Vivir al máximo es nuestro único imperativo. Aunque lo olvidamos demasiado a menudo. Esta preciosa historia nos enseña una gran lección.
“Hace mucho tiempo, un viajero ávido de experiencias visitó un pequeño pueblo. Paseando por sus calles le preguntó a varias personas por algún lugar hermoso o curioso que pudiera conocer en la zona. Todos le dijeron que visitara el cementerio.
Asombrado por aquella propuesta, el viajero decidió pasar por el camposanto antes de abandonar el pueblo. Cuando entró se sintió decepcionado ya que se trataba de un cementerio como cualquier otro, repleto de lápidas, árboles y flores.
Sin embargo, cuando comenzó a fijarse en las lápidas descubrió que en una estaba escrito 8 años, tres meses y un día, en otra 5 años, diez meses y seis días. El viajero estaba conmocionado. Leyó todas las lápidas y se dio cuenta de que la persona que más había vivido había alcanzado apenas los 11 años.
Embargado por el dolor, se echó a llorar. El cuidador del cementerio, que pasaba por allí, se acercó para consolarlo.
El viajero le preguntó cómo era posible que en aquel lugar estuvieran enterrados tantos niños. ¿Acaso se trataba de una maldición sobre el pueblo?
El anciano sonrió y dijo:
– No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Cuando un joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como esta que llevo colgada al cuello. A partir de ese momento, cuando disfrutamos intensamente de algo, lo anotamos en la libreta e indicamos cuánto tiempo duró esa sensación. Señalamos cuánto duró el placer del primer beso, o las mariposillas revoloteando en el estómago, la excitación por ese viaje tan deseado, el regocijo por encontrar a personas distantes…
Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos. Cuando alguien muere, abrimos su libreta y sumamos el tiempo que ha disfrutado. Entonces lo escribimos sobre su tumba, porque ese es el único y verdadero tiempo que ha vivido”.
Vivir al máximo es lo único urgente
Demasiado a menudo vamos por la vida preocupándonos por cosas intrascendentes y dejamos que nos arruinen el día, que en realidad es el mayor regalo que podemos recibir. ¿Cuántas veces no te has deprimido porque no has podido comprar algo que en verdad no necesitabas? ¿Cuántas veces no te has estresado por problemas que finalmente no ocurrieron? ¿Cuántas veces has dejado de disfrutar el presente porque estabas rumiando algo que ocurrió en el pasado?
No podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiar nosotros. Vivir al máximo solo depende de nuestra actitud. Por supuesto, no se trata de añadir una tensión adicional pensando que estamos desaprovechando el tiempo, sino tan solo de vivir de forma más consciente, lo cual significa estar plenamente presentes y mantener la mente abierta para disfrutar de las experiencias que nos regala cada día.
¿Cómo lograrlo?
1. Cada momento cuenta, aprovéchalo.
Una frase preciosa del músico nigeriano Babatunde Olatunji nos da una pista: «El pasado es historia; el mañana es un misterio. El hoy es un regalo. Por eso que lo llamamos presente«. Ten siempre en mente que lo único que tienes, la única certeza de la que dispones, es del momento actual. Por tanto, no lo desaproveches viviendo a caballo entre un pasado que ya no existe y un futuro que no sabes si llegará. Aprovecha las pequeñas alegrías cuando lleguen. Eres tú y tu presente, usa bien ese don.
2. Sé quien realmente eres.
Oscar Wilde afirmó: “Sé tú mismo, los demás puestos ya están ocupados«. Para vivir al máximo es fundamental que seas auténtico y, sobre todo, coherente contigo mismo. No te dejes influenciar por la presión social porque a menudo esta te aleja de tu esencia y desvirtúa tus verdaderas necesidades. Cada persona es diferente, no solo por su genética sino, y sobre todo, por sus experiencias. Son las experiencias quienes te forman, así que aprovéchalas y úsalas para ser feliz. Encuentra lo que te satisface y no temas a ser diferente. Sé distinto y disfrútalo.
3. Elige la felicidad, siempre.
Hace varios siglos Benjamin Franklin dijo: “La felicidad no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”. Y es que la felicidad no es una meta sino un estado, una elección que hacemos todos los días. No es el destino sino la forma de viajar. Por eso, no esperes a llegar a tu meta para ser feliz, aprende a disfrutar del camino porque si recorres ese trayecto con amargura, frustración o reprimiéndote, descubrirás que no habrá valido la pena.
4. Deja atrás los miedos.
Daniel Defoe afirmó que: “El miedo al peligro es diez mil veces más terrible que el propio peligro”. De hecho, los miedos son nuestro principal obstáculo, una barrera que nos impide salir de nuestra zona de confort y descubrir qué persona podríamos llegar a ser. Por eso, para vivir al máximo es fundamental deshacerse de los miedos. De hecho, si algo te atemoriza lo suficiente como para sentir esas mariposillas en el estómago, probablemente vale la pena correr el riesgo. Recuerda que solo cuando logramos salir de la zona de confort crecemos y sabemos hasta dónde somos capaces de llegar.
5. Busca el significado de tu vida.
«La clave de una vida feliz es alcanzar metas de las que te sientas orgulloso y un propósito que cumplir«, dijo el novelista estadounidense Jeff Lindsay. De hecho, vivir al máximo no implica buscar constantemente emociones fuertes que disparen la adrenalina sino aprovechar cada momento a plenitud. Para ello, debemos encontrar el significado de nuestra vida porque solo entonces logramos sentirnos plenamente satisfechos. En ese momento es como si todas las piezas del puzzle encajaran, todo cobra sentido. No dejes que las fórmulas sociales te limiten. Formula tu propia ecuación de la felicidad y atrévete a perseguir esos sueños, aunque sean diferentes a los de los demás.
Aunque quizás la clave para vivir al máximo sea mucho más sencilla y se puede resumir en una sola frase: “Deja de pensar en la vida y vívela”.
Manuel J.Díaz dice
Hola Jennifer, felicides por tu buenos artículos.
He estado buscando en tu web algún artículo sobre "Programación Neurolingüística" y no la encuentro. Me gustaría saber tu opinión al respecto de esta disciplina. Por cierto, no veo en tu web ningún sistema de búsqueda de artículos.
Gracias y un saludo.
Jennifer Delgado dice
Hola Manuel,
Disculpa la tardanza en la respuesta. He tenido problemas de salud y no he estado muy conectada últimamente.
Respecto a la PNL, he coqueteado con esta disciplina en varios artículos.
Particularmente, me resulta apasionante y creo que tiene una salida muy práctica, así que sin duda, será una deuda que saldaré en el futuro escribiendo más al respecto.
Si te fijas bien, en cada uno de los artículos, en la columna izquierda del blog, hay un buscador que puedes utilizar 🙂