La mayoría de las personas no tiene recuerdos nítidos de sus primeros años de vida. Estos aparecen desdibujados y en muchos casos no son siquiera recuerdos propios sino implantados por nuestros padres, a través de sus historias.
Este fenómeno de amnesia infantil siempre ha representado un desafío para los psicólogos por lo que existen diferentes teorías para explicarlo. Por ejemplo, hay quienes afirman que se debe a que nuestro “yo” aún no está lo suficientemente desarrollado, otros aseveran que la causa radica en que aún no dominamos el lenguaje como herramienta para guardar los recuerdos y, por último, hay quienes afirman que sufrimos lo que se conoce como olvido inducido por la recuperación.
Sin embargo, ahora neurocientíficos de la Universidad de Toronto afirman que la causa del olvido radica en la neurogénesis; es decir, en el crecimiento de nuevas neuronas. En práctica, no se trataría de una disminución del poder de nuestro cerebro sino todo lo contrario, de un efecto secundario del proceso de aumento de la densidad neuronal.
Más neuronas, menos recuerdos
Se conoce que durante la infancia se produce una neurogénesis particularmente rápida. De hecho, a lo largo de los primeros tres años de vida el cerebro crece a una gran velocidad, y no solo aumentan sus funcionalidades sino que se establecen nuevas conexiones, las neuronas crecen y se especializan. Obviamente, a medida que el tiempo pasa, la neurogénesis decrece.
Este fenómeno también se aprecia en muchos mamíferos por lo que los investigadores decidieron poner a prueba su hipótesis usando ratones. Lo que hicieron fue condicionar a ratones adultos para que tuviesen miedo ante determinados estímulos. Después, les suministraron a algunos una sustancia que estimulaba el crecimiento de las células cerebrales, a otros les hicieron utilizar una rueda (una actividad que potencia la neurogénesis) y a un tercer grupo no se le aplicó ningún tipo de estimulación.
Al cabo de un tiempo, pudieron apreciar que aquellos que habían presentado un mayor crecimiento neuronal también se mostraban menos traumatizados, como si el recuerdo de las situaciones de miedo se hubiese borrado. Los otros, al contrario, se mostraban más aterrorizados ya que las experiencias de miedo se habían consolidado.
Según los investigadores, un proceso similar ocurre en nuestro cerebro cuando somos niños. El crecimiento de las neuronas, sobre todo en las estructuras vinculadas con el aprendizaje, las remodela e interfiere en los recuerdos ya formados. De hecho, se conoce que una de las áreas donde más neuronas se desarrollan es en el giro dentado y en los circuitos del hipocampo, zonas estrechamente vinculadas con el procesamiento y almacenaje de los recuerdos.
En teoría, lo que afirman estos neurocientíficos es que la continúa remodelación de estos circuitos, que comienza a estabilizarse después de los tres años, nos impediría formar recuerdos duraderos y nítidos, razón por la cual nos resulta difícil recordar las experiencias que vivimos en nuestros primeros años de vida.
Fuente:
Akers, K. G. et. Al. (2014) Hippocampal Neurogenesis Regulates Forgetting During Adulthood and Infancy. Science; 344(6184): 598-602.
josue slam dice
gracias por la información la verdad sufrí bastante en mi pubertad por no recordar esas escenas que me comentaban mis padres y seres queridos, hasta este momento pude descubrir que era una forma natural del cuerpo con esto me siento mas aliviado gracias de verdad…