Una lesión física va más allá del golpe, la herida o el dolor, en especial cuando deja secuelas que afectan nuestro día a día. Ya se trate de un trastorno del lenguaje tras un ictus o dificultades para caminar después de un accidente, a veces hay que recurrir a la rehabilitación para recuperar las funciones perdidas o aprender a vivir con esa discapacidad minimizando su impacto en la vida cotidiana.
Sin embargo, cuando hablamos de recuperación física tenemos la tendencia a centrarnos únicamente en los aspectos médicos y terapéuticos obviando la salud mental, a pesar de que también es un componente esencial de ese viaje. La Psicología desempeña un papel importantísimo en la rehabilitación de todo tipo de lesiones fomentando la mentalidad adecuada.
Mucho más que recuperar la función perdida
Después de una lesión o enfermedad que requiere rehabilitación, es usual sumergirse en sesiones de fisioterapia, recurrir a los medicamentos y realizar ajustes en el estilo de vida. Sin duda, son pasos esenciales hacia la recuperación, pero… ¿qué pasa con la mente?
Un estudio desarrollado en la Universidad de Pensilvania con personas que habían sufrido lesiones menores pero que provocaron algún grado de afectación funcional, reveló que el 18,1% de ellas presentaba síntomas de depresión un año después y la mayoría informaba una disminución de su calidad de vida.
No es casual. Se ha apreciado que la autoestima, la autoeficacia y la confianza en uno mismo suelen disminuir después de sufrir una lesión. De hecho, las estrategias de afrontamiento emocional que utilicemos pueden marcar la diferencia. Caer en la evitación y la negación, por ejemplo, generan un estado de ánimo más negativo que lastra la recuperación.
La buena noticia es que también se ha constatado que nuestro estado de ánimo y autoestima mejoran a medida que avanza la rehabilitación. Sin embargo, no se trata de un proceso lineal sino marcado por altibajos que, en muchas ocasiones, pueden conducir al abandono del tratamiento.
Ahí es donde entra en juego el psicólogo. La Psicología no solo aborda los trastornos mentales, sino que también es fundamental para ayudarnos a lidiar de la mejor manera posible con situaciones estresantes. El psicólogo puede brindarnos herramientas para gestionar los sentimientos que surgen durante el proceso de rehabilitación convirtiéndose en un puente entre el bienestar físico y mental para que podamos superar los obstáculos y construyamos una base emocional sólida para el futuro.
Reconstruyendo las vías de la resiliencia
La rehabilitación no va solo de recuperar las habilidades físicas perdidas, también demanda reconstruir la imagen de nosotros mismos ya que generalmente esta se ve afectada por la pérdida de funcionalidad y autonomía. Implica recuperar la confianza en nuestras capacidades y desarrollar la sensación de autoeficacia.
Una serie de estudios desarrollados en la Universidad de Australia Occidental, por ejemplo, revelaron que el simple hecho de llevar un diario terapéutico para anotar los pensamientos y sentimientos que experimentamos durante la rehabilitación puede aliviar los trastornos del estado de ánimo. Estas investigadoras incluso observaron que expresar las emociones tenía efectos beneficiosos a nivel inmunológico que aceleraban la curación.
Otro metaanálisis realizado en la Universidad La Trobe con atletas lesionados concluyó que “las respuestas psicológicas positivas, como la motivación por recuperarse, la confianza y sentir poco miedo, se asociaron con una mayor probabilidad de recuperar las funciones perdidas y más rápido”.
En sentido general, nuestra capacidad de afrontamiento, así como contar con el apoyo social y psicológico adecuado, es vital para responder de manera resiliente. Durante el proceso de rehabilitación el psicólogo desempeña fundamentalmente un papel de acompañante y orientador. Nos proporciona las herramientas necesarias para enfrentar los temores y dudas sobre nuestro futuro durante las diferentes etapas del proceso y nos prepara para entender, aceptar y superar los desafíos que se presenten.
