“Hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy”, ese es el epítome del kaizen, un método de trabajo y filosofía de vida que apuesta por la mejora continua. En lugar de prometer cambios instantáneos y milagrosos que normalmente se desvanecen tan rápido como surgieron, el método kaizen propone ir paso a paso, para no agobiarse e ir consolidando los hábitos que realmente pueden conducirnos a alcanzar nuestros objetivos.
Kaizen, su significado y origen
La palabra kaizen (改善) está compuesta por los caracteres kanji que significan: cambio o la acción de enmendar y bueno o beneficioso. Por tanto, etimológicamente el significado de kaizen es cualquier cambio positivo que implica una mejora, ya sea grande o pequeño.
Sin embargo, fueron los empresarios estadounidenses quienes desarrollaron el método kaizen, añadiendo el significado actual a la palabra: mejora continua. En la década de 1950, tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tenía un interés geopolítico en la rápida recuperación económica de Japón, de manera que enviaron a figuras empresariales y académicas para empujar el desarrollo del país nipón.
Implementaron un plan que ya se estaba probando en las empresas estadounidenses basado en mejoras pequeñas y continuas a las plantas existentes para así modernizar las fábricas y aumentar su eficacia ya que no había tiempo ni recursos para implementar cambios grandes y costosos. Este sistema no tardó en convertirse en una filosofía empresarial al fusionarse con el modo de hacer japonés.
La conjugación de la racionalidad occidental y la cultura milenaria japonesa dio lugar al método kaizen, el cual permitió que la industria del país nipón se posicionara entre las primeras del mundo. Como resultado, en los años 1980 el método kaizen comenzó a extenderse a otras naciones. Hoy incluso podemos hablar de un kaizen personal.
El método kaizen en la vida personal también se sustenta en dos conceptos esenciales: gradualidad y continuidad. Nos anima a dar pequeños pasos a la vez, descomponer los grandes objetivos en pequeñas tareas que podamos abordar mejor sin agobiarnos demasiado.
También nos señala que esos pasos deben ser sistemáticos; o sea, debemos avanzar un poco cada día. La filosofía kaizen se basa en la perseverancia. Retoma la idea deLao Tse de que “un viaje de mil millas empieza con un primer paso” y la lleva al afirmar que todo viaje se compone de pequeños pasos. Solo debemos asegurarnos de darlos.
¿Qué beneficios aporta el kaizen personal?
El método Kaizén nos anima a no dejar pasar un solo día sin mejorar algo en nuestra vida, por pequeño que parezca, porque paso a paso lograremos grandes cosas y nos acercaremos cada vez más a nuestra meta. No tenemos que preocuparnos tanto por llegar a nuestro destino, sino tan solo de avanzar cada día lo que podamos.
De hecho, una investigación realizada en la Universidad de las Americas Puebla y la Lund University comprobó que las personas que aplicaron el método kaizen para mejorar su calidad de vida y eliminar los malos hábitos terminaron desarrollando una “armonía entre el cuerpo y la mente” muy similar a la que se alcanza con otras prácticas budistas. Esto se debe a que la filosofía kaizen nos anima a mirar siempre en nuestro interior para empujarnos solo hasta donde nos sentimos lo suficientemente cómodos, mientras genera una sensación de empoderamiento.
- Nos ayuda a superar el bloqueo inicial. En muchas ocasiones, cuando nos planteamos grandes objetivos, la inmensidad de la tarea que tenemos por delante puede bloquearnos. En esos casos, inventamos excusas para mantenernos en nuestra zona de confort, solo porque nos asusta el esfuerzo y compromiso que demanda nuestra meta. La filosofía kaizen en la vida personal nos anima a dar los primeros pasos para vencer esa resistencia inicial que entrañan las transformaciones drásticas o los grandes proyectos.
- Reduce la presión psicológica. Al dar pequeños pasos cada vez, la filosofía kaizen reduce las emociones negativas que a menudo están asociadas a los grandes cambios o los proyectos desafiantes. Evita que nos agobiemos demasiado, que nos sintamos saturados por las tareas o agotados por el esfuerzo. Por tanto, el método kaizen reduce la tensión psicológica y nos ayuda a mantener una actitud más positiva a lo largo del camino, lo cual también disminuye el riesgo de renunciar a nuestras metas.
- Evita la procrastinación. La procrastinación es uno de los enemigos más acérrimos de la productividad y el cambio. De hecho, tendemos a procrastinar cuando las tareas que tenemos por delante nos parecen demasiado difíciles, tediosas o largas. El kaizen personal nos anima a dividir esas tareas en acciones más pequeñas que podamos gestionar mejor para no sentirnos desbordados, de manera que no haya espacio para la procrastinación.
