“¡Si se confirma un caso en el edificio, usted será responsable!” Es el mensaje que Mina, una enfermera de Dourdan, en Francia, que trabaja en primera línea con pacientes del Covid-19, encontró en el parabrisas de su coche. Estaba firmado a nombre de “el barrio”. La tensión acumulada le pudo y se echó a llorar allí mismo, según reporta Le Parisien.
En El Poblenou de Barcelona fueron menos “diplomáticos”. A una ginecóloga le pintaron directamente en el coche las palabras “rata contagiosa”, para que no tuviera lugar a dudas de que no era bienvenida en el edificio. Silvana se quedó en estado de shock ante aquella burda y tremenda humillación, según cuenta El Mundo.
Sus casos no son aislados. En el Hospital Lariboisière, al norte de París, han tenido que contratar guardaespaldas para escoltar el personal sanitario hasta sus coches o la entrada del metro debido a que están sufriendo ataques físicos, según reportó L’Express.
De repente, los héroes que una parte del país aplaude con efusividad desde sus balcones reconociéndoles su difícil labor también se han convertido en los “apestados” que pocos quieren tener a su lado y que, a ser posible, les gustaría marcar con una letra escarlata en la frente.
Y eso no puede sino generar una vergüenza ajena colosal. Una rabia también colosal. Y al final, una desolación tremenda.
Cuando lo impensable cobra forma
El coronavirus nos ha tomado por sorpresa. Ha vuelto del revés nuestro mundo. Ha metido nuestras emociones en una batidora y nos las ha devuelto entremezcladas y confusas. A las oleadas de miedo y pánico se le suman ondas de esperanza y fuerza seguidas por fases de tristeza y desazón.
Sin embargo, no hay ninguna razón, ni excusa ni pretexto posible para atacar a quienes nos protegen, nos salvan la vida – arriesgando la propia – o se exponen cada día para asegurarnos los servicios mínimos que necesitamos.
El miedo, en ninguna de sus formas, es pretexto suficiente para esos ataques. La ausencia de empatía, el egoísmo abismal y la ignorancia, sí. Porque, como escribiera Albert Camus, “la estupidez insiste siempre”. Y se muestra reacia a escuchar razones ya que su estandarte siempre ha sido la irreflexión.
Hannah Arendt, una filósofa que tuvo que huir de la Alemania nazi, conocía de cerca este fenómeno llevado a su máxima expresión. Nos alertó de que “la mayoría no eran ni pervertidos ni sádicos, sino que eran y siguen siendo terrible y terroríficamente normales”. Lo que los condujo a convertirse en criminales fue “únicamente la pura y simple irreflexión. Una curiosa, y verdaderamente auténtica, incapacidad para pensar”.
El aviso de Arendt cayó en saco roto porque sus palabras eran mucho más aterradoras que las propias atrocidades que cometieron los nazis ya que nos enfrenta a una terrible verdad: la incapacidad para detenerse a reflexionar sobre las consecuencias de nuestras acciones o para ponernos en el lugar del otro es lo que puede arrebatarnos nuestra humanidad y hacer que cometamos acciones deleznables.
Es la tendencia a seguir consignas sin reflexionar, como colocar en la puerta de casa un cartel con arcoíris sonrientes y el mensaje #quédateencasa mientras pides – tranquila, innecesaria e inconscientemente – la pizza a un repartidor a domicilio.
Es la tendencia a seguir creyendo que somos el ombligo del mundo y que el resto de los mortales deben amoldarse a nuestras necesidades. A querer aferrarnos a una seguridad que no existe. Y enfadarnos, cual niños pequeños, con aquel que nos recuerda que somos vulnerables, que la enfermedad y la muerte pueden estar a la vuelta de la esquina.
Es la tendencia a buscar culpables que se puedan palpar, oír y, a ser posible, también atacar – si llega el momento. Es la tendencia a escurrirnos por la “corteza de la civilización”, como la describiera el periodista Timothy Garton, ante la menor sacudida social. Perdiendo no solo los puntos cardinales que rigen las relaciones sociales sino también los valores que distinguen a la humanidad.
El rechazo que más duele
Por supuesto, las pintadas, los carteles y las amenazas de desahucio por temor al contagio se consideran delitos de odio. Y como tal, son susceptibles de ser denunciados, reprobados, perseguidos y castigados. Pero lo más terrible para quienes sufren este tipo de acoso es que aquello que hasta hace unos días era impensable e incomprensible ha tomado forma y en algunos lugares amenaza con normalizarse.