Para apuntalar ese proceso de recuperación psicológico, lo ideal es contar con los productos de ortopedia para el hogar adecuados. Si tenemos problemas de movilidad, por ejemplo, un calzador adaptado, un abrochabotones o incluso una simple mesita auxiliar para la cama pueden marcar la diferencia en nuestro día a día. Estos productos no solo facilitan la rehabilitación sino también la terapia psicológica ya que nos proporcionan la dosis de independencia y funcionalidad que necesitamos para seguir adelante. Son pequeñas ayudas físicas que se convierten en pilares de la seguridad, la confianza y la autonomía.
5 claves psicológicas para la recuperación
El proceso de rehabilitación puede ser un viaje lleno de retos, no solo para nuestros cuerpos, sino también para nuestras mentes. En ese trayecto, la mentalidad adecuada puede marcar una gran diferencia. Por esa razón, la estrategia psicológica suele enfocarse en:
1. Ajustar las expectativas y establecer metas realistas
Las metas son los faros que nos guían a lo largo del camino, pero es fundamental que sean realistas y alcanzables para evitar que generen una frustración innecesaria. Un psicólogo puede ayudarnos a identificar nuestros puntos fuertes y limitaciones durante la rehabilitación para fijar objetivos adecuados. Así, cada hito que alcancemos servirá para recordarnos que todos los pasos, sin importar lo pequeños que sean, nos acercan a la recuperación.
2. Aprender a gestionar el estrés y la ansiedad
La ansiedad y el estrés son compañeros de viaje comunes durante la rehabilitación ya que a menudo este proceso está rodeado de incertidumbre. La intervención psicológica puede enfocarse en enseñarnos técnicas de relajación y respiración que nos ayuden a gestionar esas emociones negativas, de manera que no terminen desbordándonos ni se conviertan en un obstáculo para la sanación.
3. Afrontamiento gradual de los miedos
Es normal sentir miedo ante lo desconocido. Cuando sufrimos una lesión que pone del revés nuestro mundo, es comprensible que nos ataquen las dudas e inseguridades. Un psicólogo nos guiará para que abordemos esos miedos. Validará nuestras emociones y nos ayudará a lidiar con esos temores transformándolos en confianza y seguridad para abrir las puertas hacia la recuperación.
4. Aceptación y autocompasión
La terapia de aceptación y compromiso puede ser útil durante la rehabilitación para ayudarnos a aceptar lo ocurrido y sus consecuencias. Aceptar la situación actual no implica resignarse, sino tan solo reconocer la realidad para poder establecer una hoja de ruta objetiva. En cambio, la autocompasión será lo que nos ayude a recorrerla. Es una especie de bálsamo para el alma que nos permite sanar y tratarnos de manera más amable, que es justo lo que necesitamos cuando estamos atravesando una situación difícil.
5. Cultivar la resiliencia
La resiliencia es la fuerza que nos permite lidiar con la adversidad sin venirnos abajo y salir fortalecidos de ella. Un psicólogo nos ayudará a afrontar la rehabilitación y los retos que nos plantea con una actitud más positiva. Recurriendo a técnicas como el reencuadre y la reestructuración cognitiva podemos gestionar los pensamientos catastrofistas y las emociones negativas para ver la adversidad desde una perspectiva más adaptativa y beneficiosa.
Por supuesto, aunque contar con apoyo psicológico es importante para atravesar el proceso de rehabilitación, también lo es construir una red de apoyo sólida que actúe como un abrigo cálido para el alma. Compartir nuestros pensamientos y temores con amigos, familiares o incluso con el equipo de rehabilitación crea un entorno de comprensión y apoyo inestimable que nos ayudará a ser más autónomos.
Referencias Bibliográficas:
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Ardern, C. L. et. Al. (2013) A systematic review of the psychological factors associated with returning to sport following injury. Br J Sports Med; 47(17):1120-6.
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