En la sociedad líquida que definió Zygmunt Bauman, donde todo parece ser efímero e impermanente, incluso las relaciones, la filosofía estoica gana protagonismo y se consolida como una alternativa de vida para aquellos que quieren huir de la hiperestimulación en la búsqueda de un estilo de vida más significativo y tranquilo.
Epicteto fue uno de los estoicos más célebres. Pensaba que el secreto de la felicidad consiste en la aceptación radical y en vivir de manera sencilla en comunión con la naturaleza, dependiendo lo menos posible de los bienes materiales. También pensaba que la fuente del sufrimiento se encuentra en nuestra incapacidad para asumir una distancia psicológica de lo que nos sucede y desarrollar una perspectiva más lógica y menos emocional.
De hecho, aconsejaba: “No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres. Desea más bien que se produzcan tal como se producen y serás más feliz”. Su filosofía nos anima a abandonar nuestras expectativas, que en muchos casos son la fuente de la insatisfacción y el sufrimiento, y aprender a lidiar con la realidad tal y como se presenta.
El filósofo de la no-preocupación
“En cuanto a todas las cosas que existen en el mundo, unas dependen de nosotros, otras no.
“De nosotros dependen nuestras opiniones, movimientos, deseos, inclinaciones y aversiones; en una palabra: todas nuestras acciones.
“Las cosas que no dependen de nosotros son: el cuerpo, los bienes, la reputación, la honra; en una palabra: todo lo que no es nuestra propia acción.
“Las cosas que dependen de nosotros son libres por naturaleza, nada puede detenerlas ni obstaculizarlas.
“Las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas, dependientes, ajenas y sujetas a mil obstáculos y mil inconvenientes.
“Si crees libres a las cosas por naturaleza esclavas, y propias a las que dependen de otro, encontrarás obstáculos a cada paso, estarás afligido, alterado y te quejarás continuamente de los dioses y los hombres.
“En cambio, si consideras lo que te pertenece como propio y lo ajeno como de otro, nunca nadie te forzará a hacer lo que no quieres ni te impedirá hacer lo que quieres. No increparás ni acusarás a nadie; no harás ni la más mínima cosa que no desees; nadie, entonces, te hará mal alguno y no tendrás enemigos, pues no aceptarás nada que te perjudique.
“Si aspiras a tan grandes bienes, no debes trabajar mediocremente para lograrlos.
“En lo que concierne a las cosas exteriores, debes renunciar por completo a algunas y dejar otras para otro momento pues si buscas armonizarlas y ambicionas tanto estos bienes como riquezas y honores, quizá no obtengas ni los unos ni los otros. Y seguramente no podrás alcanzar los únicos bienes que pueden darte la auténtica libertad y felicidad.
“Por tanto, ante cualquier fantasía perturbadora, dite: ‘No eres más que pura imaginación’ y enseguida examínala con atención y ponla a prueba. Ante todo, procura distinguir si esa idea pertenece a aquello que depende de ti o, por el contrario, forma parte de aquello que no depende de ti. Y si pertenece a aquello que no depende de ti, piensa sin titubear: ‘Esto no me atañe’”.
Las cinco enseñanzas de Epicteto
Epicteto pone el dedo en la llaga. Nos anima a reflexionar sobre cómo nuestras expectativas, muchas veces irreales, son la fuente de gran parte de nuestro sufrimiento. Cuando pretendemos que la realidad sea diferente para que se amolde a nuestros deseos y queremos controlar todo lo que ocurre, incluso aquellas cosas sobre las que no tenemos ningún control, surge la frustración. Epicteto, al contrario, nos conmina a fluir con la vida para poder proteger nuestro equilibrio mental.
Sus palabras se pueden resumir en 5 grandes enseñanzas que deberían convertirse en nuestro mantra personal:
- Hay cosas que dependen de nosotros, otras escapan de nuestro control. Cuanto antes lo asumamos, mejor.
- Si pretendemos controlarlo todo, le estaremos abriendo la puerta a la insatisfacción, la frustración y la infelicidad.
- La auténtica libertad proviene de comprender la diferencia entre lo que depende de nuestros esfuerzos y lo que no. Así podremos enfocar nuestra energía en lo que realmente podemos alcanzar.
- La vida es ganar y perder, para alcanzar algunas cosas hay que renunciar a otras, no podemos tenerlo todo a la misma vez.
- Debemos aceptar todo lo que ocurre. Negar la realidad nos llevará a asumir conductas disfuncionales, al contrario, aceptarla es el primer paso para poder cambiar lo que podemos cambiar.
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