Perder a una persona querida es uno de los dolores más lacerantes que podemos sufrir. A veces, atravesar el duelo es como adentrarse en un infierno. El sufrimiento, la ausencia y la tristeza son tan grandes que nos gustaría volver atrás las manecillas del reloj.
Cuando extrañamos a esa persona, podemos encontrar cierto consuelo mirando sus fotos o volviendo a ver sus vídeos. Pero ahora la Inteligencia Artificial abre una nueva posibilidad: la resurrección digital; o sea, interactuar con un clon digital que luce y habla como la persona fallecida.
La gran promesa: mantener la relación más allá de la muerte
Ya existen empresas que desafían la muerte como un hecho definitivo que implica tener que despedirnos de nuestros seres queridos y aprender a vivir sin ellos. En ese nuevo mundo “feliz” la muerte no es tan concluyente.
Compañías tecnológicas de China y Estados Unidos ofrecen (¿aprovechan?) a quienes están de luto por la pérdida de un ser querido la posibilidad de crear un doble digital con el que puedan seguir interactuando.
Básicamente, recopilan la información histórica de la persona fallecida, como sus fotografías, vídeos y audio para reproducir su imagen, voz y comportamiento mediante la Inteligencia Artificial. En práctica, crean un réplica digital del ser querido con la que podemos hablar como a través de una videollamada, logrando unos resultados muy realistas.
“La muerte acaba con la vida, pero la relación puede continuar”, sería un buen eslogan para las empresas que ofrecen la posibilidad de hacer un avatar de la persona fallecida o crear uno en vida para dejarlo en “herencia” a los hijos, la pareja o alguien más.
La empresa china de Inteligencia Artificial Super Brain, por ejemplo, ya ha completado más de 1.000 pedidos de resurrección digital. La mayoría de sus usuarios tienen un fuerte deseo de volver a “ver” a sus seres queridos. En algunos casos se trata de familias que han perdido a su único hijo o personas que han perdido a su pareja de muchos años. Todas comparten algo en común: no logran superar el dolor de la pérdida y buscan consuelo entre los bytes.
¿Un clon digital realmente ayuda a superar el duelo?
En uno de los primeros episodios de Black Mirror, una joven y afligida viuda vuelve a conectar con su novio fallecido utilizando una aplicación que rastrea su historial en las redes sociales para imitar su lenguaje, humor y personalidad. Funciona. Al inicio encuentra consuelo, pero luego las cosas se tuercen arrastrándola a una montaña rusa de emociones.
En teoría, interactuar con un doble digital de la persona fallecida debe aliviar el dolor y el sufrimiento que causa la muerte. Sin embargo, sus beneficios no están tan claros. En algunos casos, esta tecnología puede ser reconfortante y realmente puede ayudar a las personas a despedirse, sobre todo cuando se ha producido una muerte inesperada.
De hecho, en Psicología existe la técnica de la “silla vacía” en la que se pide al paciente que imagine que la persona fallecida o con quien ya no tiene contacto se encuentra sentada en ese lugar. Entonces debe decirle todo lo que desea para liberarse de las emociones reprimidas, culpas y remordimientos.
Esta técnica tiene un profundo efecto catártico y a menudo ayuda a las personas a pasar página. Sin embargo, no es lo mismo que tener la oportunidad de establecer interacciones cada vez más realistas y naturales con una persona que se parece mucho a la que nos dejó, sobre todo en un momento en el que somos extremadamente vulnerables emocionalmente ya que no queremos aceptar su ausencia.
Esa experiencia tan inmersiva, sumado al rechazo a la muerte, puede hacer que nos volvamos “adictos” a ese mundo virtual ya que es donde único encontramos consuelo. El mundo real simplemente nos parece demasiado cruel. A la larga, es posible que eso impida el proceso natural de despedida. En lugar de fomentar mecanismos de afrontamiento saludables, este tipo de tecnologías podría conducir a un duelo no elaborado y obstaculizar la curación emocional.
¿La resurrección digital es ética?
La resurrección digital de los seres queridos fallecidos ya se está convirtiendo en una realidad, pero todavía no existen leyes que la regulen o que protejan la privacidad de las personas tras su muerte. El año pasado, el investigador Masaki Iwasaki de la Facultad de Derecho de Harvard exploró el nivel de aceptación de la resurrección digital.
Descubrió que el 58% pensaban que era aceptable solo si la persona había dado su consentimiento previamente. No obstante, el 59% de los encuestados no estuvo de acuerdo en su propia resurrección digital y alrededor del 40% no encontró aceptable ningún tipo de clonación digital, ni siquiera con el consentimiento expreso.
No obstante, debemos recordar que las opiniones humanas cambian mucho y suelen bailar al son de la propaganda y la publicidad.
De hecho, al margen del deseo de los difuntos, también sería necesario valorar la ética o conveniencia de dejar este tipo de “herencia” a quienes sobreviven. ¿Podría ayudarlos o, al contrario, presionarlos a establecer una interacción potencialmente dañina con una máquina?
Porque, a fin de cuentas, lo más importante es que no olvidemos que se trata de una máquina. Por tanto, por mucho que se parezca a nuestro ser querido o tenga su mismo tono de voz, no lo es. Todos somos únicos e irreemplazables.
Aunque la idea de utilizar la Inteligencia Artificial para hacer hablar con quienes ya no están puede estar motivada por un deseo genuino de brindar consuelo, no podemos ignorar sus consecuencias psicológicas y éticas.
A la larga, es probable que la resurrección digital haga más daño que bien y solo sirva para aplazar un proceso de duelo que llegará inevitablemente cuando nos demos cuenta de que ese doble digital no es la persona que tanto amábamos.
El potencial de uso indebido de esta tecnología y el riesgo de manipulación emocional pueden contribuir a un futuro distópico en el que la Inteligencia Artificial intenta reemplazar lo irremplazable. Y es que el hecho de que podamos hacer algunas cosas, no significa que debamos hacerlas.
Particularmente, prefiero que la vida siga su curso. Prefiero afrontar los acontecimientos cuando y como lleguen. Alimentar falsas ilusiones y buscar consuelos digitales no está en mi horizonte. Pero como siempre ocurre, cada quien tendrá que tomar su decisión cuando arribe el momento.
Referencias Bibliográficas:
Shumei, L. & Lanlan, H. (2024) Bringing back deceased beloved ones through AI technology becomes a new, controversial business in China as ‘era of digital humans’ approaches. En: Global Times.
Iwasaki, M. (2023) Digital Cloning of the Dead: Exploring the Optimal Default Rule. Asian Journal of Law and Economics; 10.1515.
Sherlock, A. (2013) Larger Than Life: Digital Resurrection and the Re-Enchantment of Society. The Information Society; 29(3): 164-176.
Haneman, V. J. (2021) Digital Resurrection. SSRN: 3995687.
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