La impresión de que somos capaces de elegir libremente entre diferentes opciones es una de las certezas más firmes que tenemos. Sin embargo, cada vez más experimentos nos demuestran que realmente esta sensación de libertad no es sino una ilusión ya que muchas de nuestras decisiones están determinadas por los estímulos que nos llegan constantemente del medio ambiente y, sobre todo, por el procesamiento inconsciente.
Ahora John-Dylan Haynes, investigador de la Universidad de Leipzig, afirma que nuestras decisiones son codificadas por el inconsciente mucho antes de que nos demos cuenta de nuestra intención. En otras palabras, que nuestro inconsciente ya conoce cuál es la decisión que tomaremos aún si nosotros mismos no lo sabemos de forma consciente.
Para llegar a estas conclusiones, en un experimento Haynes registró la actividad eléctrica del cerebro mientras sometía a las personas a una prueba muy sencilla: simplemente debían presionar uno de dos botones. Cuando se les daba la orden de actuar, las personas debían elegir libremente si deseaban presionar el botón derecho o el izquierdo.
Lo curioso es que la decisión consciente de pulsar el botón estaba precedida (en unos cientos de milisegundos) por un potencial negativo del cerebro denominado «preparación potencial”, que se origina desde el área motora complementaria (una región del cerebro involucrada en la preparación del acto motriz).
En otras palabras, nuestro cerebro se preparaba para la acción mucho antes de que la persona tomase conscientemente la decisión, lo cual ha llevado a Haynes a hipotetizar que nuestro inconsciente toma por nosotros algunas decisiones, quizás muchas más de las que estaríamos dispuestos a aceptar.
Obviamente, este experimento ha despertado muchas interrogantes. Por eso los investigadores han continuado adelante desarrollando otros estudios que pretenden arrojar nuevas luces sobre este fenómeno.
Predecir las decisiones ya no es un sueño inalcanzable
Haynes realizó otro experimento cuyo objetivo era determinar qué regiones del cerebro están involucradas en las decisiones conscientes y en qué momento específico se desata la respuesta motora.
A los sujetos se les pidió que se relajaran mientras se fijaban en una pantalla sobre la cual se proyectaban una serie de letras. En cualquier momento, justo cuando lo desearan, podían pulsar uno de los dos botones (la decisión de qué botón pulsar era completamente libre). A la vez, las personas debían recordar la letra que estaba en la pantalla cuando habían tomado la decisión de qué botón iban a pulsar. Obviamente, a continuación se le pedía a los sujetos que indicasen cuál era la letra y luego se repetía una vez más el ejercicio, dejando el tiempo correspondiente entre una prueba y la otra. Lo curioso fue que casi el 90% de las decisiones conscientes fueron reportadas tan solo 1 milisegundo antes de que se presionase el botón. Es decir, las personas decidían y tan solo necesitaban 1 milisegundo para actuar en consecuencia.
Sin embargo, los investigadores detectaron otra realidad. En práctica, hallaron dos áreas cerebrales que podían “decirles” con gran precisión si las personas presionarían el botón de su derecha o su izquierda, incluso antes de que la propia persona anunciase que había tomado su decisión. La primera región era la corteza frontopolar que avisó hasta con 10 segundos de antelación, mucho antes de que la persona tomase su decisión consciente. La segunda región se encuentra en la corteza parietal y es como una franja que se extiende desde el precuneus hasta la corteza cingulada posterior. Además, estas zonas se activaron mucho antes del área motora complementaria.
Pero… ¿qué significa todo esto?
Estos resultados nos indican que detrás de las decisiones conscientes, existe un procesamiento cerebral que podríamos denominar «inconsciente» y que anticipa la respuesta hasta 10 segundos antes de que nosotros mismos lo sepamos. Además, los investigadores están seguros de que esta activación cerebral no se corresponde a un periodo de preparación para la actividad o la respuesta sino que se trata de una verdadera y propia toma de decisiones (o al menos una suerte de codificación de la decisión ya tomada).
En resumen, que quizás nuestras decisiones no son tan conscientes y probablemente deberemos revalorar el legado de Freud.
