Enfrentar los ataques de pánico requiere tiempo, una gran dosis de paciencia y mucho compromiso con el cambio. Es una tarea difícil pero no imposible donde lo esencial es redefinir las actitudes frente al miedo extremo para lograr enfrentarlo en vez de evitarlo constantemente.
A continuación os resumo algunas técnicas para enfrentar los ataques de pánico. De hecho, serían las siete reglas de oro para minimizar los síntomas:
1. Las reacciones que está sintiendo son un overreacted ante el estrés. Es importante recordar que mientras más nerviosos nos percibamos, más nerviosismo generaremos.
2. Las sensaciones que experimenta no son dañinas ni peligrosas sino simplemente desagradables. El susto genera más miedo y éste aumenta las reacciones fisiológicas de su cuerpo. Es vital que se convenza a sí mismo que nada peligroso puede sucederle.
3. No se adelante a las consecuencias. No piense en todo lo negativo que podría ocurrir añadiendo más temor al miedo. Céntrese en lo que está vivenciando e intente ser positivo en el futuro inmediato pensando que estas reacciones se extinguirán rápidamente.
4. Recuerde siempre que lo esencial es aprender a luchar contra el miedo, no evitarlo. Las sensaciones negativas que está vivenciando son una oportunidad para vencer al temor.
5. Céntrese en lo que está experimentando. No intente negarlo o luchar contra esas sensaciones. Será más fácil eliminarlas si las acepta e intenta controlarlas.
6. Cuando comience a sentirse mejor planee algo gratificante que podrá hacer después. Generalmente pensar en una actividad que le produce placer suele tener un efecto calmante.
7. Cuando esté listo para continuar con la actividad que estaba realizando, no se apresure. Tómese su tiempo y retómela sin esforzarse demasiado.
Normalmente en las crisis de ansiedad la persona no solo teme al objeto o la situación que despierta el miedo sino también a sus reacciones. Como explicaba en el artículo anterior: “Los mecanismos del ataque de pánico”, las reacciones fisiológicas son tan fuertes que la persona teme sufrir un infarto, asfixiarse o incluso morir. Estos temores hacen que la crisis se recrudezca aún más. Por lo cual, lo esencial es aprender a controlar estos pensamientos negativos anticipatorios.
Reid además, define algunas formas de pensar usuales en las personas que padecen de ataques de pánico y muestra en contraposición, las ideas que serían más adecuadas para enfrentarlos:
Pensamientos habituales / Pensamientos «curativos»:
No puedo permitir que nadie lo sepa / No me avergüenzo.
El pánico es algo negativo, es un enemigo / El pánico es un estado a controlar.
Desearía evitar los síntomas / Quiero hacer frente a los síntomas.
Tengo que permanecer en alerta / No voy a permanecer en alerta contra la ansiedad.
Esto es una prueba / Esto es una práctica que me ayudará a controlar el miedo.
Necesito la certeza de que no hay riesgos / Puedo tolerar la incertidumbre.
Será mejor que esto funcione / No importa si no funciona ahora, solo necesito más práctica.
Sin lugar a dudas, controlar el pánico no es sencillo pero el primer paso es aprender a controlar nuestros pensamientos y valorar desde una perspectiva diversa y más relajada todo el fenómeno del pánico. Conocer con profundidad sus vericuetos y adquirir información especializada sobre el miedo ayuda a controlar las reacciones fisiológicas y poco a poco conduce a erradicar el pánico de nuestras vidas.
Fuentes:
Nardone, G. (2004). No hay noche que no vea el día: la terapia breve para los ataques de pánico. Barcelona: Editorial Herder.
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