¿Es posible manipular inconscientemente a alguien? A primera vista, ambos términos parecen antagonistas. Solemos pensar que la manipulación exige intencionalidad. Creemos que la persona manipuladora sabe perfectamente lo que hace y que tensa los hilos de las relaciones a propósito para presionarnos.
Pero no siempre es así – o al menos no del todo.
La manipulación inconsciente no solo existe, sino que es uno de los tipos de manipulación más comunes.
¿Pueden manipularnos inconscientemente?
En 2006, psicólogos alemanes realizaron un experimento muy interesante sobre la manipulación inconsciente del libre albedrío. Estos investigadores pidieron a un grupo de personas que llevaran a cabo una tarea muy sencilla: presionar dos teclas para dar la respuesta correcta (4 o 6).
Sin embargo, a algunos participantes les mostraban de manera subliminal uno de esos dígitos antes de que eligieran la respuesta correcta.
Los psicólogos comprobaron que cuando no intervenían, los participantes pulsaban la tecla correcta en una media de 29 ms. En cambio, cuando se exponían a la imagen subliminal, no solo tardaban mucho más (una media de 200 ms), sino que tenían la tendencia a elegir el número mostrado antes, aunque fuera la respuesta errónea.
Este simple experimento nos demuestra que somos mucho más sugestionables de lo que creemos. Aunque nos gusta pensar que tomamos decisiones libremente, en realidad somos muy susceptibles a la manipulación inconsciente, sobre todo cuando proviene de las personas más cercanas y entran en juego las emociones.
¿Qué es la manipulación inconsciente exactamente?
La manipulación inconsciente se produce cuando influimos sobre una persona o grupo sin tener pleno conocimiento de causa. Es decir, nuestras palabras, acciones o actitudes influyen sobre los demás, sin que seamos perfectamente conscientes de nuestro poder persuasivo y, sobre todo, sin pretenderlo – al menos racionalmente.
Por ende, todos somos sujeto y objeto de la manipulación inconsciente. Todos ejercemos un influjo sobre las decisiones de los demás, y muchas veces lo aprovechamos de maneras sutiles sin ser del todo conscientes de que en realidad estamos intentando hacerle cambiar de opinión para obtener algo a cambio.
Esa ganancia muchas veces se produce en el plano emocional. Por ejemplo, un padre o una madre que intente coartar la libertad de su hijo en realidad está ganando paz mental para sí. Una persona celosa que intente limitar el grupo de amigos y conocidos de su pareja, en el fondo estará ganando estabilidad para sí misma. Cada intento de manipulación reporta algún beneficio al manipulador, aunque no siempre sea fácil detectarlo.
5 frases y actitudes que revelan la manipulación inconsciente
La manipulación inconsciente es más sutil que la imposición o la coacción, razón por la cual suele ser más difícil de detectar y muchas veces es más eficaz. No obstante, algunas de las frases y actitudes más comunes en las relaciones que dejan entrever un intento manipulador son:
1. “Tú decides, pero…”
Esta frase suele ser particularmente eficaz porque no levanta sospechas, de manera que la persona no se pone a la defensiva ya que su interlocutor está reconociendo – al menos en teoría – su libre albedrío. Sin embargo, en realidad es un intento de empujar a la persona en una dirección precisa, dejándole entrever además que si elige otro camino, la culpa será exclusivamente suya, por lo que también añade presión y genera dudas.
2. Silencio
No decir nada también es una estrategia de manipulación inconsciente que puede llegar a ser particularmente tóxica. Por supuesto, después de una discusión o un conflicto, es normal que sintamos la necesidad de alejarnos y tomarnos un tiempo para calmarnos y reflexionar. Pero cuando esa situación se prolonga, dejar de hablarle a alguien se convierte en un castigo. De hecho, es una respuesta habitual de las personas pasivo-agresiva con la cual intentamos hacer mella en las emociones del otro para que dé su brazo a torcer.
3. “¿Pero no te gustaría…?”
Si una persona ya ha tomado una decisión y nos la ha comunicado, esta pregunta no tiene cabida, por lo que generalmente tiene un trasfondo manipulador. Y lo peor de todo es que se presenta como una sugerencia “inocente”. El objetivo de esta pregunta es lograr que la otra persona dude, de manera que se incline por la solución que le proponen, haciendo que parezca que la decisión fue suya, cuando en realidad está siendo presionada sutilmente.
4. Olvidos sistemáticos
Si alguien hace una promesa y luego la olvida o si se compromete a hacer algo y también lo olvida. Y esos despistes se repiten sistemáticamente, es probable que en el fondo escondan un intento de manipulación inconsciente. Esas «fallas de memoria» frecuentes pueden estar gritando a voces que esa persona realmente no está lista para comprometerse e intenta transferir su responsabilidad a los demás.
5. Victimismo
Las personas asentadas en el victimismo crónico son especialistas en recurrir a la manipulación subconsciente. Generalmente adoptan el papel de víctima – pero no lo interpretan, sino que se lo creen – de manera que no suelen ser exigentes, sino que su estrategia consiste en dar pena y generar culpa para lograr que la otra persona siga sus deseos. Frases como “haz lo que quieras, total, yo no valgo nada para ti” o “diviértete, yo me quedaré solo, como siempre” son las preferidas del manipulador inconsciente.
¿Cómo detectar y frenar estos intentos de manipulación?
La manipulación inconsciente es difícil de identificar porque muchas veces ni siquiera la propia persona conoce los motivos que la empujan a actuar así. Muchos de los padres y madres que manipulan a sus hijos, por ejemplo, están convencidos de que lo están haciendo por su bien. De la misma manera, muchos intentos de manipular inconscientemente a la pareja se justifican con la excusa de la estabilidad y la seguridad de la relación. El manipulador inconsciente suele pensar que está «ayudando» al otro.
También debemos recordar que las relaciones interpersonales son un complejo entramado de presiones y renuncias, negociación y ganancias, por lo que muchas veces también hay que escuchar y estar dispuestos a ceder. Lo más importante es que en tus relaciones no se instaure un patrón de manipulación.
Podrás darte cuenta de que te están intentando manipular porque:
- Sientes que no puedes ser tú mismo cuando estás con esa persona.
- Te sientes presionado para hacer cosas que no te apetecen o no encajan con tus valores.
- Te sientes tenso en presencia de esa persona o experimentas un sentimiento de inferioridad o culpabilidad.
En ese caso, es fundamental que te mantengas firme en tus decisiones y seas consciente de que esa persona probablemente intente hacerte cambiar de idea. Si es así, recházala con amabilidad con frases como “agradezco tu preocupación, pero ya he tomado mi decisión” o con un simple “no, gracias”. A fin de cuentas, recuerda que el “no” es una frase completa en sí misma. Puedes decir “no” sin dar explicaciones ni sentirte culpable.
Referencia Bibliográfica:
Kiesel, A. et. Al. (2006) Unconscious manipulation of free choice in humans. Consciousness and Cognition; 15(2): 397-408.
Deja una respuesta