Lo terrible es que esas personas que están arriesgando su propia vida, la mayoría no por un sueldo sino por conciencia y responsabilidad, han sido heridas en el momento en que son más vulnerables. Esas personas han sido relegadas, apartadas y rechazadas por quienes hasta hace poco formaban parte de sus círculos de confianza. Han sido rechazadas por hacer su deber. Por ayudar. Por salvar vidas.
Y eso genera primero un desconcierto enorme y después una ira infinita. Genera tristeza. Hace que quieras tirar la toalla. Hace que te preguntes por quién estás luchando exactamente . Y, sobre todo, si vale la pena todo ese sacrificio.
Porque el personal sanitario no está compuesto por héroes con una coraza a prueba de balas. Está compuesto por personas que realizan actos heroicos. Pero esas personas también sufren por las humillaciones y el desprecio. Porque ahora mismo son extremadamente vulnerables psicológicamente.
Por eso, es importante que todas esas personas se sientan arropadas por la otra parte de la sociedad. Esa parte que, aunque también tiene miedo, sabe guardárselo para apoyar al más débil. Que también está cansada, pero saca fuerzas para regalar una sonrisa. Que aunque vive en la incertidumbre, como todos, sabe transmitir seguridad. Esa parte que piensa. Que valora. Que no se adhiere a eslóganes de vida corta, sino que busca la manera de aportar su granito de arena.
Y el granito de arena que nos corresponde aportar en este momento consiste en apoyar a todos los que nos están apoyando. De manera incondicional. Hacer una barrera contra la ignorancia. Ponerle la zancadilla al egoísmo. Y alimentar la empatía.
Porque si algo nos ha enseñado esta crisis es que un virus puede ser temible, pero las reacciones humanas pueden marcar la diferencia. Y de esta situación, como escribiera Juan Rulfo, “nos salvamos juntos o nos hundimos separados”. Por si alguien no lo ha entendido.
sam dice
Buen artículo.
Me temo que esto sólo se cura con una buena educación, y no me refiero a la académica, sino a una educación en la que se enseñe a ser crítica con la información, a contrastar los datos que tenemos y que se nos presentan (demasiados a lo largo del día, desafortunadamente), y sobre todo a tener criterio propio y no dejarnos llevar por eslóganes de barra de bar y/o de ideologías fáciles; muy a mi pesar, en la mayoría de centros educativos no se enseña a razonar, sino que te preparan para ser un empleado productivo, un trabajador más: produce y no pienses mucho, no vaya a ser que nos desmontes el chiringuito.
Esto es en lo que creo que hay que trabajar pensando en el largo plazo, porque ya ha quedado demostrado que en el corto y medio plazo estamos «apañaos».
OPHIEL dice
TE CENTRAS EN LOS EUROPEOS Y NO HABLAS DEL ENORME ACOSO Y VIOLENCIA QUE RECIBEN LAS ENFERMERAS EN MÉXICO.
Jennifer Delgado dice
Tienes razón. Me he centrado en los países cercanos porque es una realidad que «estamos tocando con la mano», pero este lamentable fenómeno también se está apreciando en otros países, y no solo en México sino también en India, donde muchos médicos se están convirtiendo en «intocables».
Jimena Alban dice
Que sociedad tan podrida. Que seria sin los médicos y enfermeras que se están jugando su propia vida por gente que ahora los margina. Yo creo que no aprendimos nada que nos proyecte como una mejor sociedad luego de la cuarentena. Que vaina que somos
Silvia Cattaneo dice
Si es una sociedad de mierda. Saludo, aplaudo y doy todo mi apoyo a los profesionales de la salud que luchan día tras día para brindar bienestar a los enfermos sin importarles lo que a ellos les pueda pasar. REPUDIO A LA SOCIEDAD QUE LOS DISCRIMINA y pido a Dios que nunca los necesiten no solo en esta pandemia sino cuando esto pase en la vida cotidiana. FUERZA A LOS QUE ESTAN EN LA PRIMERA LINEA todavía hay muchos que los respetamos y los admiramos.
ROMINA dice
https://www.youtube.com/watch?v=6m3LtvjBBOQ
Esta canción es mi abrazo de GRATITUD Y FORTALEZA a todos los profesionales de salud, voluntarios, personal de seguridad, bomberos, farmacéuticos, personas que trabajan para acercar los alimentos y a tod@s y a cada un@ que ponen su granito de arena de las maneras más sencillas y creativas que nacen del corazón bondadoso para ayudar-nos
LETRA DE LA CANCIÓN
Y cuando sales a tu trabajo,
sea de día, sea de noche,
ESTAMOS CON VOS.
