Los gestos que realizamos mientras hablamos, el lenguaje mímico, sirven para reforzar el mensaje que deseamos transmitir. Básicamente, son un reflejo de lo que sentimos y pensamos. Sin embargo, hasta el momento nunca habíamos pensado que la forma de gesticular puede influir en nuestro pensamiento. ¿Cómo?
Investigadores de la Universidad de Chicago idearon un experimento muy interesante que les permitió observar cómo los gestos influían en el pensamiento. En primer lugar, le pidieron a los participantes que resolviesen el problema de la Torre de Hanoi (un juego matemático en el que existen ocho discos de tamaño creciente y tres estacas; el objetivo es transferir los aros de una estaca a otra hasta formar una torre perfecta).
Una vez que las personas terminaron, debían explicar cómo resolvieron el problema. Lo curioso es que resulta prácticamente imposible dar una explicación sin usar las manos ya que estas nos sirven para ir indicando cómo hemos movido los aros. Son gestos que aparecen de manera natural. Pues bien, los investigadores se fijaron en la manera en que gesticulaban estas personas.
A continuación, les pidieron que resolvieran de nuevo el problema pero esta vez con un grado extra de complejidad. Entonces se dieron cuenta de que las personas que más gesticulaban y que usaron las dos manos, llegaban más rápido a la solución.
Vale aclarar que este no es el único estudio que hace hincapié en la importancia de los gestos para las funciones cognitivas. En el pasado, investigadores de la University of New South Wale descubrieron que cuando a los niños se les impedía gesticular, les resultaba más complicado recordar la información que habían compartido con anterioridad. Al contrario, gesticular les permitía consolidar la información en su memoria.
¿Por qué los gestos nos ayudan a recordar y a pensar mejor?
Los investigadores creen que cuando gesticulamos, estamos esforzando aún más a nuestro cerebro que si nos limitamos simplemente a narrar una situación. Obviamente, implicar diferentes zonas cerebrales en el aprendizaje, sobre todo las que están relacionadas con los movimientos motores, aumenta las probabilidades de recordar la información o de pensar con mayor claridad.
Cuando gesticulamos estamos representándonos la información desde otra perspectiva y eso resulta muy positivo para el aprendizaje. De hecho, podemos comprender los gestos como una forma peculiar de acción, y ya sabemos lo que se dice: recordamos un 30% de lo que vemos, un 70% de lo que decimos y un 90% de lo que hacemos. Por tanto, la próxima vez que te veas gesticulando, no te cortes, quizás tu cerebro lo necesita.
Fuentes:
Beilock, S. L. & Goldin, S. (2010) Gesture Changes Thought by Grounding It in Action. Psychological Science; 21(11): 1605-1610.
Stevanoni, E. & Salmon, K. (2005) Giving Memory a Hand: Instructing Children to Gesture Enhances their Event Recall. Journal of Nonverbal Behavior; 29(4): 217-233.
Ⓙⓚ✺Ⓟⓗⓞⓣⓞⓖⓡⓐⓜⓢ dice
Muy interesante!!
Gracias por compartirlo 🙂
Pangui dice
"descubrieron que cuando a los niños se les impedía gesticular…"
Una hipótesis alternativa que se me ocurre es que el esforzarse en inhibir los gestos (o el encontrarse en una situación que físicamente te los impida) consume recursos atencionales, por lo que no es que los gestos ayuden a recordar, sino que el inhibirlos dificulta otras tareas… ¿Se ha testeado esta hipótesis en algún estudio?
Digo eso porque en lo personal, si me pidieran que no gesticulara mientras explico algo, me tendría que concentrar mucho en no mover las manos 🙂