En las últimas décadas nuestra comprensión del bilingüismo ha cambiado mucho. Al principio se pensaba que dominar dos vocabularios provocaría trastornos del lenguaje en los niños. Sin embargo, se ha demostrado que no es así. De hecho, las personas bilingües alcanzan mejores resultados en las tareas que requieren una buena dosis de atención, memoria a corto plazo e inhibición de los impulsos, es lo que en Psicología se conoce como «control ejecutivo».
Se cree que esa «ventaja bilingüe» no solo se debe al aprendizaje de un nuevo idioma sino, sobre todo, al uso sistemático de ambos. Sin embargo, aún hay muchas personas que lo ponen en duda, por lo que neurocientíficos del Georgetown University Medical Center decidieron comprobar si realmente hablar dos idiomas es tan beneficioso para el cerebro.
En el experimento comprobaron el volumen de materia gris de personas bilingües y monolingües. Así constataron que, efectivamente, las personas que hablan dos idiomas tienen más materia gris en los lóbulos frontales y parietales, que son las zonas del cerebro involucradas en el control ejecutivo.
¿Cuál es la función de la materia gris?
La materia gris se encuentra fundamentalmente en la corteza cerebral, la zona más compleja del sistema nervioso. Las células que componen la sustancia gris no tienen mielina, por lo que no pueden transmitir rápidamente los impulsos nerviosos. Su función es otra: procesar la información y facilitar el razonamiento. Por eso, se ha asociado la cantidad de materia gris con la inteligencia y la capacidad para resolver problemas.
Sin embargo, lo más interesante es que el volumen de materia gris que existe en el cerebro depende en gran medida de las experiencias que viven las personas a lo largo de su vida. De hecho, un estudio realizado en el University College London había descubierto que los taxistas tienen más materia gris en las áreas del cerebro implicadas en la navegación espacial, lo cual no es extraño ya que por su profesión se ven obligados a usar mucho más estas zonas cerebrales.
¿Por qué hablar dos idiomas es tan beneficioso para el cerebro?
Estos neurocientíficos se preguntaron si el mayor volumen de materia gris se debía al hecho de hablar dos idiomas o si dependía únicamente del vocabulario aprendido. Para encontrar una respuesta, no se limitaron a analizar el cerebro de personas monolingües y bilingües sino que además trabajaron con personas que dominaban su idioma materno y conocían además el lenguaje de señas.
Así descubrieron que solo quienes hablaban dos idiomas tenían un mayor volumen de materia gris. Estos resultados sugieren que los cambios a nivel cerebral no se deben simplemente a adquirir un vocabulario más extenso sino que dependen del esfuerzo que hace nuestro cerebro a la hora de hablar, ya que se ve obligado a desconectar un idioma para activar el otro, involucrando para ello diferentes áreas.
De hecho, un estudio anterior realizado en la Universidad de Kentucky había demostrado que las personas bilingües son mejores en la multitarea ya que pueden conectarse y desconectarse rápidamente. También son más flexibles y pueden adaptarse con mayor rapidez a los cambios inesperados. Por si fuera poco, se conoce que estas habilidades se conservan en la edad adulta, por lo que aprender un segundo idioma también protege el cerebro de la demencia.
Estas investigaciones desvelan que nuestro cerebro tiene una enorme plasticidad y que cambia en dependencia de la estimulación, incluso en la edad adulta. Por tanto, si aún no conoces un segundo idioma, aún estás a tiempo para aprenderlo y, sobre todo, practicarlo
Fuentes:
Olulade, O. A. et. Al. (2016) Neuroanatomical Evidence in Support of the Bilingual Advantage Theory. Cerebral Cortex; 26 (7): 3196-3204.
Gold, B. T. et. Al. (2013) Lifelong Bilingualism Maintains Neural Efficiency for Cognitive Control in Aging. The Journal of Neuroscience; 33(2): 387-396.
Fergur, I. M. et. Al. (2010) Delaying the onset of Alzheimer disease. Bilingualism as a form of cognitive reserve. Neurology; 75(19): 1726-1729.
Maguire, E. A. et. Al. (2006) London taxi drivers and bus drivers: a structural MRI and neuropsychological analysis. Hippocampus;16(12): 1091-1101.
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