Si en algún momento has tenido que luchar contra la ansiedad, es probable que tu mente se haya visto bombardeada por una serie de pensamientos ansiosos que no podías controlar. Esos pensamientos generan aún más ansiedad, generalmente porque amplifican las preocupaciones llevándolas hasta límites catastrofistas.
El problema es que, mientras esos pensamientos ansiosos rondan tu mente, te sentirás abrumado y confuso, por lo que no podrás pensar con claridad. Es como si vivieras en una tormenta sin la posibilidad de entrever cuándo llegará la calma.
De hecho, las personas ansiosas son más propensas a distorsionar la realidad, en gran parte debido a esos pensamientos intrusivos. Ese mecanismo conduce a un círculo vicioso pues pondrás en práctica mecanismos de afrontamiento desadaptativos que generan más problemas de los que resuelven. Por eso, es importante mantenerse atentos a los pensamientos ansiosos que nos indican que estamos sobredimensionando el problema.
Los pensamientos ansiosos que generan aún más ansiedad
- Miedo a equivocarse. Una de las famosas leyes de Murphy dice: “todo lo que pueda fallar, fallará”. Sin embargo, vivir cada minuto del día pensando que algo puede salir mal, es simplemente agotador y estresante. Una cosa es prepararse para los contratiempos y otra muy diferente es avizorar el fracaso a cada paso que damos porque eso se convertirá en una profecía que se autocumple. A la larga, terminará generando un nivel de ansiedad tal que realmente afectará nuestro rendimiento.
- Temer que algo malo está a punto de pasar. El temor no siempre proviene de nuestra actuación, también puede generarse a partir de la imprevisibilidad de las circunstancias. Este pensamiento ansioso te pondrá en tensión constante y te hará pensar en todos los peligros posibles y hasta los imposibles, incluyendo aquellos a los que podrían exponerse las personas que más amas. Eso te hará vivir en un estado de zozobra y expectación constante, como si estuvieras esperando constantemente que te comuniquen la próxima mala noticia.
- Olvidar algo importante. Uno de los pensamientos ansiosos más recurrentes consiste en creer que has olvidado algo importante. Es el resultado de un proceso de escrutinio constante, no solo hacia dentro sino también hacia fuera. Los días de tensión te preguntarás mil veces si has cerrado la nevera, apagado la luz o pasado la llave de la cerradura. A su vez, eso activará pensamientos catastrofistas del tipo: “¿qué pasaría si…?”. En ocasiones, la tensión que generan esos pensamientos ansiosos es tan grande que no puedes vencer el impulso de controlar varias veces, para asegurarte de que no has olvidado algo importante.
- Miedo a no poder controlar lo que sucederá en el futuro. La ansiedad está indisolublemente ligada a la incertidumbre, por lo que no es extraño que muchos de los pensamientos ansiosos giren sobre la incapacidad para controlar lo que podría suceder en los próximos días, semanas o incluso años. La ansiedad por el futuro es simplemente terrible porque, a menos que aprendas a fluir con la vida, no puedes hacer nada más.
- Temer que las personas queridas estén molestas contigo. “¿Por qué tardan tanto en responder a mi mensaje? ¿Estarán enojados conmigo? Quizá los molesté”. Este es uno de los pensamientos ansiosos más comunes, íntimamente vinculado con el sentimiento de culpabilidad. La persona ansiosa a menudo también se culpa en exceso, carga con toda la responsabilidad del mundo sobre sus hombros y le preocupa demasiado las consecuencias de sus acciones, pasando rápidamente del mundo real al mundo fantasioso de consecuencias dramáticas que ha creado en su mente.
- Temer al juicio social. “¿Se están riendo de mí?” A menudo la persona ansiosa también padece una ansiedad social, puede sentirse incómoda en situaciones sociales en las que puede sentirse valorada o juzgada. Como resultado, adopta una actitud hipervigilante y un poco egocéntrica, tomando nota de todo lo que hacen los demás desde una perspectiva autorreferencial.
- Quedarse atrapado. Un pensamiento ansioso común se refiere al miedo a quedarse atrapado. Apenas la persona ansiosa pone un pie en el ascensor, imagina que podría quedarse atrapada. Lo mismo ocurre si debe ir a una reunión o una cita, inmediatamente piensa que podría quedarse atascada en el tráfico. Ese temor surge del miedo a que algo lo retenga y le arrebate el control sobre el entorno.
- Pensar que puede enfermar de un momento al otro. A todos nos preocupa enfermar, pero las personas ansiosas convierten un dolor de cabeza emocional en un tumor cerebral. La ansiedad y el miedo las lleva a preocuparse en exceso, de manera que siempre imaginan los peores escenarios posibles.
- Luchar contra el tiempo. El tiempo corre más rápido cuando nos sentimos ansiosos. Por eso, es normal que la ansiedad nos haga temer que no tendremos suficiente tiempo para afrontar todas las tareas que tenemos por delante o que llegaremos tarde a una cita importante. Esa sensación de luchar contra el tiempo, que se escapa inevitablemente, genera aún más ansiedad y nos hace cometer errores que nos retrasan aún más.
- Sentirse ansioso por estar ansioso. La mayor ansiedad suele provenir de la ansiedad, de esa tendencia a escudriñar constantemente dentro. Muchas personas se preguntan por qué se sienten ansiosas si no tienen motivos aparentes para ello. La perspectiva de responder con ansiedad o de que esta pueda aparecer en cualquier momento, genera aún más ansiedad, lo cual cierra un círculo vicioso.
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