- Mejora la calidad. Ir paso a paso nos permite ir comprobando los resultados. Así podremos corregir los errores antes de que sea demasiado tarde. También podemos prestar más atención a cada tarea para perfeccionarla cada día. Por tanto, aplicar el método kaizen en la vida personal también nos ayuda a mejorar la calidad de lo que hacemos, ya se trate de una rutina de ejercicios o un plan para mejorar nuestras habilidades comunicativas.
- Genera resultados permanentes. Los hábitos son la base de toda transformación que pretendamos mantener a lo largo del tiempo. Dado que el kaizen nos anima a dar pequeños pasos a la vez, permite que los hábitos se consoliden, de manera que den lugar a transformaciones permanentes. De hecho, los pequeños cambios sistemáticos tienen un gran impacto en nuestra vida, permitiéndonos mantener hábitos más saludables a largo plazo, sin caer en el temido efecto rebote.
¿Cómo aplicar el kaizen personal a la vida cotidiana?
El método kaizen es una buena alternativa cuando sabemos qué deseamos alcanzar, pero el camino nos parece demasiado largo o no tenemos claro todos los pasos intermedios. De hecho, es recomendable cuando nos sentimos desbordados por el tamaño o complejidad de un proyecto o cuando nos hemos quedado atascados o hemos comenzado a procrastinar. También es un método viable cuando hemos perdido las fuerzas o la motivación a mitad del camino o si queremos desarrollar un hábito a largo plazo.
Para aplicarlo, debemos tener en cuenta que en vez de hacer cambios radicales de la noche a la mañana, debemos comenzar con pequeñas mejoras diarias. Tan solo debemos concentrarnos en mejorar o adelantar un 1% cada día. Al principio, los cambios parecen intrascendentes, pero poco a poco comenzaremos a notar mejoras y con el tiempo experimentaremos profundos cambios positivos.
Por tanto, primero debemos plantearnos:
- ¿Qué resultados queremos alcanzar? Se trata de tener clara nuestra meta, el punto al que deseamos llegar, aquello que nos motiva e ilusiona.
- ¿Qué hábitos nos ayudarán a alcanzar esos resultados? La clave consiste en detectar las acciones que debemos automatizar para lograr nuestro objetivo. Preferentemente comenzando por pequeños pasos factibles que no resulten demasiado intimidantes.
- ¿Qué resultados estamos alcanzando? La mejora continua implica ser capaces de tomar conciencia de lo que estamos haciendo bien y aquello que debemos cambiar dando seguimiento a los resultados que vamos alcanzando a lo largo del camino.
- ¿Qué acciones debemos corregir? El kaizen personal también implica realizar ajustes. Debemos valorar qué hábitos se pueden optimizar o corregir para alcanzar la meta o perfeccionar los resultados.
También es fundamental asegurarnos de que nuestro entorno facilita la mejora continua. De hecho, la filosofía kaizen no versa únicamente sobre los nuevos hábitos sino también sobre la eliminación de todo lo superfluo que consume tiempo inútilmente. Por consiguiente, si queremos hacer espacio en nuestra vida a nuevos proyectos y metas, también debemos deshacernos de las tareas que no son significativas. Se trata de reorganizar nuestras prioridades.
Por último, pero no menos importante, debemos recordar que el kaizen personal se basa en tres elementos: la meta que nos motiva, la mentalidad de crecimiento y la fuerza de voluntad. Por consiguiente, debemos asegurarnos de determinar el ritmo al que deseamos aplicar los cambios y mantenerlo. Hay que ser capaces de mantener la disciplina y comprometerse con ese proceso de mejora continua.
Por ejemplo, si nuestra meta es superar el miedo a hablar en público, debemos preguntarnos qué pasos nos permitirán alcanzar ese objetivo. Es posible que necesitemos contar con la ayuda de un psicólogo o tengamos que investigar más sobre el problema para comprender su origen y la mejor manera de abordarlo. En ese caso, podemos plantearnos dedicar 15 minutos al día a informarnos. En una segunda etapa, podemos comenzar los ejercicios prácticos. De esta forma, paulatinamente y sin exponernos a un estrés innecesario, iremos perdiendo el miedo a hablar delante de una audiencia.
La clave consiste en poner en práctica cambios tan pequeños que nos resulte imposible fallar o procrastinar. El kaizen personal nos anima a seguir nuestro propio ritmo, esforzándonos cada día un poco más, pero sin presionarnos demasiado, asegurándonos de disfrutar de ese proceso de crecimiento y mejora continua.
Fuentes:
Suárez, M. F. et. Al. (2013) Changing quality of life through the Personal Kaizen approach: A qualitative study. International Journal of Quality and Service Sciences; 5(2): 191-207.
Brunet, A. P. & New, S. (2003) Kaizen in Japan: an empirical study. International Journal of Operations & Production Management; 23(12): 1426-1446.
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