Los síntomas cognitivos de la depresión suelen recibir menos atención que los otros signos de esta enfermedad, como la pérdida de interés por las actividades placenteras, la tristeza, la fatiga o la desesperanza.
Sin embargo, los síntomas cognitivos son muy comunes en la depresión y desempeñan un papel importantísimo en la aparición y el curso de esta patología. De hecho, estos síntomas suelen ser los más debilitantes y a menudo dan pie al estado depresivo.
Obviamente, los problemas cognitivos pueden interferir en todas las áreas de la vida de una persona, incluyendo el trabajo, la escuela y sus relaciones interpersonales. Pueden afectar el proceso de resolución de problemas y el pensamiento haciendo que una persona se sienta impotente y sin un plan de acción con el cual combatir la depresión. Por ejemplo, la falta de concentración puede causar problemas en la comunicación mientras que la indecisión puede tensar las relaciones.
Desgraciadamente, los síntomas cognitivos de la depresión se suelen confundir con otras condiciones, lo que complica mucho el diagnóstico.
¿Cuáles son los principales síntomas cognitivos de la depresión?
– Pensamiento negativo o distorsionado
– Dificultad para concentrarse, la persona se distrae fácilmente
– Reducción del tiempo de reacción ante los estímulos
– Pérdida de la memoria que provoca olvidos constantes
– Indecisión, provocada por la lentitud del pensamiento y la incapacidad para concentrarse
Por lo general, la persona deprimida refiere que le cuesta trabajo pensar, es como si su pensamiento fuese en cámara lenta. Además, a menudo tiene ideas negativas y distorsionadas sobre la realidad. Estas personas analizan las situaciones cotidianas usando un prisma negativo que les lleva a magnificar las consecuencias de cualquier problema. Además, la confusión mental también es frecuente, sobre todo cuando la depresión coexiste con otros trastornos como la ansiedad o el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Como podrás suponer, estos síntomas cognitivos crean un círculo vicioso que alimenta la desesperanza y la apatía. Por eso cuando la persona se somete a terapia, una de las principales armas del psicólogo es la reevaluación cognitiva; es decir, enseñarle a analizar las situaciones desde una perspectiva más objetiva.
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