“La vida comienza al final de tu zona de confort. Si te sientes incómodo en este momento, debes saber que el cambio que se está produciendo en tu vida es un comienzo, no un final”, escribió el novelista estadounidense Neale Donald Walsch.
La zona de confort es un espacio en el que tus actividades y comportamientos se convierten en rutinas, minimizando el estrés y el riesgo. Esa zona te proporciona una sensación de seguridad a nivel emocional ya que te sientes discretamente satisfecho y experimentas menos ansiedad porque no tienes que afrontar situaciones desconocidas.
Sin embargo, en ese espacio cómodo ocurren pocas cosas que te permitan seguir creciendo como persona y explorar el mundo que te rodea.
La vida es como un libro, si no vuelves la hoja no sabrás que capítulo te depara
Piensa en la vida como en un libro. Algunos capítulos son tristes, otros felices, algunos son aburridos y otros excitantes… Sin embargo, si no vuelves la hoja nunca sabrás qué contiene el próximo capítulo. Si te mantienes siempre en el mismo punto, releyendo las palabras una y otra vez, quizá porque te has aficionado a los personajes o simplemente porque te sientes cómodo con la narrativa, no podrás avanzar en la novela de tu vida.
Por supuesto, las rutinas brindan estabilidad y son reconfortantes, pero también pueden quedarse obsoletas y comenzar a limitarte con el paso del tiempo. Los hábitos que antes te facilitaban la vida, pueden convertirse en una camisa de fuerza que te impida seguir creciendo.
En cambio, cuando decides salir de la zona de confort y atreverte a probar cosas nuevas, te das la oportunidad de seguir explorando otros aspectos de tu personalidad.
Cuando te atreves a pasar página desarrollas la capacidad para afrontar lo inesperado. Si te planteas nuevos retos o haces cosas que normalmente no harías, te expones a la incertidumbre y la ansiedad en un entorno controlado que puedes gestionar mejor. Eso te permitirá descubrir cómo reaccionas ante el miedo y a la inseguridad. Así aprenderás a lidiar mejor esos sentimientos y desarrollarás más herramientas para la vida, además de confiar más en tus habilidades.
Aun así, tu zona de confort no es ni buena ni mala. Es un estado natural al que tiende la mayoría de la gente. Todos necesitamos ese espacio mental donde nos sentimos seguros y en calma. Abandonarla significa asumir más riesgos y experimentar más ansiedad, siendo conscientes de que los resultados pueden ser positivos o negativos (a menudo una mezcla de ambos). Sin embargo, quedarse en ella durante gran parte de la vida es como tener un libro en las manos y no atreverse a seguir leyendo.
La vida está hecha para ser vivida. No hay que asumir riesgos innecesarios, pero tampoco deberíamos conformarnos con languidecer en los primeros capítulos.
Atreverse a leer nuevas páginas
Cada vez que tomas una decisión que te saca de tu rutina, abres la puerta a una nueva aventura. Imagina que cada paso fuera de tu zona de confort es una oportunidad para sumergirte en una historia diferente de tu vida.
Esas nuevas páginas te permitirán ver la vida desde otras perspectivas. Tal vez descubras una pasión que desconocías o quizá te enfrentes a una dificultad que te haga crecer. Cada página nueva es una ocasión para aprender algo sobre ti mismo y el mundo. En esa búsqueda encontrarás nuevos propósitos vitales porque cada capítulo te acercará más a entender quién eres y qué quieres lograr.
Mantén tu mente abierta y tu corazón dispuesto a aceptar lo que venga. Piensa en tu vida como en un libro. No siempre tendrás el poder de decidir los giros de guion de la historia, pero al menos puedes vivirla plenamente. Por tanto, no tengas miedo a pasar página y explorar lo desconocido. Cada capítulo nuevo es una oportunidad para crecer, aprender y vivir. Porque al final, lo verdaderamente terrible no será haber amado y sufrido, haber reído y llorado, sino haber tenido demasiado miedo como para perderse todas esas cosas.
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