Tenemos grandes sueños y proyectos ambiciosos, pero eso no significa que no podamos abrazar la sencillez. Sin embargo, en un mundo donde las personas parecen valer por lo que tienen, en vez de por lo que son, donde a menudo importan más las apariencias que la esencia, es fácil caer en las redes de la soberbia, la vanidad y la presunción.
Aún así, no hay mejor adorno para nuestra alma que la humildad. De hecho, la sencillez es el lenguaje del corazón, es una forma de expresión directa que no necesita de artificios y que nos permite conectar desde lo profundo, siendo 100% auténticos.
Los riesgos que entrañan el orgullo y la soberbia
Una rana se preguntaba cómo podía alejarse del clima frío del invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara con ellos, pero el problema era que la rana no sabía volar.
– Déjenmelo a mí -dijo la rana-. Tengo un cerebro asombroso.
Luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca.
Cuando el invierno estaba a punto de llegar, los gansos y la rana comenzaron su travesía. Sin embargo, no habían volado mucho cuando pasaron por una pequeña ciudad, y los habitantes salieron para ver el inusitado espectáculo.
Alguien preguntó: «¿A quién se le ocurrió una idea tan brillante?”
La rana se sintió tan orgullosa que exclamó:
– ¡A mí!
En el preciso momento en que abrió la boca, se soltó de la caña y cayó al vacío.
Al igual que la rana de la historia, el orgullo nos puede llevar a tomar malas decisiones, sin reflexionar sobre las consecuencias. De hecho, su principal arma es que nos convence de que nuestra forma de pensar es correcta y de que todos los demás están equivocados. Pensamos que solo nuestras ideas son brillantes y sensatas, por lo que no le damos cabida a nuevas formas de ver las cosas y terminamos anquilosándonos.
El orgullo y la soberbia hacen que nos encerremos en lo que hemos aprendido, convirtiéndonos en nuestros propios carceleros. Así lo confirma un estudio realizado en la Universidad de Cornell. Estos psicólogos les presentaron a 100 personas una lista de términos y descubrieron que quienes se calificaban como expertos en la materia, no solo no eran capaces de reconocer términos ficticios, que los investigadores habían inventado para despistarlos, sino que incluso afirmaban saber todo sobre esos conceptos. Al contrario, las personas que adoptaban una actitud más humilde y no pretendían ser expertos, mostraban su escepticismo sobre esos términos «dudosos» y reconocían no saber nada sobre ellos.
Este estudio nos demuestra que a veces nuestro ego nos ciega y nos impide aprovechar las oportunidades para crecer y aprender algo nuevo. Nos demuestra que si no levantamos los ojos, creeremos que somos el punto más alto.
7 beneficios de la sencillez y la humildad que nos convertirán en mejores personas
1. Nos permite tener más flexibilidad mental. Si adoptamos una actitud humilde, nos convertiremos en aprendices eternos. Esto significa que siempre estaremos dispuestos a escuchar nuevas ideas y cambiar las nuestras. De esta forma logramos crecer, porque no nos apegamos a nuestras ideas o formas de hacer las cosas sino que nos mantenemos abiertos al cambio. De hecho, a medida que cultivamos la modestia, nos resulta más fácil aprender de las equivocaciones y comprendemos que los errores son necesarios para crecer y evolucionar.
2. Nos libera emocionalmente. Pretender que sabemos todo puede llegar a ser agotador. Por eso, abrazar la humildad y la sencillez suele ser liberador. Cuando reconocemos nuestros errores y limitaciones no estamos mostrando nuestra debilidad sino todo lo contrario, demostramos que somos personas seguras de sí mismas, personas que se conocen bien y que no tienen miedo a reconocer que han fallado o que necesitan ayuda. La humildad enaltece, la soberbia achica.