Fuente:
Haynes, J. D. et. Al. (2008) Unconscious determinants of free decisions in the human brain. Natura Neuroscience; 11(5): 543-545.
Mayka D.M dice
Muy interesante dicho experimento. Pienso que es cierto, que muchas cosas, a un nivel muy inconsciente nos influyen desde el exterior. Me ha gustado mucho. Saludos
Jennifer Delgado Suarez dice
Mayka,
Gracias por dejarnos tus impresiones. Las magnitudes de este experimento son grandísimas, sobre todo para los psicólogos que siempre han apostado por la conciencia. Y ni que decir para los especialistas en Publicidad y Marketing.
Obviamente, aún queda mucho camino por recorrer pero las vías son infinitas.
Dani González dice
Hola, interesante entrada, aunque no me sorprende, la realidad de nuestra especie es la simulación que alcanzan los sentidos de nuestros órganos. Un pez en un río percibe otros estímulos y su realidad simula otra cosa. Somos como una burbuja dentro de una burbuja.
Lo que me parecería realmente interesante, es saber que diferencia la actividad mental consciente de la inconsciente, es un gran misterio.
Un saludo!
edgar ezequiel espindola dice
ya hay muchos experimentos que unen el campo de las neurociencias con el psicoanálisis, a pesar de que esta ultima sea el blanco de muchos ataques, demuestra con esta alianza que es una ciencia que tiene mas verdad de lo que se vio.
Jennifer Delgado Suarez dice
Dani,
Se trata de un campo novedoso dentro de la neuropsicología por lo que aún hay mucho camino por andar.
Esencialmente, estos investigadores se dieron cuenta de que el procesamiento se estaba llevando a cabo por debajo del nivel de conciencia ya que estas áreas del cerebro se activaban mucho antes de que las personas reportasen que iban a tomar la decisión. Es decir, mucho antes de que, a nivel consciente, pensaran en qué opción iban a elegir.
Desde mi perspectiva esto no impplica necesariamente que se trate del inconsciente sino más bien de un procesamiento por debajo de la conciencia que escapa a nuestro control. Quizás sería más adecuado hablar del subconsciente.
Mientras la ciencia no avance más, solo podemos hacer conjeturas.
Jennifer Delgado Suarez dice
Edgar,
En efecto, en los últimos años la obra de Freud se está reconsiderando porque la neurología nos presenta nuevos resultados.
De hecho, en el pasado ya había recogido uno de estos experimentos que hacían referencia a
las bases neurológicas de la represión freudiana. También muy interesante.
Pedro García dice
Gracias a estos descubrimientos en la neurociencia varias personas afirman que la libre voluntad no existe, porque conscientemente no decidimos nada, así que la voz interna que tenemos no es la que controla nuestra vida, un tema difícil… Sam Harris habla mucho de esto.
Jennifer Delgado Suarez dice
Si, la neurociencia cada vez nos acerca más a los robots pero yo creo que siempre tenemos el poder de darnos cuenta de los determinantes y decidir con mayor libertad.
Carlos Alberto Morales dice
De que sirve que la ciencia avance en sus investigaciones, si continuamos sin comprenderlas a la hora de aplicarlas al diario vivir. La pregunta es: puede ser realmente libre el cerebro allende al condicionamiento de su entorno, lo cual es su función primordial, para asegurar su sobreviviencia, sin importarle que haya un «pensador» del cual el campo sináptico hace caso omiso y ni le importa.
Mentes místicas como las de David Bohm y Jidu Krisnamurti entre muchas otras que se vislumbran en el campo de la cuántica lo saben y lo han dicho repetidas veces… ( el ego es hijo del inconsciente-Bohm), el pensamiento crea al pensador- Khrisnamurti), pero ese pensador se niega a morir y dar lugar a lo que realmente «ES» y prefiere permanecer en su insubstancial mundo de ideas abstractas e ilusas, y por ende de insatisfacción y sufrimiento, tan solo con momentos de placer fugaces y perecederos; en lugar de preguntarse por algo permanente al margen del pobre y ridículo conocimiento que ha acumulado a través de sus sentidos (el mundo de los sentidos tan sólo es la sombra de la realidad-presocráticos)