
Tanto si te estás planteando acudir al psicólogo como si has comenzado un tratamiento, es probable que te preguntes cuántas sesiones de Psicología son necesarias. ¿Cuánto tiempo tendrás que ir a terapia para sentirte mejor?
Hay personas a las que les preocupa que la terapia se extienda demasiado. Y a otras les preocupa que termine demasiado pronto. Algunas se quejan porque el tratamiento parece no tener fin. Otras se lamentan porque el psicólogo quiere poner punto final.
Tanto en un caso como en el otro existe un problema.
La terapia psicológica es un tratamiento y, como tal, tiene una duración limitada en tiempo y espacio. La psicoterapia interminable suele ser más un camino hacia el inmovilismo y la dependencia que hacia la sanación y la autonomía. Sin embargo, cerrar demasiado pronto también puede hacer que la persona pierda todo lo ganado a lo largo del camino y aumenta las probabilidades de recaídas.
¿Cuántas sesiones de Psicología son necesarias y de qué depende?
Por experiencia propia, muchas personas no necesitan más de 10 sesiones de Psicología para resolver el problema que las llevó a consulta. Lo confirma un estudio realizado en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Pensilvania, según el cual, el 42% de las personas que recibe psicoterapia solo necesita entre 3 y 10 sesiones.
Otra investigación llevada a cabo en la Universidad Wisconsin-Madison indicó que la mayoría de los pacientes suelen mostrar una mejoría notable entre la séptima y la décima sesión. No obstante, 1 de cada 9 personas tienen que someterse a más de 20 sesiones de Psicología para resolver sus dificultades.
La duración de la psicoterapia depende de numerosos factores y varía ampliamente según los objetivos de cada tratamiento, el enfoque terapéutico empleado y, por supuesto, los problemas y características o necesidades individuales.
Los 5 factores principales que determinan cuánto dura una terapia psicológica son:
1. Motivo de consulta
La complejidad y el tipo de problema que te lleva a la consulta psicológica es determinante para estimar el número de sesiones del proceso terapéutico. No es lo mismo recibir ayuda por una pérdida reciente que por un duelo no elaborado ya que este último representa un problema más enquistado. Tampoco demanda la misma atención una ansiedad en ciernes que una ansiedad generalizada con años de evolución.
Una persona que busque apoyo psicológico para una afección permanente, como el trastorno bipolar, podría necesitar una terapia más larga, aunque las sesiones se reduzcan a controles semanales o mensuales para prevenir recaídas. En cambio, alguien que necesite ayuda para afrontar situaciones vitales puntuales, como un divorcio, resolverá con un tratamiento más corto. Como regla general, cuanto más complejo y enraizado se encuentre el problema, más sesiones serán necesarias para abordarlo.
2. Tipo de terapia
Cada enfoque terapéutico tiene sus propios métodos y técnicas, así como diferentes formas de abordar los problemas psicológicos. El psicoanálisis y las terapias psicodinámicas suelen tener una duración más abierta y larga ya que abordan facetas del “yo” más amplias y profundizan en los procesos inconscientes. En cambio, la Terapia Cognitivo Conductual tiene una estructura más rígida con objetivos establecidos de mutuo acuerdo y una duración promedio más corta.
Enfoques psicológicos más recientes, como la Terapia Breve Estratégica o la Terapia Centrada en Soluciones buscan caminos más rápidos y prácticos, por lo que suelen demandar menos sesiones, pero no son adecuados para todo tipo de problemas.
3. Experiencia profesional del psicólogo
La experiencia terapéutica del psicólogo, tanto en la práctica general, como con el problema específico que te aqueja, también influirá en la duración del proceso terapéutico. Si el profesional ya conoce los métodos y técnicas que suelen funcionar, podrá abordar el problema de manera más eficaz y lograr resultados más rápidos.
De la misma forma, un buen psicólogo también podrá darse cuenta rápidamente de que el proceso no está fluyendo como debería, por lo que buscará las causas e intentará solucionar los bloqueos. Y si no lo logra, es probable que tenga la humildad suficiente como para derivarte a otro profesional que pueda ofrecerte una atención mejor y un tratamiento más eficaz.