3. Nos ayuda a valorar los pequeños detalles. El orgullo siempre quiere más, nunca se da por satisfecho. Al contrario, la humildad se conforma y encuentra la felicidad en lo que tiene. La sencillez nos permite fijarnos en los pequeños detalles y encontrar la belleza en ellos, nos permite sentirnos agradecidos por esas cosas que adornan nuestra vida y que antes no valorábamos adecuadamente pues las dábamos por sentadas. Por eso, abrazar la humildad nos permite ser felices ahora mismo, nos ayuda a sentirnos agradecidos y satisfechos con lo que somos y lo que hemos alcanzado.
4. Nos permite conectar desde nuestra esencia. La sencillez también implica deshacerse de las máscaras sociales que normalmente usamos en nuestras relaciones interpersonales. La magia radica en que cuando nos deshacemos de la necesidad de impresionar, logramos mostrarnos tal cual somos, y eso nos permite establecer un vínculo emocional más profundo con las personas que nos rodean. De esta manera, logramos desarrollar relaciones más auténticas, sólidas y duraderas.
5. Nos permite encontrar la serenidad. Es curioso, pero a medida que abrazamos la humildad, nos abandona la necesidad de discutir, imponer nuestra opinión o tener la razón. Cuando no necesitamos que nuestro ego prevalezca, nos abrimos a otros puntos de vista y encontramos la serenidad incluso cuando las creencias y opiniones de los demás son opuestas a las nuestras. Esta nueva forma de abordar las relaciones interpersonales nos aporta una gran serenidad.
6. Nos ayuda a ser más empáticos. Solo cuando dejamos ir el orgullo y la soberbia, cuando dejamos de alimentar nuestro ego, somos capaces de salir de nuestra perspectiva y ponernos realmente en la piel de los demás. Por eso, el camino hacia la sencillez también nos ayuda a ser más comprensivos y empáticos. Eso significa que podemos comprender a una persona, que podemos compartir sus preocupaciones y experimentar sus sentimientos, aunque no estemos de acuerdo con su forma de pensar.
7. Nos hace la vida más fácil. Cuando finalmente nos damos cuenta de que menos es más, de repente nuestro mundo se hace mucho más sencillo. Nos percatamos de que muchas de las cosas que creíamos necesitar, en realidad no son necesarias para ser felices. Entonces podemos centrarnos en lo que realmente nos importa, redirigir nuestros esfuerzos hacia esas cosas que nos hacen felices y nos llenan, esas cosas que realmente le dan sentido a nuestra vida, en vez de quitárselo.
Recuerda siempre la frase del escritor argentino Ernesto Sábato: «Para ser humilde se necesita grandeza«.
Fuente:
Atir, S. et. Al. (2015) When Knowledge Knows No Bounds Self-Perceived Expertise Predicts Claims of Impossible Knowledge. Psychological Science; 26(8): 1295-1303.
keuri garcia de jesus dice
Muy buen comentario, pues me siento agradecido por qué a medida que leo estas lecciones puedo mejorar en muchas cosas. Muchas gracias espero sean consiente de que hay un público que espera sus colaboraciónes y las disfruta.
Jennifer Delgado dice
Hola Keuri,
Muchas gracias por tu comentario. Sé que hay muchas personas que me leen. Y créeme, a veces siento la presión por hacer llegar bien el mensaje que quiero transmitir y que no se malinterprete 🙂 Por eso, algunos artículos me llevan horas de trabajo. Pero cuando alguien me confirma que les han servido, me compensa el esfuerzo invertido.
rosa navarro dice
Sus artículos de seguro le ayudan a cada persona que logra y tiene la oportunidad de leerlos, estoy segura que cuando tomamos la decisión de leerlo es por que nos interese y porque sabes que nos servirá para ser mejores.son de auto ayuda, buscamos lo que necesitamos.
Daniela dice
Un verdadero hallazgo encontrar tu página y este artículo. Esa preciosa conexión que has hecho entre la sencillez y la serenidad realmente me ha impactado. Gracias por compartir estas reflexiones que tanta falta nos hacen. Leerte es como charlar con una buena amiga 🙂
Jennifer Delgado dice
Hola Daniela,
Gracias por tu opinión, para mí es muy valiosa.
La verdad es que siempre intento presentar perspectivas nuevas de la manera más interesante posible.
Un saludo y bienvenida a la página.