnos a hacer cosas que jamás nos atreveríamos de no llevar este aditamento. ¿El efecto del anonimato? Investigadores de la Universidad de Toronto y de Carolina del Norte aseguran que usar gafas de sol nos hace particularmente desconfiados para con los otros y llega a promover comportamientos poco éticos.
Un experimento reciente desarrollado por científicos de la Universidad de Carolina del Norte y de la Harvard Business School ha ido un paso más allá para afirmar que el poder de las gafas de sol se extiende incluso al hecho de si las mismas son de marcas reconocidas o copias. Para llegar a estas conclusiones reclutaron a 85 féminas con una media de edad de 21 años y les dijeron que formarían parte de una campaña de marketing para evaluar pares de gafas.
Antes de pasar al experimento se les hizo valorar una docena de productos y al finalizar a un grupo se les dijo que, según las preferencias mostradas en la prueba, tenían una cierta predilección por las copias por lo que en el experimento usarían copias de marcas lujosas. Por supuesto, realmente la selección se había hecho al azar pero los investigadores deseaban que las chicas supiesen que sus gafas no eran auténticas.
Con las gafas de sol puestas, las participantes se enfrentaron primeramente a dos tareas esenciales, una de contenido matemático y la otra perceptual. Por cada respuesta correcta podrían obtener 0.50¢, hasta un máximo de 10$ en cada prueba. Posteriormente se les pidió que estimaran el precio aproximado de las gafas de sol que utilizaban (para comprobar que realmente aquel grupo que llevaba las copias había interiorizado que no eran auténticas) y como última tarea debieron llenar un cuestionario donde evaluaban su interés por la moda y otros temas relacionados con las marcas de lujo y las gafas.
Los resultados fueron sorprendentes: en la tarea de matemáticas el 70% de las jóvenes que usaron las copias de un par de gafas de sol mintieron para ganar una mayor recompensa mientras que en el grupo que usaron las auténticas esta tendencia solo se evidenció en el 30%. Otro tanto sucedió en la tarea perceptual. Los investigadores se asombraron tanto que repitieron una vez más el experimento, esta vez con 91 jóvenes cuya media de edad rondaba los 22 años. Los resultados no variaron.
Entonces introdujeron un nuevo grupo de control (esta vez el experimento se repitió con 100 jóvenes) al cual no se les informó si las gafas de sol que usarían eran originales o copias. También se les pidió que llenaran un test donde se evaluaba la autenticidad y la auto alienación. En esta ocasión el 74% de las jóvenes que sabían que llevaban gafas de sol falsas mintieron para aumentar sus ganancias, en el grupo de control el número disminuyó al 42% mientras que entre las jóvenes que llevaban las gafas originales esta tendencia se observó solo en el 30%. De manera curiosa, las jóvenes que llevaban las copias también se sintieron más alienadas y menos auténticas, según los resultados del test.
Los investigadores afirman que la mayoría de las personas que usan copias de grandes marcas no solo desean disminuir los costes del producto sino que además esconden un intento de mejorar su autoimagen aunque, contradictoriamente, los efectos que se obtienen son diversos. Así, sugieren que la falta de autenticidad de un producto puede hacer que sus dueños se sientan menos auténticos (a pesar de sus creencias de que las copias tienen ciertas ventajas) y este sentimiento les hace actuar de manera deshonesta. En pocas palabras: el hecho de sentirse como un fraude hace que las personas realmente cometan fraudes.
Por supuesto, se sobreentiende que no es el producto en sí lo que provoca esta sensación sino la relación que establecemos con ciertas peculiaridades del producto. No obstante, aunque siempre esté mediando la subjetividad, es interesante conocer cómo algunos objetos aparentemente tan insignificantes como las gafas de sol pueden determinar en algún grado nuestras decisiones y comportamientos.
Como punto final retomo un consejo de Multiópticas que nos avisa que llevar gafas de sol no homologadas puede ser incluso más dañino que exponerse directamente al sol ya que el material con el cual están hechas las falsificaciones no eliminan las longitudes de onda dañinas para nuestros ojos dejándolos totalmente desprotegidos. En España el 40% de las gafas de sol que se venden no están homologadas y las razones de tal opción no solo están en el precio sino en el deseo de estar a la moda. Quizás es hora de ir repensando nuestros hábitos.
Fuentes:
Gino, F.; Norton, M. I. & Ariely, D. (2010)The Counterfeit Self: The Deceptive Costs of Faking It. Psychological Science; 21(5): 712–720.
Zhong, C., Bohns, V., & Gino, F. (2010). Good Lamps Are the Best Police: Darkness Increases Dishonesty and Self-Interested Behavior. Psychological Science; 21(3): 311-314.
(1999, Junio) Sunglasses “boost sexual self-confidence”. En: BBC News.
Deja una respuesta