
En ese momento la única explicación que se halló para el fenómeno fue que, para que podamos dilucidar si dos imágenes rotadas son iguales o no, debemos proceder a girar las mismas hasta llegar a colocarlas en su posición «normal». Evidentemente, la lógica nos dice que mientras más debemos rotar la imagen, mayor tiempo nos llevará tomar una decisión ya que será un proceso más complejo.
En este punto se asumió que el proceso de rotación mental sigue inexorablemente algunos pasos:
– Crear una imagen mental del objeto en cuestión
– Rotar el objeto mentalmente hasta que pueda realizarse la comparación
– Realizar la comparación
– Decidir si los objetos son idénticos o no
Como puede presuponerse, a partir de este experimento pionero sobre la rotación mental de las imágenes otros tantos le han sucedido. Así, en la década de los ’80 surgió el concepto de «Imaginería Mental» para hacer referencia a la habilidad para manipular mentalmente las figuras.
Actualmente se conoce que la rotación de las imágenes provoca un efecto observable: incrementa el tiempo en que la persona puede dar una respuesta pero también provoca un efecto no apreciable para el ojo humano pero que puede medirse a través de el potencial cerebral evocado (los potenciales cerebrales evocados son una técnica neurofisiológica que registra las respuestas del cerebro ante estímulos sensitivos; que pueden ser visuales, auditivos o táctiles).
Por otra parte, otra investigación aún más interesante sobre la rotación de las imágenes viene de la mano de los investigadores Sharps y Gollin quienes han descubierto que cuando a un grupo de adultos mayores y jóvenes se les pedía que evaluasen rápidamente si pares de imágenes rotadas eran idénticas o no, los aultos mayores cometían más errores pero… cuando se repetía esta prueba sin la presión del tiempo, los adultos mayores mostraban una mayor precisión. Este experimento desmonta algunos esterotipos relacionados con el envejecimiento ya que probablemente la experiencia de los ancianos en cuestiones de imaginería mental puede ayudarles a evaluar con mayor precisión los ángulos de rotación y conformarse una visión más objetiva de la realidad, en comparación con los jóvenes.
Más allá de las diferencias de género y de edad en lo concerniente a la rotación mental también debe puntualizarse que, independientemente del ángulo de rotación de las imágenes, el tiempo para decidir si ésta es similar a otra o no, aumentará si el objeto se presenta en su versión simétrica (espejo). Este tiempo extra se debe a que nuestra mente sigue un orden diverso donde:
1. Rota el objeto en el plano para poder colocarlo en posición vertical
2. Gira el objeto fuera del plano hasta colocarlo en posición normal. Este último giro (que no sería necesario cuando el objeto está colocado ya en la posición normal) sería el responsable del incremento del tiempo de respuesta cuando se muestran objetos simétricos.
Sharps, M. J. et. Al. (1994) Spatial cognition and gender Instructional and Stimulus Influences on Mental Image Rotation Performance. Psychology of Woman Quarterly; 18(3): 413-425.
Sharps, M. J. & Gollin, E. S. (1987) Speed and accuracy of mental image rotation in young and elderly adults. Journal of Gerontology; 42(3): 342-344.
Shepard, R. N. & Metzler, J. (1971) Mental rotation of three-dimensional objects. Science; 191 (972): 701-703.
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