En estos momentos, el 1% de las mujeres estadounidenses se mueren de hambre, literalmente hablando, o hacen ejercicio hasta morir. De hecho, los trastornos alimentarios se están convirtiendo en una verdadera epidemia, especialmente entre los jóvenes, quienes sufren una profunda sensación de insuficiencia y falta de autoestima. Como resultado, caen en las garras de la anorexia nerviosa, una enfermedad confusa y compleja que muchas personas desconocen hasta que ya es muy tarde.
Ante todo, vale aclarar que no hay culpables en la anorexia nerviosa. No se trata de que los padres hayan criado mal a los hijos o de que estos sean demasiado débiles. La anorexia es una patología en la cual confluyen muchos factores, comenzando por la cultura y los medios de publicidad para terminar en las características de personalidad, las expectativas de la persona y su relación con la comida.
Lo cierto es que la persona con anorexia no se siente delgada, orgullosa de sí y hermosa sino que se ve gorda, poco atractiva e inadecuada. Se siente atrapada entre lo que desearía ser y lo que piensa que es. El problema es que en esta patología la percepción del «yo» se ve profundamente afectada haciendo que una persona en extremo delgada se perciba como pasada de peso.
Salir de este círculo vicioso no es sencillo, para la persona que sufre anorexia es prácticamente imposible controlar sus pensamientos sobre el peso, los alimentos y las calorías. De hecho, muchos de ellos no logran liberarse de estas ideas obsesivas ni siquiera durante el sueño.
Obviamente, la anorexia no solo es difícil para la persona afectada sino para todos los involucrados. Vivir con alguien que sufre este trastorno puede llegar a ser exasperante y confuso. Para quienes no entienden la complejidad de la enfermedad, el comportamiento parece egoísta y manipulador. De hecho, a menudo es difícil recordar que los trastornos alimentarios son una manifestación de una profunda tristeza y angustia.
Los síntomas de la anorexia nerviosa
La persona que sufre este trastorno se caracteriza por su rechazo a mantener el peso corporal adecuado a su constitución, edad y altura. Además, experimenta un miedo intenso y abrumador ante la perspectiva de aumentar de peso o engordar. Este miedo no depende de su peso real sino que persiste incluso si la persona está a punto de morir de hambre.
Estos síntomas están vinculados a una mala imagen de sí mismo. De hecho, estas personas creen que su peso corporal, su forma y tamaño están directamente relacionados con su valor como ser humano. A menudo también niegan la gravedad de su condición ya que no son capaces de evaluar objetivamente su propio peso.
En las mujeres, la anorexia también provoca la pérdida del periodo menstrual. En los casos más graves, la piel se reviste de lo que se conoce como «lanugo», un vello corporal particularmente fino.
Vale aclarar que existen dos tipos de anorexia. Podemos hallar la anorexia restrictiva, en la cual la persona limita la ingesta de alimentos, y la anorexia con episodios de purgas, en los cuales la persona come pero después se provoca el vómito, se aplica edemas o ingiere laxantes.
Como punto final, no podemos olvidar que la anorexia puede llegar a ser mortal. Tanto es así que tiene una de las tasas de mortalidad más altas de las enfermedades mentales.
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