Las personas de hace miles de años necesitaban crear un amplio repertorio de personajes míticos, de razonamientos religiosos y de explicaciones supersticiosas para enfrentarse a un mundo que no comprendían. Así, surgieron los conjuros, las explicaciones sobrenaturales y las figuras de los magos y druidas. Pero… ¿qué sucede hoy? ¿en la época de Internet hemos hecho caso omiso a las supersticiones para ampararnos en la ciencia?
Creo que las respuestas todos la conocen, nuestra sociedad se ha vuelto tan compleja que las personas continúan buscando explicaciones sencillas para comprender el funcionamiento de la teoría del caos, el efecto mariposa o la teoría de cuerdas. Internet ha venido a facilitar una plataforma de difusión de viejas leyendas, conjuros y supersticiones que han tomado un nuevo aire. Las creencias más antiguas y otras que no lo son tanto pero igualmente se expanden por la red, han creado nuevos mitos y han reavivado otros tantos del pasado. Vale decirles que todas estas leyendas y creencias hoy se conocen como netlore: “net-” de Internet y “-lore” de folclore. ¡¿Original?!
En el 2001 se calculaba que alrededor de un 25% de la población internauta (28 millones de personas) había usado alguna vez Internet con propósitos espirituales y es que la red es una inmensa reserva espiritual promovida por el don del anonimato, la ausencia de jerarquías y la ubicuidad. Un ejemplo muy sutil de los alcances de las supersticiones en la red se halla en el hecho de que actualmente una de las palabras más cotizadas es «astrología»; que ha ubicado sus anuncios de clarividentes en cientos de páginas web, de seguro ustedes habrán visto unos cuantos de ellos.
Para acercarnos al poder de la red desde una perspectiva más «fuerte», baste recordar lo acaecido en el año 1997 cuando un total de 39 personas, miembros de La Puerta del Cielo, se suicidaron siguiendo las enseñanzas que esta secta publicaba en su página web. De más está decir que existen otras tantas sectas que promueven mensajes de este tipo y utilizan la red para contactar a los posibles adeptos y transmitir sus «enseñanzas».
Pero en Internet no solo se hallan antiguas sectas, religiones y conjuros sino que también han proliferado nuevas visiones del mundo. Un ejemplo se puede hallar en los cientos de movimientos espirituales que consideran que Dios también está en la red y puede encarnarse en los bits por lo cual, basta conocer una serie de rituales para poder hallarlo y comunicarse. Así, surge una nueva figura: el tecnoshamán.
En fin, que en plena era tecnológica las creencias supersticiosas y místicas no sólo no han desaparecido sino que crecen con nuevos bríos en Internet. Tal y como adelantó Lévy-Strauss: el movimiento magia-religión-ciencia no es lineal sino que estas creencias conviven en cualquier cultura. El pensamiento mágico no es del todo incompatible con el pensamiento científico y todavía necesitaremos muchos años de evolución para eliminar esas creencias místicas; si es que se logra en algún momento.
A los interesados en ahondar en el tema, les recomiendo el artículo: Arroyo, S. (2006) Magia y superstición en la era de Internet. En: Culturas Populares; del cual intenté hacerles llegar una breve sinopsis.
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