4. Adherencia terapéutica
El tiempo que dura la terapia psicológica no depende únicamente de la habilidad o formación del psicoterapeuta, también influye el nivel del compromiso que asumas. La adherencia terapéutica es un término que se utiliza para designar el grado en el que un paciente sigue las recomendaciones del personal médico.
Lo habitual es que en cada sesión el psicólogo te brinde algunas “tareas” o te plantee algunos desafíos para que puedas ir desarrollando las habilidades de afrontamiento necesarias. Seguir al pie de la letra sus indicaciones, acudir a las citas y comprometerse con el cambio es fundamental para poder avanzar en la terapia y acortar el número de sesiones totales.
5. Afinidad con el proceso psicológico
La conexión y la confianza entre psicólogo-paciente también es clave en el éxito del proceso terapéutico. Cuando te sientes cómodo y sabes que no serás juzgado, puedes sentirte más libre para expresar tus preocupaciones, miedos y angustias, lo cual acelerará la terapia permitiendo llegar al fondo del verdadero problema.
Sin embargo, la confianza no se genera instantáneamente, sino que a menudo se construye a lo largo del tiempo. No es raro que una persona revele un problema al comienzo de la terapia y luego, a medida que se siente más cómoda y confiada, saque a colación otras dificultades más complejas y enquistadas, lo que genera la necesidad de reestructurar el proceso terapéutico, establecer nuevas metas y alargar el número de sesiones.
¡Cuidado con la dependencia del psicólogo!
Determinar el éxito de la terapia para saber cuándo poner punto final no siempre es fácil, sobre todo porque a menudo los tratamientos psicológicos suelen implicar un proceso de conocimiento y autodescubrimiento.
Hay quienes ven la psicoterapia como un medio de autoexploración, algo totalmente válido pero, dado que ese proceso de introspección debería durar toda la vida, también se corre el riesgo de convertir al psicólogo en un “amigo” al cual recurrir para contarle todos y cada uno de los problemas y hacer catarsis emocional.
Por supuesto, todos podemos beneficiarnos de profundizar en nuestro interior, reflexionar sobre nuestros valores y recibir apoyo psicológico. Pero la terapia no es un espacio donde acudir para hablar sobre los problemas del día a día. Por muy tentadora que resulte esa idea, el psicólogo no debe suplir el papel de nuestra red de apoyo social pues corremos el riesgo de desarrollar una dependencia.
Por tanto, es importante definir el problema sobre el que se desea trabajar en la psicoterapia, las habilidades que se deben desarrollar y los objetivos a alcanzar. Por experiencia, el problema con el que acuden las personas a la consulta casi nunca es el verdadero “problema”, el cual emerge después de varias sesiones.
No obstante, es fundamental establecer objetivos específicos que se puedan constatar en los cambios de comportamiento y una mayor sensación de mayor bienestar. Cuando no hay metas claras y problemas concretos, la terapia psicológica puede eternizarse y el psicoterapeuta pasa a ocupar el lugar del sistema de apoyo natural de la persona.
Ten presente que la psicoterapia es un espacio para buscar soluciones a los problemas y recibir una orientación. Si las sesiones comienzan a parecerse más a charlas amistosas o sientes que cada vez tienes menos de qué hablar o no avanzas, quizá sea el momento de revisar los objetivos con el terapeuta.
La planificación y duración del tratamiento es un proceso dinámico que debe decidirse de mutuo acuerdo entre el terapeuta y el paciente. Sin embargo, no se puede perder de vista que hay que llegar a un destino final, entendido como una mayor autosuficiencia y autonomía de la persona para afrontar los retos de su vida. Hay quienes llegarán antes y hay quienes tardarán un poco más.
Referencias Bibliográficas
Hyun-nie, A. & Wampold, B. E. (2001) Where oh where are the specific ingredients? A meta-analysis of component studies in counseling and psychotherapy. Journal of Counseling Psychology; 48(3): 251-257.
Crits-Christoph, P. (1992) The efficacy of brief dynamic psychotherapy: A meta-analysis. The American Journal of Psychiatry; 149(2): 151-158.
Deja una respuesta