
Cuando se trata de tomar decisiones, en algunos casos el tiempo lo es todo. Tomemos el clásico ejemplo del póker: el jugador debe decidir continuamente sobre su próximo paso y para hacerlo muchas veces intenta escudriñar la cara de su adversario. Entonces es vital el dominio de lo que se conoce entre los entendidos como: «cara de póker», una expresión en blanco que oculta la decisión tomada y los sentimientos. Pero… ¿qué pasaría si pudiésemos leer la mente de este jugador? ¿qué pasaría si pudiésemos conocer el momento exacto en el cual ha tomado la decisión?
En los últimos tiempos un buen número de investigaciones están utilizando técnicas de escáner cerebral que actúan como «lectores de mentes», sus resultados aún dejan mucho que desear, sobre todo en el campo de la toma de decisiones ya que nuestras opciones aún continúan siendo un terreno íntimo y vedado a los otros. ¿Por qué? Sencillamente porque la alegría, la tristeza o el enfado pueden traducirse y descubrirse fácilmente en gestos faciales o corporales pero la toma de decisiones no. ¿O quizás si?
Einhauser, profesor de la Philipps-Universitat Marburg, nos afirma que la dilatación de las pupilas puede predecir cuando una decisión ha sido tomada, incluso antes de que la propia persona nos lo comunique de forma verbal o extraverbal.
Para arribar a esta conclusión se reclutaron a 20 voluntarios que debían someterse a tres tareas sencillas de toma de decisiones.
En la primera tarea debían responder de manera inmediata ante los estímulos. Simplemente se sentaban frente a una pantalla de ordenador y debían permanecer atentos a un punto azul que cambiaba al color rojo durante diez segundos, en ese momento las personas debían apretar un botón para indicar el cambio de color. Cada voluntario necesitó 90 pruebas para lograr pulsar espontáneamente el botón cada vez que el punto adquiriese el color rojo. Además, se les dijo que podían ganar una mínima recompensa económica si el botón era presionado en el intervalo de un segundo «afortunado».
La segunda prueba (elección de dígitos encubierta) era más compleja e involucraba la memoria de trabajo. Cinco dígitos eran mostrados en una pantalla, uno después del otro, durante un intervalo de dos segundos cada uno. Los participantes debían elegir secretamente un dígito e indicar su elección presionando una tecla después de la prueba. Una vez más se le dijo a los participantes que podían ganar una pequeña recompensa si escogían el número «afortunado».
Este mismo procedimiento experimental se volvió a replicar solo que en esta ocasión a los participantes no se les brindó ninguna recompensa ni se les facilitó retroalimentación después de cada prueba. Otra variación experimental consistió en que las personas, en vez de elegir libremente un dígito, simplemente debían indicar el dígito que se mostraba subrayado.
Los investigadores utilizaron un dispositivo eye-tracking con rayos infrarrojos para medir el diámetro de las pupilas de los participantes mientras cumplimentaban las diferentes pruebas. Así, encontraron que la dilatación de la pupila se relaciona con la toma de decisión, por lo cual, esta respuesta fisiológica solía traicionar las decisiones de las personas antes de que ellas mismas las comunicaran.
En el primer experimento, la dilatación máxima de las pupilas se observó durante el intervalo de 2 segundos en el cual el botón fue presionado. En el segundo experimento hubo un intervalo entre la decisión de los participantes y su reporte. En el último experimento, la dilatación se observó nuevamente cuando los participantes debían escoger el dígito subrayado.
¿Dónde está lo interesante?
Relacionando el diámetro de la pupila con el intervalo de los dos segundos en los cuales los dígitos fueron mostrados, los investigadores pudieron predecir con éxito cuando los voluntarios tomaban sus decisiones y por ende, podían determinar en el segundo experimento qué dígitos escogían; así, las personas no podían mentir para ganar el premio por el dígito “afortunado”.
¿Cuál es la correlación neuropsicológica? La dilatación de la pupila está mediatizada por la noradrenalina, un neurotransmisor que a su vez está implicado en las funciones cognitivas como la memoria y la atención, en el tono de activación arousal y por ende, en la consolidación de las decisiones rápidas.
Así, la dilatación de la pupila es una respuesta fisiológica visible que nos adelanta cuando una persona ha tomado una decisión. ¿Será este descubrimiento el inicio de un nuevo polígrafo? ¿Es esta la razón por la cual muchos jugadores de póker expertos intentan esconder sus ojos?…
Fuente:
Einhauser, W.; Koch, Ch. & Carter, O. L. (2010) Pupil dilation betrays the timing of decisions. Frontiers in Human Neuroscience; 4(18): 1-9.
Anónimo dice
Muy interesante! Sobre todo porque me encanta el poker.
Gracias por compartir.