Hay muchas manos,
son muchas voces,
a cada hora, en cada instante,
UNIDAS CON VOS.
Siente el abrazo a tu corazón,
recibe la fuerza, el poder del Amor.
No estás solo, ESTAMOS CON VOS,
y desde casa, REMAMOS JUNTOS.
No estás solo, ESTAMOS CON VOS,
y en esta barca, REMAMOS JUNTOS.
Y cuando regreses a casa,
deja que sequemos tus lágrimas,
CON EL CORAZÓN.
Somos familia, somos hermanos,
de arco iris nos pintaremos,
EN TODO EL MUNDO.
Siente el abrazo a tu corazón,
recibe la fuerza, el poder del Amor.
No estás solo, ESTAMOS CON VOS,
y desde casa, REMAMOS JUNTOS.
No estás solo, ESTAMOS CON VOS,
y en esta barca, REMAMOS JUNTOS.
Sheyla dice
Gracias Doctores, enfermeros, a los de mantenimiento también a todos los que están ejerciendo sus trabajos en hospitales , con toda esta plaga que a llegado a nivel mundial. Muchas gracias por todo sus trabajos. Dios los cuide y los proteja de todo, ustedes están en riesgo también pero aún así están haciendo todo lo posible por salvar vidas
Ernesto Sandoval Saqui dice
Esta situación no es normal a veces llego a pensar que pudiera haber fuertes intentes políticos y económicos para tener el control del sector salud a nivel mundial
Mirage dice
Yo pienso que se debe investigar a la gente que está amenazando al personal de salud y darles multa y cárcel por daños psicológicos, estas personas estan por trabajo y vocación en primera línea salvando gente malagradecida y a veces gente improductiva, no hay duda que las enfermedades revelan lo peor del «ser humano»
Jennifer Delgado dice
Lo están haciendo, al menos en España. Y sin duda se trata de delitos que serán castigados. Por desgracia, el daño psicológico a esos sanitarios y personal esencial ya está hecho y no se puede revertir. Solo podemos intentar que no se extienda.
Yosemith Urdaneta dice
Soy personal de Salud y al menos en mi país Venezuela los medicos aún no hemos sido discriminados por la población al contario, siempre he sentido la admiración y el respeto de los pacientes, algunos se han convertido en buenos amigos, pero definitivamente donde eso pase no han entendido nada de lo que nos ha querido enseñar Dios con esta situación. Unidos saldremos adelante solos nunca. Dra
YOSEMITH URDANETA. MÉDICO ANESTESIOLOGO ALGOLOGO
Ivettiux dice
Buenas noches,
Excelente artículo. Asiento con cada comentario. Qué falta de humanidad, empatia, e ignorancia en grado superlativo de todo aquel que ataca al que ayuda; ahora sí cual animales heridos de muerte, el instinto sin pensar, sólo el dolor y el miedo!! Además, como si no hubiese mil riesgos de morir de cualquier cosa y médicos y enfermeras siempre expuestos, pero ayudando!!. Cómo sería la escena al revés?… Esos vecinos rayadores de autos, enfermos de cualquier otra cosa y entonces sí rogando ayuda? Cómo se verían los médicos diciendo: sólo atiendo enfermedades que no se me contagien…. ahí sí no, verdad?. A pedir por ambos! Qué médicos y enfermeras sigan sanos, ayudando y a salvo. Qué los otros, raya coches recapaciten, se transformen, no repliquen ni contagien su falta de humanidad…. Y de plano Dios nos libre de que se reproduzcan!
Carlos O Pérez Cortés dice
Jennifer te felicito por tan impresionante relato sobre las reacciones disfuncionales o podría decir carentes de empatía hacia los profesionales de la salud , hoy somos heroes y mañana verdugos por la muerte de millares. No hay retribución metálica que pueda pagar lo que hacemos con nuestros pacientes y como se ha dicho anteriormente por vocación ya que al ayudar a este paciente podría llevar el virus a mi esposa, hijos y demás personas. Pero no pensamos en eso cuando estamos frente a nuestro paciente ya que me convierto en las manos , los ojos y los oídos de Dios para tocar una vida en sufrimiento y desolación. Podriamos sublimizar al Coronavirus como lo han hecho algunos por las redes , yo personalmente prefiero pensar en que es un momento de profunda reflexión para nosotros los mortales y abandonar características de nuestra personalidad como ciudadanos del planeta: cultivemos la humildad abandonemos el egoismo y triunfemos al ser considerados con nuestros semejantes. Dr.Carlos O Pérez Cortés, Psiquiatra.
Laura Mayorga dice
En Mexico la gente ataca “directo” les tiran café, cloro, refresco, o los golpean. Directo y cobardemente. Estoy de acuerdo en la incapacidad de razonar pero específicamente en Mexico no hay un mensaje directo de la autoridad que vaya disciplinando a la gente.
Mary dice
En Argentina no sólo con insultos. A una doctora le prendieron fuego la camioneta familiar. A un enfermero lo amenazaron con pegarle hasta matarlo. No se entiende como la gente puede actuar así. Es de terror. Será que no aprenderemos nada con esto?
María del Pilar García dice
En Argentina los funcionsrios anunciaron u ofrecieron alojar en hoteles al personal que atendiera enfermos de Coronavirus y mintieron . Siguen viviendo en sus propios domicilios y los hoteles , cerrados .
Maru dice
Ese tipo de comportamientos nos hace darnos cuenta de cuanta maldad hay en la mundo en que vivimos. Es vergonzoso que se den conductas de este tipo. La mayor parte de los médicos que están trabajando en la erradicación de esta pandemia también tienen miedo al contagio pero son valientes por amor a los demás; porque hay que hacer lo que corresponde. Apoyemos a todos los que están trabajando en la erradicación de esta terrible pandemia
Beatriz Hernández dice
yo felicito a todos los doctores, enfermeras, personal que trabaja en hospitales, bomberos y todo aquel que hace lo posible por salvar vidas aunque la gente carece de razonamiento al agredirlos, lo unico que puedo agregar es darles las gracias x hacer su trabajo a pesar de la adversidad a la que se enfrentan. muchas bendiciones y que Dios los proteja en todo momento.
Gladys Martínez dice
Que tristeza.
De antemano me disculpo.
Pero somos unos verdaderos mierdas.
Eso es lo que siento leyendo este artículo.
Y nos merecemos lo que nos pasa, aunque paguen justos por pecadores.
Y aún así cantamos que está pandemia nos va a transformar.
Noooo seremos peores personas. Es la verdad.
Cada vez más egoístas e individualistas.
Ofrezco disculpas a todos los que ofendí con mis palabras, pero estoy muy enojada.
En México está sucediendo lo mismo.
Un saludo para todos
J. Jesús Rivera dice
Nada justifica las agresiones a los trabajadores de la salud, es muy cierto. Hasta ahora ha habido en México varias agresiones y no todas con denuncias, por lo que también son necesarias las denuncias. Mucho hemos escuchado las condenas y el repudio a estas agresiones y poco las posibles explicaciones a las conductas de los agresores. No dudo que sean varias las personas pagadas para boicotear el trabajo que ahora está haciendo el personal médico, pero creo que no debemos pasar por alto que existe en nuestro país un rencor guardado durante décadas y hasta ahora mismo por el mal trato y la pésima atención que muchos de los servidores públicos de la salud (para ejemplo está el IMSS) han dado al pueblo y con mayor frecuencia a la gente más pobre. Nadie olvida esta frase: «Te tratan como si fueras a pedirles limosna». Ese mal trato y pésima atención no solo es de las mecanógrafas vestidas de enfermeras que tienen a la gente esperando horas para finalmente negarles la atención médica. También hay enfermeras, afanadoras, y aún médicos que se caracterizan por su despotismo y la mala atención a los derechohabientes, escudándose en procedimientos burocráticos. Ese rencor guardado por años puede también desatar una ira momentánea que lleve a una persona resentida por esas situaciones a hacer un ataque que hoy solo resulte condenable pero no explicable. El presidente ha dicho que combatirá la corrupción como se barren las escaleras, de arriba hacia abajo. Ojalá le de tiempo y en la realidad lo haga llegando no solo arriba sino también abajo en las áreas de salud, pues no es un secreto que en muchos de los niveles de las instituciónes públicas de la salud están presentes las personas que se han dedicado a vender las plazas de trabajo y quienes las han comprado y están para recuperar «su inversión» y seguir sacando lo que puedan en dinero, pero muy poco o casi nada para dar un servicio al pueblo y solo tienen la máscara de servidores púlicos. Menuda tarea tiene el presidente para cumplir su promesa y hacer que el combate a la corrupción en las instituciones de salud sea algo palpable y a la vista del pueblo que tanto necesita de la salud. Seguramente Usted que es sicóloga y se dedica a la investigación, podrá interesarse no solamente por la condena y el repudio sino también por la explicación de las causas y razones de estas agresiones al personal de salud en MÉxico. Salud.